Precisamente esta semana, el alcalde de Toa Baja, Bernardo Márquez García, se reuniría con los empleados del Municipio para exponerles la precaria situación en la que se encuentra el pueblo, en términos económicos, y los posibles cursos de acción entre los que está viva una reducción en la jornada laboral.

“Definitivamente, hay gente que se va a afectar, pero el cómo lo vamos a trabajar, también es parte del diálogo”, indicó en entrevista con El Norte.

Asimismo, dijo que trabajará con las agencias gubernamentales para coordinar los beneficios del desempleo, salud y alimentos para los empleados que se podrían ver  afectados. 

Relacionadas

“Tengo que sentarme con la agencias, porque uno de los análisis que se están haciendo de reducción de jornada está dirigido a eso, cuánto podemos darles a los empleados para cubrir lo que se les reste. Otros que quizás, transitorios, que tengamos que bajarles el horario, pues, tendrán oportunidad de poder entrar en algunos programas. Eso lo vamos a estar, también, trabajando en coordinación con las agencias”, indicó el ejecutivo municipal quien considera que “Toa Baja es un microcosmos de lo que ocurre en Puerto Rico; la única forma de seguir este proceso es siendo solidario. Y puedo decir que las agencias han abierto las puertas, a su mejor disposición, con sus limitaciones, y estamos hablando de un Municipio que les debe”.

Toa Baja es un municipio en quiebra y durante sus primeros 30 días el ejecutivo municipal continúa descubriendo “el desorden” en distintas dependencias finanzas, obras públicas y acciones como la extensión, luego de enero 31, de los contratos a empleados transitorios aún sabiendo “que no tenían dinero para pagarles. Fue una actitud irresponsable de forma administrativa e irresponsable con el grupo de toabajeños”, describió.

Márquez García, dijo que al asumir el cargo, ya no contaba con el 50% del presupuesto del año fiscal 2016-2017 establecido por la pasada administración y que por ley le tocaba para administrar hasta junio. 

“Se consumió, a tal punto, que el 9 de enero fuimos casi corriendo para el banco y la realidad es que lo que había allí, en caja, eran solo $7 mil, y sabemos, que el 6 de enero un grupo de la administración anterior estaba haciendo sus respectivas liquidaciones. Que el poquito pega’o que quedaba, estaban acabándolo de raspar”, destacó el alcalde que reconoce que enfrenta una deuda de “sobre $200 millones en corto, mediano y largo plazo”.

Dicha situación ha mantenido al ejecutivo municipal hablando con sus acreedores a nivel de gobierno central, e incluso, a nivel federal con el Servicio de Rentas Internas (IRS) -a la que se le deben $1.5 millones por la retención de seguro social de sus empleados por dos trimestres del 2016- en un intento de detener los cobros hasta junio, cuando se supone vaya presentando su primer presupuesto para el próximo año fiscal.

No obstante, Marzuqez se mantiene optimista ante el complicado estados de su pueblo. “Vamos a asumir el enredo y le vamos a meter el corazón con mucha fe y esperanza para desenredarlo”, expresó.

“Estamos buscando dinero que está en la calle, porque cuando dije que en finanzas hay un desorden, representa aspectos como (el dinero de) las patentes dónde está, cómo se trabajó eso, el CRIM (Centro de Recaudación de Ingresos Municipales) como se trabaja eso. Pues, eso básicamente, parece que dependía de a quién se le fuera a cobrar y quién haría el cobro. Es una sumatoria de factores que inciden en el desastre en nuestro municipio, y es triste”, concluyó.