El Departamento de Salud elevó a 38 los fallecimientos asociados de forma directa o indirecta al impacto del huracán Fiona, colocando a los adultos mayores de 60 años como las víctimas más vulnerables durante y después del azote del fenómeno atmosférico.

Las cuatro fatalidades agregadas en el último informe de la agencia salubrista - el cual fue actualizado para el 11 de noviembre- están calificadas “bajo investigación” y corresponden a tres mujeres de la región de Ponce y un hombre de la región metropolitana. Las muertes ocurrieron entre el 21 y el 28 de octubre y las víctimas tenían entre 67 y 88 años de edad. Cabe destacar que entre los fallecidos se encuentra un hombre que inhaló monóxido de carbono producido por un generador, luego que el sistema eléctrico fallara debido a las consecuencias del huracán Fiona. El evento natural -calificado huracán 1- impactó a la isla el 18 de septiembre y causó daños catastróficos que llevaron al gobierno federal a declarar un estado de desastre mayor.

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Hasta el pasado viernes el sistema de Vigilancia de Fatalidades asociadas al ciclón tenía 19 muertes confirmadas y 19 bajo investigación. Las muertes -que incluyen a 25 hombres y 13 mujeres- se han registrado en 23 municipios, pero es la región de Ponce la que mayor número de casos reporta.

De igual forma, el informe señala que el 87% de las fatalidades (33 muertes) ha ocurrido en personas de 60 años o más.

Las cuatro causas más comunes de muertes asociadas al huracán son exacerbación aguda de enfermedades crónicas, caídas, quemaduras y pérdida o interrupción del acceso habitual a la atención médica.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) definen como muerte directa la que es atribuible a las fuerzas del desastre o por las consecuencias directas de estas fuerzas, como colapso estructural, escombros voladores o exposición a radiación o sustancias químicas. Algunos ejemplos son quemaduras, aplastamiento, ahogamiento, electrocución, caídas, inhalación de gases o envenenamiento por radiación o químicos.

Mientras, una muerte indirecta ocurre cuando las condiciones inseguras o insalubres están presentes durante cualquier fase de un desastre, es decir, antes del evento o preparación para el desastre, durante el evento o después del mismo. Algunos ejemplos son exacerbación aguda a enfermedades crónicas, interrupción de servicios públicos (agua o luz), limpieza después de un desastre, escapar o huir de un desastre, entre otros.