Una niña llorando desconsoladamente a la madre que no volverá a acurrucarla entre sus brazos, y una progenitora suplicando a gritos que el asesino de su hija deje la "cobardía" y se entregue a las autoridades. 

Este devastador escenario fue el que se percibió esta tarde durante el entierro de Sandra Ivette Mojica Estrada,  la mujer que fue asesinada la semana pasada en Gurabo por su pareja Carlos Padilla Viera, quien permanece prófugo desde el día del crimen.

El último adiós a la víctima se llevó a cabo en el cementerio Señorial Memorial Park, en Cupey, ante la presencia de varios agentes de la Policía y de un nutrido grupo de amigos y familiares,  incluyendo los tres hijos de la fémina. 

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 Su niña menor, de solo 8 años,  veía el proceso y llorando gritaba: "ay, mi mamá... yo quiero a mi mamá". Sus hemanos adolescentes, la abrazaban tratando de brindar consuelo.

De otra parte, la progenitora de Sandra Ivette,  doña Zaida Estrada,  se cuestionaba una y otra vez el suceso de violencia de género del que su hija fue víctima. 

"¿Por qué pasó ésto, por qué a Sandrita? Espero que cojan a ese desgracia'o", dijo en referencia a Padilla Viera a quien dijo no tenerle "miedo".

Ayer investigadores llegaron hasta una residencia en Toa Baja, donde presuntamente había sido visto el asesino, pero no hallaron nada.

Actualmente agentes estatales y federales siguen la búsqueda del hombre, quien se asegura suele disfrazarse para eludir a las autoridades.