Washington. El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, en inglés), principal agencia de control migratorio de Estados Unidos, planea invertir $100 millones a lo largo de un año para una campaña masiva de reclutamiento de personal enfocada en captar a personas que defienden el derecho a portar armas o que son entusiastas del ámbito militar, informó este martes el diario The Washington Post.

El programa se enmarca en lo que la agencia denomina una estrategia “reclutamiento en tiempos de guerra” y busca inundar redes sociales, emplear a figuras influyentes en internet del espectro conservador y anti inmigración y llevar a cabo campañas publicitarias geolocalizadas, según un documento interno revisado en exclusiva por el diario.

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La campaña busca emitir anuncios dirigidos a personas que han asistido a peleas de la UFC o carreras de la NASCAR, escuchado podcasts patrióticos o mostrado interés en armas y equipos tácticos, según un documento de unas 30 páginas que comenzó a circular internamente el pasado verano y detalla esta estrategia de contratación.

La estrategia se articula a través de anuncios y transmisiones de “influencers” en Snapchat o Rumble, plataforma de vídeo muy popular entre los conservadores, pero también a través de un sistema publicitario que emplea geolocalización conocido como “geofencing” y que envía anuncios a navegadores web y redes sociales de los teléfonos que se sitúen en determinadas coordenadas en determinadas ventanas temporales.

Esto permite, por ejemplo, enviar estas notificaciones a todo aquel que atienda a un determinado evento deportivo, a una feria de armas o que simplemente se acerque a un establecimiento que vende equipamiento táctico o a una base militar.

En julio el Congreso estadounidense triplicó los presupuestos destinados a operaciones de arrestos y deportaciones de ICE hasta los $30,000 millones y el Departamento de Seguridad Nacional, del que depende la agencia, ya ha hablado públicamente de incrementar su plantilla, que actualmente integra a unos 20,000 trabajadores, en otros 10,000 funcionarios adicionales.

Desde su regreso a la Casa Blanca el pasado enero el presidente Donald Trump le ha declarado la guerra a la inmigración ilegal y, aunque los datos aún están claros, se cree que Estados Unidos podría haber deportado este año a cientos de miles de personas y que más de un millón de ilegales podrían haber aprovechado un plan de autodeportación incentivado por el Gobierno Federal.