El impacto de las millonarias partidas de estímulo económico concedidas por el gobierno federal a la ciudadanía y lo que se percibe como el comienzo de la normalización de la economía a más de un año de la pandemia del COVID-19 ha comenzado a reflejarse en las tiendas y a sufrirlo el bolsillo del consumidor, al registrarse un aumento en precios que a muchos ha dejado sorprendido.

Cada día sube más la gasolina, la madera y los materiales de construcción están carísimos, sin contar con los ya anunciados incrementos en el precio de las carnes, la leche y otros productos de la canasta básica del puertorriqueño. A todo este panorama se le conoce como inflación y la culpa no es de Puerto Rico, explicaron tres economistas a Primera Hora.

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Según detalló el economista Joaquín Villamil, de Estudios Técnicos, “la inflación es un aumento continuo y acelerado en los precios. ¿Por qué lo continuo y acelerado? Por alguna situación, los precios de algo suben y después bajan. Pero, para que haya inflación tiene que haber un periodo de aumento de precios continuo. Esto está ocurriendo desde mediados del año pasado”.

No es en Puerto Rico que aumentan estos precios. Es en los Estados Unidos, pues “la inflación de Puerto Rico es importada, porque la importamos todo”, diagnosticó el economista.

Para Villamil, la inflación en general en Estados Unidos aumentó en un 2%. Sin embargo, el economista Heriberto Martínez estipuló que está entre un 4% a un 4.5%. En lo que ambos coincidieron es que no ha llegado al peor nivel en la historia, que fue de 5.1% entre el 2005 al 2008. Aunque no se tome en cuenta este número generalizado de la inflación, sepa que el efecto es un impacto en el bolsillo del consumidor.

Para empezar, el valor del dólar se ha achicado significativamente para los boricuas.

El Índice de Poder Adquisitivo del Dólar del Consumidor bajó de febrero a marzo en un centavo. Para que tenga una idea clara, cuando usted piensa que tiene un dólar, en realidad cuenta con solo 83 centavos, de acuerdo al último informe del Departamento del Trabajo y Recursos Humanos.

“El salario mínimo es $7.25. Hace 11 años, con ese salario comprabas $7.25 de materiales y productos. Esos $7.25 son ahora alrededor de $5.65 en capacidad adquisitiva real. Es porque la inflación afecta el valor del dólar”, detalló Villamil.

Así que, para arrancar, el consumidor lleva en su bolsillo mucho menos dinero que el que cree tener disponible. Cuando llega al supermercado o su tienda predilecta, encuentra que el Índice que Precios al Consumidor (IPC) ha aumentado.

En marzo de 2021 el IPC registró la cifra de 120.274. Esto representa un aumento de 0.4% al comparar con febrero de 2021”, dice el informe.

Villamil desglosó varios de los artículos o servicios con mayor incremento en precio. Resultó que la compra de gas para el hogar representa el mayor impacto al bolsillo, con un 10.1% de aumento. Le sigue en un empate el precio de la gasolina, así como el de servicio del correo, servicios de entrega e informativos con un 7.5%.

También se destaca una subida en el costo de la ropa con 2.3%, de las piezas y equipos para vehículos de motor con 2.2%, de transportación en 1.9%, así como el de alimentos y bebidas con 1.1%.

Villamil hizo la salvedad que no se toma en cuenta en el IPC el precio de los materiales de construcción, cuyo aumento es considerable.

Tras ofrecer los datos, explicó que es este aumento del precio de materiales de construcción, así como en el costo de energía y alimentos lo que más pudiese impactar a la economía y a la sociedad en la Isla.

Por su parte, el economista Martínez señaló que los aumentos en consumo ocasionados por bajas tasa de interés o por dinero inyectado por el gobierno federal, como ocurre en la actualidad, tiende a generar una “presión inflacionaria”. Es que su efecto es que la gente consuma más.

Un aumento en las tasas de interés que conceden los bancos o un aumento en los impuestos puede llevar a generar un “enfriamiento de la economía”. Sin embargo, trae consigo otras consecuencias negativas, como un aumento en el desempleo.

“Lo que está ocurriendo es que hay unos paquetes de estímulo económico de parte del gobierno federal para reactivar la economía por vías de consumo. Es obvio que eso va a traer inflación. Pero, eso es una decisión de política pública (del gobierno de los Estados Unidos para lidiar con la pandemia) y de la sociedad. Es si estamos dispuestos a tener más dinero en bolsillo con precios más alto... Lo otro no era hacer nada. Si no se hacía nada, el consumo se va a detener, los pequeños negocios a cerrar y se dispara el desempleo”, expuso Martínez.

Para el economista, siempre hay inconformidad en los mercados individuales, sobre todo para el consumidor. Pero, al final de cuentas, le tocaría nuevamente al gobierno de Estados Unidos establecer la estrategia principal para reducir la inflación.

“Estados Unidos ha sido exitoso mantener la inflación por debajo de 4%. No es una cosa terrible lo que tenemos. Pero, levanta bandera de que algo se tiene que hacer y tenemos que mirar esa variable”, comentó Martínez.

De manera inmediato, Villamil cree que el consumidor sí está haciendo ajustes personales en su bolsillo. A modo de ejemplo, mencionó que la jamonilla, como sustituto de la carne fresca, ha vuelto a coger auge.

“El puertorriqueño ha reaccionado a la pandemia y a la crisis económica de diferentes maneras, sustituyendo vegetales frescos, por vegetales congelados o vegetales de lata; la jamonilla, que es un producto que no se vendía mucho hace tiempo, ha vuelto a los mercados. El puertorriqueño ha reajustado su canasta de consumo y eso es una defensa... La gente está viendo precio y comparando entre un sitio y otro, y están siendo mucho más cuidadoso en término de las compras”, expresó.

En términos del gobierno local, es poco lo que se puede hacer para ayudar al consumidor en este periodo de inflación.

Emilio Pantojas, quien es sociólogo experto en desarrollo económico, explicó que para una colonia como Puerto Rico no es posible buscar mercados alternos en el mundo para comprar los productos a importar.

“Lo que pasa es que la medida en que Puerto Rico es un mercado cautivo de los Estados Unidos, lo que pasa en Estados Unidos nos impacta a nosotros con mayor fuerza... Cuando Estados Unidos tiene catarro a nosotros nos da pulmonía”, describió.

Añadió que “lo que pasa es que, en la medida en que seamos una colonia de los Estados Unidos y estemos dentro del sistema aduanero de los Estados Unidos, se nos hace imposible buscar fuentes alternas, por un lado, y a los productores locales se les hace difícil competir con muchos productos importados, salvo productos agrícolas o comestibles. Habría que alterar la relación colonial para tener fuentes alternas de importación a precios más barato y estimular la producción local”.

Pero, ¿cuánto va a durar esta inflación?

El economista Villamil indicó que no se cree que esta inflación vaya para largo.

“Eso va a depender de lo que ocurra en Estados Unidos y en Estados Unidos algunos analistas tienen muy claro de que el aumento en precios puede ser meramente el regreso a la normalidad económica y la satisfacción de demandas insatisfechas que se acumularon durante la pandemia”, manifestó.