La presidenta de la Junta de Directores de la Cooperativa de Vivienda La Ceiba en Ponce, Rebeca Díaz, sostuvo que la decisión de desalojar una de las torres del complejo se tomó porque el tamaño de las grietas vistas en una primera inspección se agrandaron tras la ocurrencia de otros sismos.

Hace una semana, vecinos del lugar denunciaron a Primera Hora que estaban temerosos porque, aunque la inspección de un ingeniero reveló que no había daños en la estructura, lo que ellos veían en las paredes y pisos de sus apartamentos les decía lo contrario.

Hoy, casi 90 vecinos de la cooperativa siguen durmiendo en casetas, en sus autos o a la intemperie en los alrededores de las dos torres de 17 pisos, cada una.

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Este complejo alberga a 337 familias y tiene subsidio del Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano de Estados Unidos (HUD), bajo Sección 8.

“Cuando sucedió el temblor del día 7 de enero, nos percatamos de que algunas de las paredes laterales del edificio (que son derocativas y permiten que entre el aire) se habían aflojado. Cuando el ingeniero está reinspeccionando ayer la torre 100 se percató de que las grietas de esas paredes aumentaron”, explicó Díaz.

“Al ingeniero darse cuenta que aumentaron manda a desalojar el edificio por seguridad de los socios, por miedo a que alguna de esas piezas se desprenda”, indicó.

Ya la compañía de grúas que contratarán visitó ayer el área de donde bajarán las placas para luego asegurarlas.

Los vecinos recibieron dos cartas informándoles de la situación.

En una de las cartas, firmada por la administradora de la Cooperativa Nicole Alexandra Rivera, se establece que aunque una inspección preliminar arrojó que no había daños estructurales, luego de una inspección minuciosa del interior del edificio y los apartamentos “se determinó que existen algunos daños cosméticos que pueden representar un peligro para los residentes en caso de que hayan más temblores”.

En la otra carta, firmada por Wilfrido Santiago Capetillo, presidente de la compañía administradora MAS Corporation, se establece que luego de la inspección de los apartamentos, si se certifica “que no son habitables” se comunicarán con el socio para orientarles sobre las alternativas que tienen bajo Sección 8 y la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA).

Ondaly Batista, vecina del piso 17, dijo que se les dijo que con un sismo fuerte “algunas paredes comprometidas puedan ceder y haber una desgracia”.

“Nos sentimos desperados. No sabemos a ciencia cierta qué va a pasar. No tenemos una explicación de qué se va a hacer a partir de este momento, cuál va a ser la ubicación”, denunció la socia que desconoce a qué se refieren cuando se habla de hacer arreglos cosméticos en los apartamentos.

Aunque aceptó que la administración trabaja en la búsqueda de viviendas subsidiadas de las personas que tienen Sección 8, a los vecinos le preocupa la situación porque la falta de residencias no es solo allí, sino que es un problema de toda la zona sur ante los sismos que han afectado muchas estructuras.

Sin embargo, Díaz dice que los daños encontrados no son en el interior de los apartamentos ya inspeccionados y que según los ingenieros el edificio estructuralmente es seguro.

Cuando se le preguntó porque usan el término “arreglos cosméticos”, explicó que se refieren “a paredes de bloques que son divisorias y no estructurales”, y eso incluyen las paredes del primer piso al quinto, que según los vecinos “estaban muy agrietadas”.

“El ingeniero estructural dice que esas paredes de bloques siempre van a sufrir daños y son las paredes que dividen y que se encuentran en los laterales de los edificios”, sostuvo.

Ante el comentario de algunos vecinos de que el tiempo les dio la razón con el desalojo, la presidenta de la Junta dijo que eso no es correcto porque la primera inspección que se hizo arrojó que el edificio era estructuralmente seguro.

Insistió que las otras inspecciones han reafirmado “que la estabilidad no está comprometida”.

La también vecina del lugar, que duerme en su apartamento aunque esté también preocupada, aceptó que las inspecciones en los apartamentos podrían arrojar nuevos hallazgos que revelen que hay paredes comprometidas. “Pero al momento, ninguna de las paredes que tiene grietas es estructural”, insistió.

De otra lado, mencionó que el tiempo de diez a quince minutos que le dan a un vecino para recoger lo más necesario es para que todos tengan oportunidad de subir. Además, hay un solo ascensor porque el de carga se dañó.

También pusieron a disposición de los socios un empleado para que los ayude al momento de solicitar ayuda de FEMA o bajo Sección 8.

En cuanto a la otra torre, la 400, “hasta el momento” las grietas se han mantenido igual.

Sin embargo, vecinos de esa torre también se están quedando en carpas en los alrededores.

La Cooperativa le sigue proveyendo lo que necesitan, incluyendo, provisiones y duchas.