Los constantes temblores ocurridos desde la madrugada de hoy en la zona sur de la isla han exasperado la pesadilla que vivieron los residentes de los pueblos que resultaron más afectados con el terremoto de magnitud 6.4 el pasado 7 de enero.

Así lo describieron los alcaldes de Guánica (Santos “Papichy” Seda), Guayanilla (Nelson Torres Yordán) y Peñuelas (Gregory Gonsález), quienes no han pegado un ojo desde que el primero de los movimientos sacudió la tierra poco después de las 3:30 de la mañana. El sismo tuvo una magnitud de 4.8 de acuerdo a informes de la Red Sísmica. Desde entonces, no ha dejado de temblar. Al filo del mediodía habían ocurrido más de 17 sismos percibidos por las personas.

Inmediatamente ocurrieron las primeras réplicas, los jefes de ayuntamientos realizaron recorridos por diversas zonas de sus pueblos y aunque no registraron daños estructurales sí les preocupó ver el sufrimiento y angustia de sus compueblanos, ante la expectativa de que en cualquier momento pueda ocurrir un terremoto de mayor magnitud que les arrebate lo poco que les queda o que atente contra sus vidas. El temor aumenta en un escenario en el que hay una latente tensión por la pandemia del COVID-19 y por la temporada de huracanes que comenzó hace un mes.

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El alcalde del municipio de Guánica conversaba con Primera Hora sobre la crisis emocional que sufren los guaniqueños cada vez que se manifiesta algún movimiento de tierra cuando, casualmente, fue sorprendido por uno de los tantos sismos ocurridos hoy.

“Empezó a temblar otra vez… ahora mismo está temblando… no hemos dormido nada. Esto es horrible. No ha dejado de temblar desde las 3:30 de la mañana”, expresó Seda a este diario.

Tras mantener la calma, añadió que aun cuando los movimientos de tierra no se han dejado de sentir desde inicio de año-cuando ocurrieron los terremotos de 5.8 (6 de enero) y el de 6.4 (7 de enero), los cuales causaron terribles daños estructurales a miles de casas y edificios en la zona sur- lo cierto es que lo ocurrido hoy desestabilizó las emociones y traumas de sus compueblanos por “lo fuerte que se sintió el temblor”.

“Sin duda alguna ha encrudecido lo que pasó el 7 de enero. Llevándolo a términos comparativos te puedo decir que lo que uno siente es como un ‘chipping hammer’ sobre las paredes de la casa… es ese movimiento y ruido que quiere destrozar la casa y la tambalea. Emocionalmente, esto es terrible. En esa primera ronda que hicimos de madrugada vi gente en los balcones llorando… no se atrevían entrar a sus casas. La confianza que se empezaba a generar volvió a colapsar”, sostuvo.

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Al momento, un análisis preliminar realizado por personal de Manejo de Emergencias no detectó daños estructurales. Sin embargo, Seda solicitó que ingenieros revisaran mañana nuevamente las áreas, en particular las dependencias gubernamentales.

Detalló que desde la semana pasada comenzaron las primeras fases de demolición en Guánica, donde se estima que 536 residencias deben ser derrumbadas totalmente y otras 1,275 de forma parcial. Posteriormente, otras 106 estructuras privadas también pasarán por el proceso.

La demolición del Centro Gubernamental está en el proceso de subasta a través de Edificios Públicos. Las escuelas Agripina Seda y Áurea Quiles serán demolidas mediante un proceso que tomará 80 días, según han explicado los contratistas.

De otra parte, en Peñuelas, la gente está con las emociones a “flor de piel” pues los fuertes temblores de la madrugada han despertado a ese monstruo del miedo que los atormenta desde el pasado mes de enero.

“Aunque al momento no tenemos daños adicionales reportados, tenemos la misma preocupación que teníamos en enero. Cuando son movimientos tan fuertes los sentimientos se apoderan y están a flor de piel… la única forma que puedo describir lo que ocurrió es diciendo que se escuchó un estruendo debajo de la tierra -como si fuera un trueno- y ahí vino el movimiento de la tierra. Después la tierra seguía rugiendo. Se escuchaba bien tenebroso”, relató Gonsález.

El mandatario municipal explicó lo difícil que puede ser en ocasiones darle apoyo a los que acuden a él en momentos de tensión como los que han experimentado hoy.

“Es bien difícil porque llegan a nosotros, por nuestra posición de alcalde, y uno está con la misma tensión y miedo. Vienen en búsqueda de soporte y se los brindamos pero con esa sensación de frustración y desespero porque, la realidad es que no podemso predecir cuándo viene un terrmeoto. Y no sabemos que más podemos decir a la ciudadanía para que puedan mantener la calma. Es muy difícil”, agregó.

Mientras, dijo que el proceso de recuperación en Peñuelas está encaminado y, tan reciente como esta semana tuvo una reunión con funcionarios de la Oficina Central de Recuperación, Reconstrucción y Resiliencia (COR3, en inglés), donde se les adelantó un plan de acción que será discutido con el equipo de finanzas del municipio.

“Entiendo que en las próximas semanas podría comenzar el proceso de demolición de las estructuras”, dijo.

El inventario del municipio incluye 500 estructuras para demolición y unas 1,200 para reparación.

“Lo que me preocupa es que el apoyo que ha brindado FEMA (Agencia Federal para el Manejo de Emergencias) a muchas familias afectadas no es suficiente para poder reconstruir las casas en su totalidad. Eso es bien preocupante.

Mientras, el alcalde carga con otros agobios simultáneos, incluyendo que no hay suficientes refugios certificados por el Departamento de Educación para que puedan ser utilizados como albergues en caso de cualquier emergencia.

“Se combinan muchos factores en este momento. Ahora mismo se está vigilando a una onda tropical y eso me tiene preocupado porque aquí el Departamento (Educación) certificó dos escuelas a modo parcial. Y, normalmente, en una temporada de huracanes siempre nos llegan 300 personas… eso no nos va a dar y ahora más que hay que guardar distanciamiento físico y tomar medidas de prevención por lo del coronavirus. El panorama no pinta muy bien para nosotros”, reiteró.

Mientras tanto en Guayanilla el alcalde Torres Yordán agradeció a Dios que no se reportaron daños adicionales en su municipio, al menos en una evaluación inicial que hizo el equipo de Manejo de Emergencias.

“No tenemos reportes negativos al momento… pero la gente está bien asustada. Nuevamente, se levanta el temor que ya estaba latente en los ciudadanos”, acotó.

En cuanto a los procesos de recuperación dijo que deben iniciar en el mes de julio con demoliciones de residencias.

“Publicamos la subasta y ya estamos en el proceso de transferencia del millón de dólares que ya se aprobó… así que para julio debemos comenzar las demoliciones de casas”, explicó.

En una primera fase se estaría evaluando el derribe de 400 estructuras. Todas deben ser evaluadas por COR3 y FEMA, aclaró el alcalde. “Entendemos que algunas no serán cualificadas por estas agencias pero aún así las vamos a demoler con unos fondos que estamos solicitando al Departamento de Vivienda”, indicó.

Aunque no hay campamentos formales, el alcalde reconoce que hay personas que viven bajo toldos o en casitas de madera que se improvisaron en lo que se reconstruyen sus hogares.

“Definitivamente, todo esto levanta mucha incertidumbre. El asunto psicológico resurge… es una situación emocional que nos sigue afectando”, manifiesta.

El pasado 2 de mayo también ocurrió una replica de 5.4 de magnitud que causó daños a edificios y el desplazo de decenas de residentes, particularmente en la zona de Ponce, donde algunos edificios históricos fueron destruidos. El coliseo, la alcaldía y estructuras administrativas tuvieron daños considerables. Primera Hora intentó comunicarse con la alcaldesa María “Mayita” Meléndez para conocer los daños, si alguno, ocasionados por los sismos de hoy en su pueblo. Pero al momento no hemos recibido respuesta de sus portavoces de prensa.

Según la Autoridad de Asesoría Financiera y Agencia Fiscal (Aafaf) los daños ocasionados por los terremotos que afectaron sobre una veintena de municipios al sur de Puerto Rico en enero pasado, se estiman en $782 millones.

Las agencias que participan de la respuesta al desastre -incluyendo a FEMA- estiman que unas 2,500 residencias quedaron inhabitables. FEMA, por su parte, recibió más de 35,000 reclamaciones luegos de los terremotos. En asistencia indivudal y de vivienda se han aprobado $53.8 millones, según se desprende en la página web de la agencia federal.