Dicen que los perros son los mejores amigos del hombre. Pero las canes Edwina y Moli son mucho más que eso para el sargento Denis Santos Rivera y el agente José Meléndez Torres, respectivamente. Eran compañeras de trabajo que hubieran “dado la vida” por protegerlos. Hoy día, son miembros de su familia.

Y es que, durante sus 10 años de servicio, su fidelidad, lealtad y compromiso absoluto nunca flaquearon, sucesivamente aportando a mitigar el crimen y salvar vidas dentro y fuera de Puerto Rico, asegurándoles a ambas la distinción de ser ascendidas al rango de sargentos tras sus retiros en diciembre de 2023.

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“Me siento bien orgulloso de ser parte (de la carrera de Moli y) compañero de Moli en el servicio de trabajo y, más ahora, que está retirada, que ahora está todo el tiempo conmigo, mi familia, en mi casa”, aseguró Meléndez Torres a Primera Hora, quien por 22 años ha formado parte de la fuerza municipal.

“Edwina, desde el día de su retiro que ascendió como sargento, fue un can completamente apegada a mí; diríamos que era un can que era celosa conmigo. Yo era papi para ella y estoy seguro que hubiese dado la vida por mí. Es un excelente can, disciplinada, formaba parte de la familia. En el transcurso de los años, fue incrementando el cariño hacia ella y de ella hacia el núcleo familiar, que se compone de mi esposa, mi hija”, agregó Santos Rivera, director auxiliar de la Unidad Canina de la Policía Municipal.

La K9/15 Edwina- de raza pastor belga malinois- se destacó por una década en la búsqueda de armas de fuego, detenciones vehiculares, huidas de prófugos y captura de criminales armados, participando en un sinnúmero de operativos municipales, estatales y federales. Participó en 60 registros solicitados y sobre 100 casos en registros independientes, en las que identificó armas, municiones, así como grandes cantidades de dinero y sustancias controladas.

“(Fue) muy eficaz en sus funciones, hasta el día de su retiro”, reiteró Santos Rivera, quien forma parte de la Policía Municipal por los pasados 17 años.

Mientras, la K9/17 Moli se especializó en la búsqueda y rescate de personas vivas dentro de estructuras colapsadas, áreas verdes y bosques. Participó en más de 10 búsquedas durante sus años de servicio no solo en San Juan, sino también en Moca, Luquillo, Río Grande, Aibonito y Carolina. También, Meléndez Torres la llevaba a escuelas para ofrecer charlas educativas a cientos de estudiantes.

Uno de los hitos de la carrera de la can- de raza pastor alemán- ocurrió en diciembre del 2018 cuando participó de un rescate en la República Dominicana tras una explosión de una fábrica de plásticos explotó y sepultó a varias personas vivas. En este rescate, Moli encontró a dos personas vivas.

“Tuvimos muchas experiencias junto a mi compañera Moli de buscar personas que estaban desaparecidas por los montes”, rememoró Meléndez Torres. “Gracias a mi compañera, con mucho sacrificio y muchas horas de trabajo, pudimos rescatar personas que estaban sepultadas vivas bajo los escombros”, comentó Meléndez Torres.

Un retiro digno

Edwina y Moli eran apenas cachorras de unos 10 meses cuando fueron elegidas para formar parte de la Unidad Canina de la Policía Municipal de San Juan. Fue su predisposición innata que las llevó a ser elegidas y designadas a sus respectivas ramas.

Su día a día no estuvo exento a altos niveles de estrés y ansiedad, efecto secundario que sufre todo agente de la Uniformada. Aunque retiradas, suelen aún estar en estos estados de ánimo.

Sin embargo, es su apego a sus manejadores y la inclusión que siempre han tenido con sus núcleos familiares que ha aportado a subsanar la fatiga de una vida entera dedicada a servir.

Aunque es cierto que hay días que Edwina y Moli lloran por montarse en las patrullas, han “asimilado muy bien” sus retiros, pues sus rutinas diarias han evolucionado de una de disciplina rígida a una familiar.

Tras 10 años de servicio, son las primeras en ser ascendidas al rango de sargento en la Unidad Canina de la Policía Municipal de San Juan tras su retiro.

“Al sol de hoy estamos lidiando con eso. Es un cambio, tanto para el can, como para nosotros los manejadores. Ahora es un periodo transitorio donde la voy sacando lo que era su rutina diaria, a caminatas, a otro tipo de juegos, otro tipo de interacción más familiar y, así, vamos poco a poco canalizando su energía, que era el trabajo, sino ahora una vida más de juego y un ambiente familiar”, afirmó Santos Rivera.

“Día a día es un cambio abrupto para ella, de la noche a la mañana, como para nosotros dejar ese patrullaje y acostumbrarnos a ese nuevo can que tenemos asignado y a su nuevo estilo de vida, ahora no tanto de disciplina, (sino) en un ambiente completamente familiar. Es un proceso de adaptación para ambos”, añadió.

“Su adaptación ha sido poco a poco, enseñándole que ya estás retirada, ya eres parte de nuestra familia. Los canes no se les olvida lo que aprendieron, sino ahora lo que hacemos (son) otros juegos en la casa, junto a nuestra familia y ellas se sienten seguras en la casa”, coincidió Meléndez Torres.

A pesar de que permanece con un grado de seriedad y defensa férrea de su dueño, Edwina se ha ido acoplando a recibir el cariño de otros, quienes son tentados a acariciarla por su brilloso pelaje azabache.

Por su parte, Moli está más acostumbrada al contacto humano, pues de eso consistía su trabajo diario. Basta con acercarse a ella, que baja las orejas- de color marrones y negras- y jadea cariñosamente.

“Sabemos que es compañera de trabajo, pero- más allá- es alguien parte de la familia, porque uno les tiene un cariño como si fuera parte de la familia. Esos 10 años estuvo conmigo en mi casa, trabajábamos juntos, patrullábamos juntos y, ahora más aún, que fue retirada y fue ascendida a sargento, pues ahora está en mi casa compartiendo con nosotros y eso es parte de la familia, que el cariño que yo le tengo a Moli es el mismo cariño que me tiene a mí”, expresó Meléndez Torres, quien es padre, esposo y abuelo de un varoncito.

Un elemento que ha ayudado a ambas adaptarse a la vida retirada es que, durante toda su vida, vivían en las casas de sus manejadores, a diferencia de otros canes en los Estados Unidos quienes residen en jaulas en los cuarteles policiacos.

“Ya ella (sabe) que ese es el núcleo familiar de ella. Llegaba a mi casa y era recibida con mucha contentura, alegría y esa fue el ‘bonding’ que hicimos junto a mí y junto a mi familia”, afirmó Meléndez Torres.

Fue gracias al teniente Anthony Ayala Nieves, director de la Unidad Canina de la Policía Municipal de San Juan, que los canes municipales se pueden retirar tras servir 10 años. Esto para asegurarles un “retiro digno” y en salud.

“Normalmente, retiraban a los canes con (más de) 10 años de servicio. Yo entendía que era una edad muy avanzada para tenerlos trabajando y le recomendé que se retiraran los canes a partir de 8 años y medio a 9, para que los canes cuando se fueran a retirar fuera como los seres humanos cuando terminamos nuestras funciones y nuestras labores en el gobierno”, recordó el agente, quien es parte de la Uniformada por los pasados 21 años

“A tiempo real, vida real, los canes viven enamorados de nosotros y nosotros enamorados de ellos, porque es una relación bien familiar…y dan su vida por nosotros envejecen con nosotros. (Que podamos) llevar a esos canes a nuestras casas con salud, igual como nosotros cuando nos retiramos”, resaltó al recordar lo mucho que sufrió cuando falleció su compañero, el can Tommy, en el 2018.

Al momento, la Unidad Canina de San Juan cuenta con 11 canes, especializados en identificación de armas de fuego, narcóticos, explosivos, rescate de personas vivas y aprensión de fugitivos.

Tras retirarse Moli, solo queda un can a nivel isla que se especializa en búsqueda y rescate. Esta can, llamada Paty, también pertenece a la Unidad Canina de la Policía Municipal de San Juan.

Ascensión histórica

Los retiros de Edwina y Moli son para la historia, ya que los agentes que conversaron con este diario sostuvieron que es “la primera vez” en “la historia de la Policía Municipal’ que canes son ascendidos al rango de sargento tras su retiro. Esto por el “trabajo excepcional”.

“Se podría decir que fueron los pioneros en implementar esto. Nunca se había hecho. Fue algo completamente nuevo para nosotros, algo que nos llenó de emociones a mí y al compañero Meléndez ver cómo se le da un retiro digno para estos canes que dieron su vida laborando el día a día en el narcotráfico o a salvar personas”, dijo Santos Rivera mientras agradeció el interés del alcalde Miguel Romero Lugo, personal de la Oficina de la Primera Dama y el comisionado interino de la Policía Municipal, el capitán Juan Jackson.

¿Cómo se eligen los perros de la Unidad Canina?

Los perros se eligen y se compran en los Estados Unidos. Según explicó Ayala Nieves, lo primero que identifican es su “play drive”, o cuánto les gusta jugar, porque los canes de la Policía Municipal de San Juan trabajan bajo un sistema de recompensa en forma de juguetes. Luego, se observan cuánto tiempo el can quiere jugar con ese juguete y su nivel de instinto de caza.

Según sus particularidades, se asignan a ciertas disciplinas. Por ejemplo, si el can se distingue por ser más tranquilo y pausado en sus búsquedas, es asignado a identificar explosivos. Los canes más amigables son designados a buscar personas vivas. Aquellos musculosos y quienes no son distraídos por ruidos externos son los que rastrean fugitivos.