WOLF POINT, Montana. En las extensas llanuras de la reserva Fort Peck, Robert Magnan se asomó por la ventanilla de su camioneta, apoyó un rifle contra el marco de la puerta y, de repente, “¡bam!”: un bisonte americano cayó muerto en el acto.

Magnan y un compañero abatieron a dos bisontes más —también llamados “búfalos” en Estados Unidos y Canadá— y los destazaron rápidamente para luego transportarlos para ser procesados como carne molida y cortes de carne que se distribuirán entre los miembros de las tribus assiniboine y sioux de Fort Peck, en el norte de Montana.

Mientras los legisladores en Washington, D.C. avanzan lentamente hacia dar solución al cierre del gobierno más largo en la historia —que interrumpió la ayuda alimentaria para decenas de millones de personas—, los líderes tribales de las reservas rurales de las Grandes Llanuras han sacrificado animales de sus preciadas manadas de bisontes para ayudar a paliar la escasez.

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Alrededor de un tercio de los miembros tribales de Fort Peck que viven en la reserva dependen de los cheques mensuales de asistencia social, dijo Floyd Azure, su presidente. Eso representa casi el triple de la tasa para Estados Unidos en su conjunto. Sólo recibieron un pago parcial en noviembre después de que el gobierno del presidente Donald Trump suspendiera los fondos del Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP) durante el cierre del gobierno.

Los funcionarios de Fort Peck refieren que ya preveían esta situación hace años, cuando reforzaban su rebaño con animales del Parque Nacional de Yellowstone, a pesar de las objeciones de ganaderos preocupados por las enfermedades animales.

“Lo planteábamos al consejo tribal: ¿Qué pasaría si el gobierno quebrara? ¿Cómo alimentaríamos a la gente?”, dijo Magnan, el veterano administrador de los rebaños de bisontes de Fort Peck. “Esto demuestra que todavía necesitamos al búfalo”.

Obligaciones de tratados

En octubre, el gobierno tribal autorizó el sacrificio de 30 bisontes americanos, que equivalen a unos 5,440 kilogramos (12,000 libras) de carne. La mitad ya habían sido sacrificados para el martes. Un acuerdo pendiente para poner fin al cierre del gobierno llega demasiado tarde para el resto, reportó Magnan.

Dado que Montana es uno de los estados que únicamente distribuyeron pagos parciales del SNAP, Fort Peck continuará con el reparto de carne de bisonte por el momento. Tribus como los blackfeet, los sioux de Lower Brule, los sioux del río Cheyenne y los crow han hecho lo mismo en respuesta a la disfuncionalidad de Washington: alimentar a miles de personas con bisontes americanos de manadas recuperadas a lo largo de las últimas décadas, luego de que estos animales fueran cazados hasta casi su extinción en el siglo XIX.

Los programas de asistencia alimentaria y nutricional forman parte de las responsabilidades fiduciarias y pactadas del gobierno federal —sus obligaciones legales y morales para financiar la salud y el bienestar de las tribus a cambio de las tierras y los recursos que Estados Unidos les arrebató—.

“Es la obligación que contrajeron cuando se apoderaron de nuestras tierras, cuando se robaron nuestras tierras, cuando nos engañaron para despojarnos de nuestras tierras”, manifestó Mark Macarro, presidente del Congreso Nacional de Indígenas Estadounidenses. “Es una falta de humanidad hacer esto con el SNAP, con la comida”.

Miki Astogo y Dillon Jackson-Fisher, miembros tribales de Fort Peck y quienes están desempleados, comentaron que pidieron prestada comida a la madre de Jackson-Fisher en las últimas semanas dado que no recibieron los pagos del SNAP. El domingo recibieron un pago parcial: unos 196 dólares en lugar de los habituales 298 dólares al mes, informó Astogo.

No les alcanzará, expresaron, así que la pareja caminó 6.4 kilómetros (4 millas) hasta el pueblo para recoger una caja de comida de las tribus que incluía 0.9 kilogramos (2 libras) de carne de bisonte.

“Nuestro vehículo está en el taller, pero tenemos que poner comida en la mesa antes de pagar por el auto, ¿sabes?”, dijo Jackson-Fisher.

Alces en Maine, ciervos en Oklahoma

Comunidades indígenas en otras partes de Estados Unidos también recurren a los recursos naturales para compensar la pérdida de la ayuda federal. Miembros de la nación mi’kmaq, en Maine, abastecieron un banco de alimentos con truchas de su criadero y carne de alce cazada localmente. En el sudeste de Oklahoma, la nación comanche acepta carne de venado para bancos de alimentos. Y en el sudoeste del estado, la nación choctaw instaló tres plantas procesadoras de carne.

Otro programa que proporciona alimentos a hogares elegibles de indígenas estadounidenses —el Programa de Distribución de Alimentos en Reservaciones Indígenas— ha operado normalmente durante el cierre del gobierno.

La tribu mi’kmaq se encuentra entre las que no cuentan con ese programa, aunque es elegible. Los mi’kmaq también reciben fondos para despensas de alimentos a través del Programa de Asistencia Alimentaria de Emergencia (TEFAP, por sus siglas en inglés), pero ese dinero también quedó bloqueado debido al cierre de la administración federal, informó Sheila McCormack, la jefa tribal. Aproximadamente el 80% de los miembros de la tribu mi’kmaq en el condado de Aroostook son beneficiarios del SNAP, dijo Kandi Sock, directora de servicios comunitarios de la tribu.

“Hemos solicitado donaciones adicionales. Nuestra granja nos las proporcionó, pero eso no durará mucho”, agregó Sock.

La desaparición del bisonte americano, el inicio de la hambruna

El bisonte americano desempeñó un papel fundamental para las tribus de las Grandes Llanuras durante siglos al proporcionarles carne para alimentarse y pieles para vestirse y construir refugios.

Eso terminó de manera abrupta cuando, en 1879, llegaron “cazadores de pieles blancos” a la cuenca alta del río Missouri, cerca de Fort Peck, donde aún se conservaban algunos de los últimos vestigios de las manadas que alguna vez contaron con millones de animales, explicó Dennis Smith, historiador assiniboine. Para 1883, los animales habían sido prácticamente exterminados, de acuerdo con Smith, profesor de historia jubilado de la Universidad de Nebraska-Omaha.

Sin forma de alimentarse y dado que el gobierno les negó comida, la desaparición del bisonte americano marcó el inicio de una época de hambruna para los assiniboine, agregó. Muchas otras tribus de las Grandes Llanuras también sufrieron penurias.

A cientos de kilómetros al oeste de Fort Peck, la nación blackfeet sacrificó 18 búfalos de su manada y realizó una cacería especial de alces para distribuir la carne entre los miembros de la tribu. La tribu ya repartía carne de bisonte periódicamente entre los ancianos, los enfermos y para ceremonias y eventos sociales. Pero nunca antes había sacrificado tantos de sus 700 animales al mismo tiempo.

“No podemos matar tantos todo el tiempo. No queremos agotar el recurso”, dijo Ervin Carlson, director del programa de bisontes americanos de los blackfeet.

En Dakota del Sur, la tribu sioux del río Cheyenne ha distribuido carne de unos 20 de sus bisontes. La tribu trabajó para aumentar su capacidad de alimentar a la gente tras experimentar escasez durante la pandemia de COVID-19. Ahora tiene una planta procesadora de carne con capacidad para procesar entre 25 y 30 animales por semana, según Jayme Murray, de la Corporación Cheyenne River Sioux Tribe Buffalo Authority. Tribus desde Minnesota hasta Montana han solicitado utilizar la planta, pero han tenido que rechazar a algunos, agregó Murray.

Un antiguo “desierto alimentario” recurre a sus propios rebaños

La tribu sioux de Lower Brule, en el centro de Dakota del Sur, inauguró recientemente su primera gran tienda de comestibles completa, lo que puso fin a décadas de su condición de “desierto alimentario”, donde la gente tenía que recorrer 160 kilómetros (100 millas) para comprar víveres. La interrupción de los beneficios del programa SNAP generó pánico, reportó Marty Jandreau, tesorero y secretario tribal.

Los beneficios de noviembre se redujeron al 65% del monto habitual.

No obstante, Lower Brule cuenta con abundantes bisontes americanos, reses y alces en más de 25 kilómetros cuadrados (9 millas cuadradas). El domingo, la tribu distribuyó más de 180 kilogramos (400 libras) de carne entre más de 100 miembros, reportaron los miembros del consejo.

“Me hace sentir muy orgulloso el que tengamos cosas para compartir”, dijo Marlo Langdeau, miembro del consejo tribal.