La apertura de la iglesia católica a “bendecir” a personas que integran parejas del mismo sexo no pretende reconocer como legítima esta unión matrimonial, según expresó este sábado el arzobispo de San Juan, Roberto González Nieves, en una extensa carta para aclarar las confusiones que se han desatado desde que el papa Francisco aprobó la Declaración Fiducia supplicans, sobre el sentido pastoral de las bendiciones.

Dejó claro que la apertura es a bendecir a las personas y no una relación.

“Padres y madres suelen bendecir a sus hijos e hijas cuando salen de sus casas, se van de viaje, cuando tienen exámenes o en eventos importantes. Nuestros abuelos nos echan la bendición y solemos también pedírselas. Igual sucede con los padrinos y madrinas con sus ahijados y ahijadas y en los saludos entre tíos y sobrinos. En este sentido, recuerdo mis palabras en la Carta Pastoral: ‘i Bendición!, Sobre la Identidad Católica y la Piedad Popular en Puerto Rico’. ‘Quisiera resaltar la tradición de pedir la bendición a nuestros padres, madres, tíos, tías, padrinos, madrinas. Creo que esta tradición es casi única entre los países cristianos. Las prácticas de nuestra tradición han sido conservadas por los emigrantes boricuas, quienes las aprecian grandemente y las conservan en la diáspora boricua’”, comentó.

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Tal bendición, según dijo, lo que busca es acoger a las personas a la salvación que se pregona a través de Dios.

“Las bendiciones permitidas por Fiducia supplicans no niegan ni ocultan la doctrina de la Iglesia sobre el matrimonio y la sexualidad humana. La sostiene y la deja inalterable. De lo que aquí se trata es de la posibilidad de acoger las personas en sus circunstancias particulares para acompañarlas como hermanos y hermanas que somos todos heridos por el pecado original para que con la oración y el ministerio de la Iglesia podamos llegar a la plenitud en Cristo, sabiendo que la gracia no abandona a nadie y que el Señor quiere la salvación de todos y todas”, sostuvo.

Detalló que la bendición no se debe emitir en medio de un rito litúrgico para no confundir.

“Tal bendición puede encontrar su lugar en otros contextos, como la visita a un santuario, el encuentro con un sacerdote, la oración recitada en un grupo o durante una peregrinación. De hecho, mediante estas bendiciones, que se imparten, no a través de las formas rituales propias de la liturgia, sino como expresión del corazón materno de la Iglesia, análogas a las que emanan del fondo de las entrañas de la piedad popular, no se pretende legitimar nada, sino sólo abrir la propia vida a Dios, pedir su ayuda para vivir mejor e invocar también al Espíritu Santo para que se vivan con mayor fidelidad los valores del Evangelio”, indicó citando la propia orden de la iglesia católica.

Por tanto, González Nieves pidió “prudencia y sensibilidad pastoral” a la hora de cumplir con el nuevo precepto acogido por el papa Francisco.

Entre otras cosas, emitió un ejemplo de cuán saludable puede ser para una persona recibir una bendición en medio de procesos difíciles o en su diario vivir.

Recordó que “el mismo día en que se divulgó esta Declaración, y aún sin saber de la existencia de ésta, mientras estaba en el Gimnasio del Comité Olímpico de Puerto Rico, se me acercó un joven. Ese joven venía muy alegre, su rostro reflejaba mucha felicidad. Venía tan de prisa hacia mí que pensé que estaba caminando con sobresaltos. Me dijo: ‘Padre, échame la bendición porque me acabo de casar el sábado. Me casé por lo civil’. Este servidor le bendijo con estas palabras: ‘Que Dios te bendiga a ti y a tu esposa, que les dé salud, que se mantengan en paz y bien y sientan la cercanía del amor de Dios’. Este joven, luego de la bendición, se fue aún con mayor alegría”.

Pidió a los ministros de la iglesia a elevar una oración por aquellas personas que desean invocar la ayuda de Dios, así como encomendarse a su misericordia, sin ánimo de juzgar su realidad matrimonial.

“Confiamos que este acercamiento pastoral, a las parejas que se encuentran en situaciones irregulares y parejas del mismo sexo, mediante la bendición fuera del contexto litúrgico o semi litúrgico, invoque la ‘ayuda de Dios de aquellos que se dirigen humildemente a Él. iDios no aleja nunca al que se acerca a Él! Al fin y al cabo, la bendición ofrece a las personas un medio para acrecentar su confianza en Dios. La petición de una bendición expresa y alimenta la apertura a la trascendencia, la piedad y la cercanía a Dios en mil circunstancias concretas de la vida, y esto no es poca cosa en el mundo en el que vivimos. Es una semilla del Espíritu Santo que hay que cuidar, no obstaculizar’”, precisó el arzobispo.

Añadió que “la actitud que debe acompañar la petición de una bendición ha de ser con fe, humildad y de sincera búsqueda de la bendición de Dios, reconociendo de alguna manera el ministerio de la Iglesia. Se debe estar consciente de que se bendicen las personas, lo que no significa bendecir o aprobar la relación irregular”.