Su convencimiento para ver en el humor la mejor medicina, y su determinación para aferrarse a la alegría más allá de toda circunstancia, fueron varias de las cualidades que familiares y otros allegados resaltaron del comediante puertorriqueño Luis Antonio Rivera, conocido como Yoyo Boing, durante sus exequias.

El encuentro para el último adiós y para realzar la huella que dejó con más de siete décadas de trayectoria en el ámbito artístico, se dio hoy en la Funeraria Buxeda, en San Juan. Marilú y Diana, dos de sus hijas, compartieron con los medios varias memorias alegres y algunos de sus consejos.

“Él va a seguir vivo en los corazones”, dijo con firmeza Marilú sobre el legado del comediante, mientras agradecía el amor que el público le profesó por tantos años. Entre anécdotas, confesó que su papá asumía una conducta más formal en la crianza. “Era más serio y mami siempre le decía ‘la gente se cree que tú estás riéndote, pero tú eres serio’”, dijo, y compartió los valores que constantemente les inculcó, que incluyó la importancia de mantener la unión en familia. “La disciplina, el respeto hacia el público y hacia todos, y siempre tratar de ayudar a los demás”. Además, reveló cuánto admiraba el talento del actor para su desempeño en los escenarios. “Él tenía, gracias a Dios, una mente clarita. Él miraba un libreto y en nada se lo aprendía. Yo le admiraba esas cosas y decía ‘¿como lo hace?’”.

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Su hija Diana también resaltó cuán en serio se tomaba su rol como figura paternal. “Había una división de él como actor y como padre. Una vez entraba por esa puerta, papi era callado, porque papi era bien callado en la casa, supercallado. No era de hacer chistes. No fue hasta que nos convertimos en adultos, que ahí como que la relación era como más abierta”. A su vez, afirmó cómo el actor era enfático en “que de los compañeros de trabajo no hablaba en la casa, nunca, nunca, que nadie le hiciera preguntas de sus compañeros de trabajo porque a sus compañeros de trabajo se les respetaba”.

Los restos del actor y comediante Luis Antonio Rivera, conocido como Yoyo Boing, fueron expuestos en la funeraria Buxeda, en San Juan

Los restos del locutor, quien falleció el 30 de noviembre a sus 93 años, reposaban en un ataúd cerrado. Una bandera de Puerto Rico cubría el féretro, que también lucía arreglos de flores en su honor. A un lado, una pintura enmarcada de su rostro, en un atril, destacaba su semblante sonriente. En la esquina contraria, un monitor lucía en imágenes numerosos momentos que vivió el comediante junto a seres queridos.

Diversas personalidades del entretenimiento asomaban para expresar su admiración al artista, quien entre sus logros se incluye ser uno de los pioneros de la televisión puertorriqueña. El cantante y actor Chucho Avellanet manifestó cuánto extrañará al artista, a quien primero conoció como admirador y, luego, como colega y amigo. “Siempre me estaba haciendo bromas”, comentó sonriente sobre una de las conductas habituales del también locutor, quien nació en Humacao el 9 de abril de 1930, y se crió en San Juan. “Fue una figura grande aquí porque estuvo muchos años trabajando, un gran comediante. Se mantenía en contacto con los amigos”, expuso con admiración. “Tenía un carisma. Él siempre estaba con un chiste”.

El intérprete Gilberto Santa Rosa confesó admirar la pasión que demostraba en su trabajo. “Ojalá que podamos nosotros llegar a esa edad con ese amor por lo que se hace, y esa energía”, dijo el “Caballero de la Salsa”. “Uno de los últimos héroes de la época dorada de la televisión en Puerto Rico y en el teatro”, prosiguió al describirlo. “Empezábamos a hablar de música y compositores, y eso lo recuerdo con mucho cariño también, y su voz potente hasta el final”.

La presentadora y actriz Alexandra Malagón agradeció que Yoyo Boing la convenciera de intentar dar pasos en la comedia. “Siempre lo voy a recordar con mucho cariño”, manifestó. “Él me dio la oportunidad de comenzar a hacer comedia. Él y su esposa eran productores de un programa llamado la Plaza del humor, y yo era del elenco”, recordó con nostalgia. “Atesoro esa oportunidad porque cuando él me llamó yo le dije ‘Yoyo, ¿para hacer comedia?’, ‘Sí, yo te he estado viendo y tienes la capacidad de hacerlo’, y comencé a desarrollar esa faceta gracias a su confianza en mí”.

Marilyn Pupo, Herbert Cruz, Braulio Castillo y Orvil Miller fueron algunos de los que llevaron a cabo una guardia de honor.

De la política, José Luis Dalmau Santiago, presidente del Senado, y Ramón Luis Rivera, padre, exalcalde de Bayamón, estuvieron presentes para un último adiós al comediante.

El público podrá expresarle sus respetos en la funeraria hasta hoy a las 10:00 de la noche. Mañana en la mañana se oficiará una misa en su memoria, y luego será cremado.

Yoyo Boing fue operado de una afección cardiaca en febrero de 2017. En el 2020 sufrió un derrame isquémico que provocó una parálisis parcial en el lazo izquierdo de su cuerpo. Sin embargo, los quebrantos de salud no limitaron su compromiso por participar de diversos proyectos que incluyeron su labor como locutor del espacio radial Compañeros del tapón, que se transmitía por WIPR 940 AM, y su desempeño en la comedia teatral La verdadera historia de Cuca Gómez en verano de este año, donde recibió una ovación de pie.

El gobernador de Puerto Rico, Pedro R. Pierluisi, decretó tres días de duelo por el fallecimiento del actor, por lo que las banderas de todas las dependencias gubernamentales deberán permanecer a media asta desde hoy hasta el viernes, 8 de diciembre.

Al artista le sobreviven sus hijos Inés, Manuel, Diana, Marilú, Lucy, José “Pepe” Luis y Melisa.