Descubre que tiene una hija de 30 años gracias a una compañera de trabajo
Una prueba de ADN confirmó el vínculo.

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Eduardo Sidnei de Andrade Sena, ingeniero de 49 años, nunca imaginó que tenía una hija de 30 años hasta que, este año, una compañera de trabajo le hizo una observación inesperada: conocía a una mujer muy parecida a él. La información lo impactó, pero también despertó su curiosidad.
La mujer en cuestión era Luiara Evelyn Gadelha Sena, cajera y vendedora de billetes, residente en Rio Bonito, Río de Janeiro. Ella había crecido sin conocer la identidad de su padre. Eduardo, por su parte, tenía dos hijos de 8 y 10 años, pero jamás había sido informado de la posibilidad de una paternidad anterior.
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“Desde entonces, no hemos tenido ningún contacto, y nadie me ha contactado nunca al respecto. Nunca imaginé que de ese encuentro tendría una hija”, recordó Eduardo sobre su breve relación con la madre de Luiara cuando ambos eran adolescentes.
Primer contacto a través de redes sociales
Movido por la sospecha, Eduardo comenzó a seguir a Luiara en redes sociales, intentando encontrar alguna señal que confirmara el posible vínculo. “No dejaba de pensarlo y empecé a seguir a Luiara en redes sociales. Vi el parecido, pero, aun así, no sabía cómo acercarme a ella y hablarle de la posibilidad de paternidad y de que pudiera ser mi hija”, relató.
De forma paralela, la misma persona que le habló a Eduardo sobre el parecido también se lo mencionó a Luiara. Ella, con la misma timidez, comenzó a seguirlo. “Luego ella también empezó a seguirme en línea, todavía con timidez, lo cual es un rasgo común entre nosotros”, añadió Eduardo.
Una esposa que fue puente en el reencuentro
Eduardo decidió contarle la situación a su esposa, Suelen Rosa, quien reaccionó con comprensión y lo animó a actuar. Ella misma ayudó a establecer una conexión inicial con Luiara a través de Instagram.
“Entablaron una breve amistad en Instagram; Suelen interactuaba con ella para tener una conversación más íntima. Luego, en junio de este año, hubo una cena en nuestra iglesia y la invitamos a ella y a su esposo a acompañarnos”, contó Eduardo.
La cena tuvo lugar el 12 de junio. Allí se encontraron por primera vez en persona y notaron el evidente parecido físico. Conversaron sobre sus vidas, sobre conocidos en común y reconstruyeron parte del pasado que compartían indirectamente.
“Hasta que ella fue al baño y Suelen la siguió. Allí, le preguntó: ‘¿Crees que podría ser tu padre? Porque tiene esta duda’”, relató Eduardo. Luiara respondió que también lo sospechaba y que ya había hablado con su madre, quien confirmó que era una posibilidad.
Confirmación con prueba de ADN
Tras la conversación, Suelen sugirió realizar una prueba de ADN. Ambas partes estuvieron de acuerdo, y en solo dos días, el 14 de junio, presentaron el material genético para el examen.
“Ese día, mi hija estaba muy serena y yo tranquilo, a pesar de la ansiedad por la respuesta”, dijo Eduardo. Luiara, aunque intentaba mantenerse calmada, también confesó estar ansiosa.
Tuvieron que esperar ocho días para conocer el resultado. “Lo hicimos durante las vacaciones, así que fueron ocho días de ansiedad”, explicó Eduardo. Durante ese tiempo, la relación incipiente entre ellos hizo que la espera se volviera más intensa. “Debido al cariño que ya nos teníamos, el miedo era la posibilidad de que fuera negativo, aunque estábamos casi seguros de que sería positivo porque sentíamos una conexión. Fue un período de anticipación”, agregó Luiara.
El resultado llegó el 22 de junio. “El ambiente estaba tenso, con esa sensación de ‘ya está’”, recordó Eduardo. Abrieron el sobre y confirmaron la paternidad. Suelen grabó discretamente el momento.
“¡Fue tan emotivo! Nos abrazamos y lloramos... Luiara dijo que estaba siendo madura, conteniendo sus emociones. Pero después de los resultados, nos entregamos a ese momento padre-hija”, relató Eduardo.
Una historia viral y una nueva familia
Publicaron el vídeo del momento para compartir la noticia con amigos, pero rápidamente se volvió viral. En pocas horas, alcanzó casi 4 millones de visualizaciones en Instagram.
“Nunca usé mis redes sociales con fines profesionales; estaba más ahí para seguir a mis amigos y perfiles que me gustaban. De repente, este video se convirtió en un éxito; todos querían saber los detalles de la historia, y hoy tengo 20,000 seguidores. Fue impresionante”, comentó Eduardo.
“Si era para transmitir un mensaje de amor familiar, valió la pena. Esta historia la contaré con gran orgullo y seguiré recuperando todo el tiempo perdido con Luiara”, afirmó.
En los comentarios, muchas personas compartieron experiencias similares. “La respuesta ha sido fantástica porque nos da la oportunidad de conocer y ver historias similares de cerca. ¡Y la nuestra tuvo un final feliz! ¡Es fantástico!”, dijo Luiara.
Conexiones que se multiplican
En los últimos meses, Luiara y Eduardo han fortalecido su vínculo. Han compartido momentos familiares importantes, y Luiara conoció a los padres, hermanas y sobrinos de Eduardo. “Estamos recuperando el tiempo perdido. Estamos pasando tiempo en familia. Conoció a mis padres, a mis hermanas, a mis sobrinos... Comimos con toda la familia. Ella tuvo hermanos, yo me convertí en abuelo, y ahora vivimos este vínculo que la vida nos ha dado. La llamo mi enfermera, ‘recién nacida’ en nuestros corazones”, expresó.
Luiara también desarrolló una relación cercana con Suelen, a quien llama “buena madrastra”. “Somos como una familia; ¡hablamos todo el tiempo! Estamos en perfecta armonía”, contó.
Además, Eduardo se integró bien con Douglas, el esposo de Luiara. “Estamos muy agradecidos con Suelen y Douglas; fueron los agentes perfectos en esta historia. La timidez de Luiara y la mía nos impidió mucho. No tomamos la iniciativa. Hoy, somos una gran familia”, añadió.
Eduardo también conoció a su nieta Analu, de 11 años, hija de Luiara. “Ya la habíamos puesto al tanto de todo. En la reunión, también tuvo la oportunidad de conocer a sus tíos, que tienen la misma edad. Fue una pasada”, relató Luiara.
“Me llamó abuelo desde el primer momento en que me conoció. ¡Me hizo muy feliz! Me estoy descubriendo en este papel de abuelo. Soy muy tímido, y poco a poco, nuestra relación de abuelo-nieta se está fortaleciendo”, concluyó Eduardo.