Los secuestros en Puerto Rico en medio de asaltos, robos domiciliarios, “carjackings”, para cometer asesinatos y en incidentes de violencia doméstica y maltrato de menores, reflejan un alza de un 30% al 5 de octubre, en comparación con el mismo período en el 2024.

Así lo revelan las estadísticas de la Superintendencia Auxiliar en Investigación Criminal (SAIC).

A esta fecha, se tienen reportadas 109 querellas, que en comparación con las 84 adjudicadas en el mismo período del 2024, representan 25 casos más.

El Sistema Nacional de Información Basado en Incidentes (NIBRS, por sus siglas en inglés), que es la base de las estadísticas, define un secuestro como la captura, transportar y/o la detención ilícita de una persona contra su voluntad, o de un menor sin el consentimiento de sus padres custodios o su tutor legal.

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Algunos sucesos se relacionan con la violencia doméstica, cuando el agresor restringe la libertad de la víctima; robo para despojar a una persona de sus pertenencias o llevarlas a un cajero automático y luego liberarla; maltrato de menores a los que se les restringe la libertad o se trasladan fuera de la isla y cuando son raptadas para agredirlas o para asesinarlas.

Este delito incluye situaciones de rehenes. Aunque el objeto de un secuestro puede ser el de obtener dinero o bienes, está categoría está destinada a capturar información solo sobre personas que son realmente secuestradas y no sobre las organizaciones que pagan por la liberación de un integrante.

Los secuestros en Puerto Rico en medio de asaltos, robos domiciliarios, “carjackings”, para cometer asesinatos y en incidentes de violencia doméstica y maltrato de menores, reflejan un alza de un 30% al 5 de octubre, en comparación con el mismo período en el 2024.
Los secuestros en Puerto Rico en medio de asaltos, robos domiciliarios, “carjackings”, para cometer asesinatos y en incidentes de violencia doméstica y maltrato de menores, reflejan un alza de un 30% al 5 de octubre, en comparación con el mismo período en el 2024. (Shutterstock)

Hay otros casos que no están incluidos hasta que concluya una pesquisa a fondo, por ejemplo, cuando la víctima alega que varios encapuchados se lo llevaron de un lugar y apareció en otro.

Un ejemplo del alcance de este delito ocurrió el 29 de septiembre, en el estacionamiento de la Farmacia San Felipe del barrio Bayaney en Hatillo. Allí mientras una fémina 71 años se encontraba de pasajera, esperando a su esposo en el automóvil Toyota Echo, fue sorprendida por una mujer, que arrancó la marcha, la agredió y la despojó de dinero.

La delincuente llegó a la gasolinera Shell, de la carretera PR-129, entrando a la tienda. En ese momento, la víctima logró escapar y pedir ayuda.

Otro suceso fue el crimen de dos mujeres y un hombre, secuestrados en el residencial El Carmen en Mayagüez y llevados a un paraje solitario en el barrio Río Cañas, en Las Marías, donde fueron ejecutados el 17 de junio como resultado de una guerra por el control de puntos de drogas.

Además, en la tarde del pasado domingo, en el estacionamiento del centro comercial Palma Real, en Humacao, una mujer de 69 años logró escapar de una pareja de secuestradores quienes la interceptaron cuando se disponía a abordar su vehículo. Los asaltantes a mano armada se apropiaron de su cartera con documentos personales, un teléfono celular y $80 en efectivo.

¿Qué hacer?

En Puerto Rico, la Policía activa herramientas -como el Plan Alerta Ashanti- para adultos desaparecidos o secuestrados y la Alerta AMBER/Rosa para menores y mujeres.

Es necesario acudir al cuartel y presentar una querella con datos como nombre, descripción física, vestimenta, hora de la última vez que fue vista y cualquier otra información útil para la búsqueda de esa persona.

Es fundamental que la querellante o persona que alerta pueda autenticar las condiciones y circunstancias que la llevan a creer que se trata de un secuestro. Mientras, presentar una denuncia falsa con conocimiento es un delito grave.