(Quinto y último reportaje de serie especial que da una mirada a los talentos que se forman en las escuelas de bellas artes y escuelas libres de música, en medio de los retos que enfrentan, en su mayoría por limitaciones de fondos para equipos y mantenimiento de los planteles).

Carla Figueroa Ortiz tiene 17 años y ya es un talento contratado por la compañía Ballets de San Juan. Fue en esa misma organización que comenzó a pulir su talento para el baile cuando apenas tenía cinco años de edad.

Ser parte de esa comunidad artística es producto de la educación especializada que recibió en la escuela Julián E. Blanco en San Juan, de donde se graduó el pasado semestre para iniciar ahora estudios universitarios en el área de ciencias naturales. Esta bailarina de vocación era una de los 76 estudiantes que el pasado año escolar asistió a la única escuela especializada en ballet, una matrícula que, según proyectó la directora María de Lourdes Márquez Rodríguez debería aumentar a 94 para este nuevo semestre, aunque la meta real sería alcanzar los 120, que es el cupo máximo de estudiantes.

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“Gracias a la Julián es que puedo ser una profesional con 17 años. Ahora mismo soy una bailarina profesional con contrato y lo he logrado gracias a mi formación en la Julián, a que estuve bailando todos los días por ocho años, al entrenamiento por parte de mis maestros y en el área personal, que también es muy importante para llegar a lo profesional”, destacó la joven, cuya pasión por el baile nació de ver una serie animada llamada “Angelina ballerina”, protagonizada por una ratoncita. “Tengo que destacar que estudiar en la Julián es salir con una segunda familia”, subrayó.

Para esta joven, no bastó tener el talento para lograr convertirse en una profesional del ballet clásico. Obtuvo durante su vida escolar una complicidad con sus maestros y compañeros de clase, que hizo la diferencia en su desarrollo, tanto académico como artístico.

 Considera que se debe revisar el currículo escolar de modo que sea dirigido a una educación especializada, no tradicional.
Considera que se debe revisar el currículo escolar de modo que sea dirigido a una educación especializada, no tradicional. (VANESSA SERRA DIAZ)

“La conexión entre artistas y estudiante a estudiante es realmente irremplazable”, dijo. “Es un grupo de personas que entran con un mismo sueño, con una misma pasión, que a la larga se van creando otras ramas, pero siempre entramos con la misma pasión, y esa conexión también entre maestro y estudiante es bien única, porque a diferencia de otros currículos escolares, de una escuela tradicional, aquí el enfoque tiene que ser formar personas empáticas, responsables, organizadas, porque estas cualidades no solo forman mejores profesionales, no solo forman un mejor bailarín, son cualidades que forjan buenos seres humanos, y necesitamos buenos seres humanos para poder transmitir en el arte”, puntualizó.

Está convencida de que el desarrollo integral del cual goza no lo hubiera alcanzado en una escuela regular. “No puedes medir mi capacidad con un examen, me tienes que medir con mis capacidades de artista y un artista necesita emociones para poder ejecutar su arte, así que no nos concentramos aquí en que me memorizo un mapa, en qué es sumar o restar, es cómo tú puedes canalizar tus emociones, cómo tú puedes ser un mejor ser humano para poder ejecutar tu arte”.

La escuela Julián E. Blanco fue una de varias que al inicio de este año figuró en una investigación del Centro de Periodismo Investigativo (CPI) bajo el título “Educación planifica nueva ola de cierre de escuelas”, como una que sería cerrada. Esto fue negado más adelante por el secretario de Educación, Eliezer Ramos Parés, al decir que “no hay un plan de cierre o consolidación de escuelas”. No obstante, la comunidad escolar no estuvo ajena a esa información.

El profesor y bailarín Andy Machin dirigió a Carla Figueroa Ortiz en gran parte de su desarrollo en el baile en esta escuela.
El profesor y bailarín Andy Machin dirigió a Carla Figueroa Ortiz en gran parte de su desarrollo en el baile en esta escuela. (VANESSA SERRA DIAZ)

“Las escuelas especializadas, especialmente en arte, no se valoran. No les ven los beneficios. El Departamento de Educación, el Gobierno no está viendo los beneficios a largo plazo que trae una escuela especializada en lo que sea”, señaló la ahora estudiante de nuevo ingreso en el Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico. “Escuelas con tanto potencial que han demostrado que están creando estudiantes, que están creando profesionales, no hay razón por la que considerar cerrar una escuela con tanto valor cultural, simplemente eso nos deja saber que no nos están valorando a nosotros como artistas, al trabajo de nuestros maestros como profesionales”, reiteró.

Tras ocho años acudiendo a diario a la Julián E. Blanco, la bailarina conoce a cabalidad las necesidades de la escuela en el plano académico y de planta física. Considera que necesita de una revisión en el currículo, “verla como una escuela especializada” y no de educación tradicional, además de una restauración de los salones, especialmente los de baile.

“Un piso no adecuado para un bailarín es perjudicial para él”, apuntó. “Hay pisos con huecos en el medio de los salones, así que no puedes terminar tu coreografía, porque hay un hueco en el medio”.

Mi meta a largo plazo es ser una doctora especializada en medicina deportiva, así que al final del día lo que quisiera es tener una clínica especializada en medicina deportiva, y poder ayudar personas que tengan lastimaduras, como he tenido en toda mi vida”

-Carla Figueroa Ortiz, egresada de la escuela Julián E. Blanco

La restauración de los salones de baile, aumentar la matrícula y diversificar los ofrecimientos son las prioridades de la directora, no obstante, para los trabajos de planta física depende de que el Departamento de Educación asigne unos fondos para concretarlos. Esta comunidad escolar supera el nivel de pobreza, según el estudio socioeconómico que realiza Educación, por lo que -fuera de gastos de nómina y servicios básicos- muchos otros deben cubrirlos de forma autosuficiente.

La directora María de Lourdes Márquez proyecta alcanzar el máximo de 120 estudiantes, pero hay unas deficiencias en la planta física que impactan el atractivo de la escuela.
La directora María de Lourdes Márquez proyecta alcanzar el máximo de 120 estudiantes, pero hay unas deficiencias en la planta física que impactan el atractivo de la escuela. (VANESSA SERRA DIAZ)

“Este año el Departamento de Educación le ofreció a la escuela trabajar -que todavía estamos en pañales con esto- unos fondos extra para poder trabajar con esa infraestructura y otras necesidades, pero no entiendo si va a ser este próximo año o si va a ser recurrente, porque los próximos años van a continuar problemas de este tipo y, si no tenemos una asignación de fondos que nos pueda ayudar, vamos a carecer de esa área”, expuso Márquez Rodríguez, quien tomó la dirección en el segundo trimestre del año. “Si un padre va a venir aquí a ver dónde va a estudiar ballet su hijo y ve quizás un piso que no es el adecuado, es un poquito difícil. Claro, se está trabajando con eso, pero incide en la matrícula”, lamentó.

Educación busca “flexibilizar” el proceso de ingreso

Además de factores como la migración, baja natalidad y el desbalance entre los estudiantes que salen del sistema público de enseñanza versus los que entran, el secretario de Educación, Eliezer Ramos Parés, señaló que la baja matrícula en esta escuela especializada responde a unos “problemas internos” relacionados a los criterios de selección para ingresar.

“El nivel exigencia para con los estudiantes está siendo sumamente alto y están dejando la gran cantidad de estudiantes que le interesa entrar a la escuela, fuera de la escuela, y esa es una realidad y sé que hay que buscar aquellos estudiantes que mejor audición hagan, pero igualmente darle oportunidad. Las destrezas se desarrollan a través del mismo proceso de enseñanza y la práctica, así que estamos tratando de alentar a los maestros de la escuela a ser un poco más flexibles”, indicó el funcionario.

Sobre la necesidad de atender los daños de planta física, como la urgencia en los pisos de los salones de clases especializadas, afirmó que hay unos “fondos que trascienden año fiscal”, que serían asignados “para poder darle estabilidad al sistema”.