¿Cómo evitar que un niño sea olvidado en un carro? Claves para prevenir otra tragedia
El calor extremo puede convertir un vehículo cerrado en una trampa mortal en minutos.

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La muerte de un menor, que fue olvidado en el interior de un vehículo, es un suceso desgarrador.
Y en las últimas horas, una vez más, la Isla se ha sacudido por la terrible noticia de un niño murió luego de quedar desatendido por horas dentro de un carro. El evento ocurre apenas un día después de que otra niña fuera salvada de la posibilidad de sufrir un destino similar en el estacionamiento de un centro comercial.
Sepa que estar en el interior de un auto apagado y sin ventilación, puede compararse a un horno, y todavía más si esto ocurre a temperaturas extremas, como las que hemos sufrido en Puerto Rico en los últimos años, pues la temperatura en el interior de ese vehículo puede subir tan rápido como 20 grados en apenas 10 minutos.
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Para que lo tenga más claro, de acuerdo con el portal buenosconsejosparapadres.com, del Departamento de Salud de Texas, un niño que se deje en un vehículo puede sufrir un golpe de calor incluso si la temperatura afuera está tan baja como 57 grados. Imagínese cuando la temperatura se acerca o supera los 100 grados.
El dejar ventanillas un poco abiertas no impedirá que el niño en el interior del vehículo sufra un golpe de calor que acabe con su vida. O sea que, dicho bien directo, dejar dentro de un carro a un niño, aunque sea por unos minutos, puede resultar una sentencia de muerte para ese menor.
Aquí llegamos a la pregunta en la mente de muchas personas en estos momentos: ¿cómo alguien olvidar a su hijo en un carro?

Sin confiar en la memoria
Más allá de lo que determinen las investigaciones de cada caso, la doctora Natalie Pérez, trabajadora social clínica, indicó que, “aunque parezca imposible, la realidad es que la neurociencia ha demostrado que nuestra memoria de trabajo puede fallar cuando estamos sometidos a altos niveles de estrés, fatiga o alteraciones en la rutina diaria”.
“Así que no se trata únicamente de falta de amor ni de desinterés, sino de una falla cerebral que, en segundos, puede tener consecuencias devastadoras”, explicó Pérez.
La doctora manifestó que muchos de estos casos no ocurren de manera intencional, y detrás de ellos puede haber “unos factores sicosociales y contextuales que pudieran explicar esos incidentes”.
“Si el adulto está estresado, o privado de sueño, o distraído, la memoria de que un niño está en el auto puede desactivarse”, indicó.
“Igualmente, hay unos factores que pudieran influir como el cansancio extremo, el ‘burnout’ parental, que es un tema del cual no se habla, pero estamos hablando de que cuando estamos al cuidado de un bebé, las noches de los padres son sumamente cortas; y sumado al poco descanso, que ha sido normalizado por la sociedad, aunque el descanso es necesario; estamos hablando de que muchos de estos padres tienen que trabajar fuera de la casa y también hacerse cargo de otros niños al mismo tiempo; y también si tenemos progenitores que tienen condiciones relacionadas con la ansiedad, depresión u otros trastornos de salud mental no tratados; pues todo eso puede influir con los aspectos antes mencionados en cuanto a la fallas de memoria y cansancio extremo”, detalló.
No obstante, la especialista aclaró que es importante comprender que “cada caso es único y debe evaluarse cuidadosamente, y no partir de la premisa que se le olvidó”. Asimismo, subrayó que “un llamado a la prevención, a la educación y a considerar otras posibilidades” para que estas situaciones ocurran, “no es un llamado a minimizar el evento. Es una muerte de un niño que debe ser investigada, y aunque no haya una muerte, cualquier acto de negligencia, debe ser investigado”.
Precisamente, en cuanto a los aspectos de prevención y educación, la doctora mencionó algunas estrategias que se pueden desarrollar para evitar que ocurran esas tragedias:
- Es muy importante para esos progenitores reconocer cuándo estamos cansados y cuándo necesitamos ayuda, ya sea ayuda profesional o ayuda de nuestros familiares.
- Es bien importante no normalizar que podemos con todo, porque cuando lo hace, abre la brecha para que haya esos periodos de cansancio y de fallas de memoria.
- Si sabemos que estamos siendo olvidadizos, no solo con nuestros hijos, también los primeros indicadores están en el quehacer en el trabajo, en las tareas pendientes, y si ve que hay muchas fallas en esa área pues es momento de buscar una ayuda, ya sea a través de una evaluación sicológica que pueda identificar algún tipo de trastorno, y tratarlo. Recuerde, los trastornos desatendidos pueden llevar a patrones de pérdida de memoria a un nivel tal que pueda olvidar algo tan preciado como un hijo.
- Sea honesto con usted mismo, reconozca que algo está pasando y está olvidando cosas, y busque ayuda, no solo de profesionales, sino también de su red de familiares y amigos cercanos que le puedan ayudar en su rol parental.
- Usar de la mejor manera los recursos de familiares o amistades cercanas para que le apoyen. Por ejemplo, si usted reconoce que lleva un ritmo tan ajetreado que se le puede olvidar que necesita hacer una cita médica para su hijo, pues puede decirle a la abuela o la tía que le llame a las 12:00 del mediodía para recordarle hacer la cita. De manera similar, si va a moverse con el niño en el carro, puede pedir que le llamen dentro de cierto tiempo para asegurarse que todo está en orden.
- Desarrollar más campañas educativas sobre la importancia que tiene el descanso y sobre el impacto del estrés en la función ejecutiva de un padre y una madre, que normalicen la necesidad que tiene el descanso de estos progenitores para poder estar en óptimas condiciones y en alerta constante en lo que respecta al cuidado de sus hijos, en contraposición a lo que se ha normalizado, que es una parentalidad que no tiene descanso, que tiene que trabajar, y que en muchos casos no tienen familiares inmediatos que los puedan apoyar.
- Crear programas de apoyo comunitario para madres y padres solteros, como grupos de apoyo, líneas de ayuda y espacios de desahogo emocional.
- Promover legislaciones para que se aproveche la tecnología y se integre a los vehículos, celulares y tabletas, de manera que alerte y recuerde a los progenitores si tienen un niño en el carro.
“Y es importante que no perdamos de perspectiva la importancia de educar. Y pudiera decir que la educación parental en las escuelas debería ser una fuente de educación desde momentos tempranos en la niñez, porque la responsabilidad parental, las competencias parentales, eso no viene en la genética, eso son patrones que se aprenden, entonces la escuela tiene un papel importante en esta educación en planificación familiar, en educar en que, si tomamos la responsabilidad de tener hijos, pues que sepamos a qué nos atenemos, qué es lo que viene con el paquete”, agrego la especialista.
Otras sugerencias para evitar estas tragedias incluyen dejar un juguete o algo colorido o llamativo en el asiento delantero que le recuerde que está el niño atrás, o incluso quitarse los zapatos y colocarlos atrás, de manera que al salir obligatoriamente tenga que buscar atrás.
Sin embargo, la doctora Pérez sostuvo que esas estrategias como la del juguete pueden funcionar para algunas personas, pero para otras no. Particularmente, si es una persona olvidadiza, recomienda mejor “desarrollar el hábito de siempre cotejar la parte de atrás del auto cada vez que se baje”, porque de lo contrario, “si no haces eso habitual, puede haber un juguete, puede haber colores, pero si no miras hacia atrás para chequear que no hay nada, pues va a seguir pasando esto”.
Por otro lado, tomando en cuenta que la mayoría de los niños son curiosos y les gusta explorar, se recomienda, para evitar que vayan a entrar en un carro por su cuenta, dejar siempre las ventanillas cerradas, dejar las puertas y el baúl siempre cerrados con llave, y dejar la llave fuera del alcance de los niños, y además enseñarles que el carro no es un lugar para jugar.
Pérez recordó al público que, si sus recursos son limitados, puede recurrir a la línea de apoyo del Departamento de la Familia o la línea de apoyo 24/7 de Assmca, que cuenta con profesionales de la conducta y desarrollo humano que pueden de manera inmediata ofrecerle una orientación sobre cómo realizar ese plan. También hay organizaciones sin fines de lucro que cuentan con profesionales que pueden ayudar a progenitores en capacitación en manejo de disciplina y destrezas de crianza, fortalecimiento de las capacidades protectoras.

¿Cómo lo enfrento?
La especialista ofreció unas recomendaciones para aquella familia que sea impactada por la desgracia de que un niño muera en un auto a consecuencia del golpe de calor y que, irremediablemente, tendrá que enfrentar esa dura realidad, no solo desde el punto de vista legal, sino del impacto sicológico que una tragedia como esa conlleva.
En ese sentido, la doctora indicó que “es importante que puedan buscar apoyo para el manejo del duelo”.
“Esto sin dudas es una pérdida, y es una pérdida inesperada. Así que esa madre, padre, hermanos, entre otros familiares tienen que enfrentar lo que conocemos como un duelo inesperado”.
Describió que, dentro de las etapas de ese duelo, al principio las persona están negación, empiezan a tratar de atar cabos, de buscar respuestas de por qué esa desgracia ocurrió”.
“El duelo se maneja de una forma bien particular en cada caso, pero es importante que esa familia pueda afrontar esa situación de pérdida dentro de un proceso de ayuda, pues lamentablemente ya no hay nada que hacer, solamente procurar estar estable para los que quedan. Y de verdad que no hay palabras que puedan aminorar en el momento el dolor, pero si hay ayudas que puedan ayudar a estos progenitores a vivir con esa pérdida”, insistió.
Insistió en que la ayuda terapéutica debe ofrecerse de inmediato, para evitar que esos progenitores, hermanos, tengan pensamientos irracionales que puedan conllevar a otras situaciones tales como desarrollar condiciones de tristeza extrema, depresión, ansiedad e incluso más extremas como hacerse daño.
Asimismo, dependiendo de la creencia de la familia, sostuvo que “nunca viene mal la ayuda espiritual”. Sin embargo, fue enfática en que esa ayuda espiritual “no sustituye una ayuda especializada con base científica”.
Igualmente, indicó que “la familia es una fuente de apoyo en estos momentos”. Sin embargo, también enfatizó en que ese apoyo familiar debe limitarse a estar allí presentes y dar la mano con cualquier necesidad, y deben evitar juzgar, culpar, criticar y emitir mensajes negativos, que no constituyen ayuda ni apoyan en el proceso de recuperación a esos progenitores y niños en ese hogar.