Los medicamentos de uso común para aliviar malestares y dolores leves, que probablemente estén en la mayoría de las casas, podrían convertirse en la fuente de un envenenamiento, si alguna persona lo ingiere en cantidades excesivas, ya sea por accidente o de manera intencional.

Así ocurre, por ejemplo, con el acetaminofén, o paracetamol, como también se le conoce, un analgésico de amplio uso para tratar dolor de cabeza y fiebre leve, que está detrás de decenas de casos de envenenamiento, según muestran las estadísticas del Centro de Control de Envenenamiento, que para lo que va de año reportan 36 casos relacionados con el acetaminofén en sus diferentes presentaciones, 17 de los cuales han sido intentos de suicidio.

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Aprovechando la Semana de Prevención de Envenenamiento, el doctor Andrés Britt, director médico del Centro de Información de Envenenamiento, de la Administración de Servicios Médicos (ASEM), hizo un llamado a la población en general a estar alertas para evitar intoxicaciones, sea con medicamentos, o con otras sustancias.

En el caso del acetaminofén, el doctor quiso dedicar un espacio en particular porque, si bien su uso es considerado seguro siempre que se tome en la dosis recomendada, y no se trata de que estén hablando de una crisis en su uso, sí puede ser peligroso si se ingiere a partir de cierta cantidad en adelante y “se convierte en algo tóxico”.

Todavía más, detalló que “parte del problema con el acetaminofén es que, si la persona ingiere una dosis tóxica, aunque la mayoría puede tener náuseas, vómitos, molestias abdominales, hay un porciento significativo que puede no tener ningún síntoma, que piensa, ‘ah, me lo tomé y no me ha hecho nada’. Y ese es el problema, que piensa ‘no me ha hecho nada, pues voy a tomar más’. Y cuando tiene los síntomas, porque el acetaminofén causa daño hepático, al hígado y al riñón, muchas veces ya ha pasado lo que nosotros llamamos la ventana, que es el tiempo en que se le puede administrar el antídoto, porque el antídoto tiene ciertas horas en que podemos administrarlo para que sea cien por ciento efectivo, si se pasa de ese tiempo, ya el antídoto funciona muy poco”.

El CCE mantiene un registro de los casos por sustancias, edad, sexo y área geográfica, que fue establecido en el 1997 por el toxicólogo Andrés Britt. (Archivo)
El doctor Andrés Britt exhortó a la población a tener a mano el número del Centro de Control de Envenamiento, para poder recibir asistencia en caso de envenenamientos o intoxicaciones.

Comentó que, de no administrarse a tiempo el antídoto, puede conducir a “un fallo hepático, fallo renal” y algunos de esos casos “son candidatos a trasplante, no llegan a ser trasplantados a tiempo, o hay que mandarlos fuera de la Isla para trasplantarlos y entonces ahí pueden sucumbir a la intoxicación”.

El experto mencionó que, actualmente, hay nuevas guías nuevas para tratar la intoxicación con acetaminofén, incluyendo el uso del antídoto, que puede suministrarse de forma oral o intravenosa, según requiera el paciente.

Indicó que esas nuevas guías también toman en cuenta si se ha ingerido junto con otros medicamentos, pues a veces el acetaminofén viene combinado con otros componentes, como es el caso del Percocet, que combina acetaminofén con oxicodona, “y esos medicamentos puede hacer que la toxicidad se manifieste más tarde todavía, porque algunos medicamentos hacen que se absorba más lentamente el acetaminofén. Así que la toxicidad la vamos a ver por más tiempo. Y puede ser que, si llega al hospital, le hagan los niveles de acetaminofén, que es lo que determina al final si es que se le va a dar el antídoto, y puede ser que sean falsamente bajos, porque va a seguir subiendo. Y eso es parte de las guías nuevas, que, si está combinado con estos medicamentos, pues hay que repetirle el nivel de acetaminofén, para ver si sigue subiendo el nivel o ese fue el pico”.

El doctor recomendó que, “si se percatan que alguien ingirió acetaminofén en exceso, comoquiera debe llamar al Centro”, para que les recomienden el mejor curso de acción, “si el paciente está alerta, y no está inconsciente, porque si está inconsciente, pues ahí hay que llamar al 9-1-1, porque necesita una ambulancia de inmediato”.

Abundó que, si es un intento de suicidio, se va a mandar al paciente al hospital, porque aun cuando no resulte con una intoxicación, hay que tratar la crisis que tiene esa persona. Si es accidental, se puede calcular cuántos miligramos, por kilogramo de peso del paciente, ingirió, y de acuerdo a ese cálculo, “que lo hacemos todos los días en el Centro, son enfermeras y médicos entrenados, especialistas en eso”, y de acuerdo a cómo está el nivel, se le envía al hospital o no, aunque no tenga síntomas, pues si tomó más de la cantidad que puede ser tóxica, “ese paciente necesita ir a un hospital para hacerle los niveles y recibir el antídoto”.

Varios pacientes que ingieren una dosis tóxica, pueden tener náuseas, vómitos y molestias abdominales.
Varios pacientes que ingieren una dosis tóxica, pueden tener náuseas, vómitos y molestias abdominales. (Shutterstock)

El doctor aclaró que cuando habla de “accidente”, no se limita a casos de niños, o personas cuya memoria o capacidad intelectual está mermada, y tienen acceso al medicamento, pues también han tenido casos de pacientes “que son racionales, pero tienen mucho dolor por X o Y razón, y dicen, ah, pues esto no me está ayudando, déjame tomar más, y llegan a una sobredosis”.

Además, si bien toda persona debe seguir ese protocolo, alertó que, en caso de pacientes que ya tengan problemas de hígado, como quien tenga hepatitis, o personas que consumen regularmente alcohol. Agregó que, si la persona tiene condiciones preexistentes, especialmente condiciones hepáticas o renales, “lo enviamos al hospital con más facilidad que otros, porque tienen un riesgo mayor”.

De igual forma, si es un paciente mayor, que quizás su memoria no es tan confiable, o una persona que tiene disminución en su habilidad cognoscitiva, “y pudo haber ingerido más de lo que está mencionado, también se le envía al hospital porque hay una duda razonable, y se debe presumir el peor escenario”.

Otros protagonistas

Pero el acetaminofén no es el único medicamento responsable por envenenamientos o intoxicaciones. De hecho, el doctor Britt explicó que la mayor cantidad de casos entre las 3,770 llamadas que recibió el año pasado el Centro de Información de Envenenamientos (900 de ellas casos pediátricos o de niños de 6 años o menos), fueron por medicamentos “que categorizamos como sedativos e hipnóticos, que son medicamentos que se usan para dormir, o son tranquilizantes que utilizamos”, entre ellos “un grupo que se llama benzodiacepinas”.

Luego están las llamadas por analgésicos, medicamentos contra el dolor, entre ellos el acetaminofén y el ibuprofén; después siguen los medicamentos para condiciones cardiovasculares; y luego los productos de limpieza, como el cloro y otros detergentes.

Para evitar casos de envenenamiento en general, el doctor tiene unas recomendaciones bien puntuales, que exhorta a la población a seguir:

  • Tener los medicamentos y detergentes en lugares donde los niños no tengan rápido acceso, y en casos que sean niños muy activos, ponerlos bajo llave.
  • No poner sustancias en un envase que no es el envase original, en particular no poner sustancias que pueden ser tóxicas, como gasolina, plaguicidas, en envases de alimentos, como botellas de jugos o refrescos. “No ocurre todos los días, pero cuando ocurre puede ser trágico, porque muchos de estos plaguicidas, que a veces ponen plaguicidas en botellas de jugo o de refresco, y muchos no tienen antídoto, y si lo ingieren en cantidad suficiente, es una muerte… y es algo que es evitable, pero ya nos ha ocurrido”.
  • Tener a la mano el número del Centro de Control de Envenenamiento, que es el 1-800-222-1222. Ese es un número para todos los Estados Unidos que, en el caso de la Isla, “cae aquí en el Centro de Envenenamiento de Puerto Rico, que está ubicado en ASEM, pero en Estados Unidos le llega al Centro de Información de Envenenamiento más cercano”.
Procure tener los medicamentos y detergentes en lugares donde los niños no tengan rápido acceso.
Procure tener los medicamentos y detergentes en lugares donde los niños no tengan rápido acceso. (Shutterstock)

Además, mencionó otras sugerencias:

  • No decirle a los niños que los medicamentos son dulces.
  • Conocer el nombre, o rotular, las plantas que tenga en el hogar para, si ocurre un envenenamiento con la planta, saber cómo contrarrestarlo cuando se comunique con el Centro.
  • Mantener los medicamentos “en frascos que son resistentes a niños”, aunque reconoce que esta última podría resultar “un poco más difícil”, por la comodidad y facilidad que representan las cajitas para pastillas, en especial para las personas con condiciones como artritis, pero en todo caso que la cajita esté en un sitio que el niño no pueda alcanzar con facilidad.

Por último, más allá de las recomendaciones, y la advertencia particular en torno al acetaminofén, el doctor recordó que el Centro de Información de Envenenamientos también atiende y ofrece guías y recomendaciones para casos de envenenamientos de mascotas, sobre todo en situaciones más comunes, y también refieren al Centro de Envenenamiento de Animales, aunque eso tiene un costo adicional.

Además, el Centro también recibe llamadas para atender casos de picadas, mordidas, pinchazos u otro tipo de contacto con animales como abejas, pez piedra, pez león, agua viva, la culebra tóxica de Puerto Rico, y demás.

De igual forma, también atienden envenenamientos por comida, y por plantas, como el tártago emético, “que hemos tenido pacientes graves en el hospital por consumirla, que es una planta supertóxica y está en todos sitios de Puerto Rico… y, todavía, los tés de campana”.