Una mezcla de disgusto, repudio, decepción y, en algunos casos, también hasta desesperación, se apodera de la gente a la mera mención de los recientes aumentos impuestos a la factura de energía eléctrica, que de por sí ya era bastante abultada y se hacía cada vez más de difícil de pagar para muchas personas.

De hecho, a juzgar por las expresiones de una decena de personas entrevistadas al azar por Primera Hora, el rechazo a la nueva subida de tarifa es unánime y contundente, sin la más mínima expresión de siquiera intentar comprender alguna razón válida para la misma. Al mismo tiempo, las personas entrevistadas reiteradamente resaltaron lo pobre del servicio de energía eléctrica, con constantes apagones, así como subidas y bajones súbitos de voltaje, y la consiguiente pérdida de equipos electrodomésticos y alimentos.

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En al menos dos casos, el enojo de las personas a entrevistar era tal, que se excusaron de ofrecer su opinión, explicando que, de hacerlo, terminarían expresándose con palabras no aptas para publicarse en este medio.

Mientras, entre aquellos que respondieron, todos sin excepción dijeron que han tenido que hacer ajustes, ya sea relevantes o incluso extremos, en su vida cotidiana para continuar pagando la factura de la luz, y en par de casos el efecto de los aumentos ha sido tan dramático que han tenido que dejar de comprar algunos alimentos y medicinas.

Tan reciente como el mes de septiembre pasado entró en vigor un nuevo cargo a la factura de energía eléctrica, para pagar por las pensiones de empleados de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE), que se suma a los varios más que ya contiene la factura. La semana pasada, el Negociado de Energía anunció otra alza a la tarifa, que se verá reflejada en la próxima factura a llegar a los clientes en este mes de octubre, un asunto del que todos los entrevistados, excepto uno, estaban bien al tanto.

Lo que harán

María Báez, una vendedora residente de Río Piedras, sostuvo que, para lidiar con los aumentos, “trataré de estar fuera de mi casa para no prender el aire. Esa es mi estrategia”

“Pero sí, tratar de economizar en la compra y en lo demás. Hay cosas que son inevitables. Así que estoy haciendo ahorros en otra parte (para poder pagar la luz), y en los alimentos que se consumen, y reduciendo las salidas innecesarias. Porque, obviamente, pues hay cosas que tienes que seguir comprando y consumiendo. Te tienes que alimentar, ¿tú sabes? Eso no vas a escatimar. Pero uno es más consciente. Entonces en vez de comprar de más, pues compras lo justo y necesario”, comentó.

Doña Pilar Pérez, una pensionada residente de San Juan, indicó que, entre las cosas que ha tenido que hacer para lidiar con los aumentos de la luz, está limitar el uso de aire acondicionado, a pesar de los calores extremos que estamos experimentando.

“No uso mucha luz. Apago lo necesario, las bombillas, todo lo apago. No uso el aire. Por las noches, prendo que el cuarto se enfríe, y lo apago. Y mi esposo está operado, es paciente de diálisis. ¡Imagínese!”, sostuvo, con evidente semblante de consternación.

“Todo bien mal. Y el gobierno aquí no… chacho… no valen nada… perdóneme… pero ninguno vale nada. Todo para ellos, para ellos… robando. Son unos pillos todos, todos”, denunció.

Rafael Ortiz, un residente de San Juan que está “discapacitado por problemas de la vista”, sostuvo que “he tenido que hacer ajustes”.

“Cuando a uno le suben así de improvisto, uno tiene que comenzar a recortar de aquí, pa poner aquí, porque imagínate”, comentó.

Ya yo estoy pensando hasta irme pa Miami. A ese nivel. Porque es que aquí no hay control de los servicios, principalmente de la luz. Que la luz, eso es to los meses que ellos lo suben”, afirmó.

A mí se me quemó un televisor, un Samsung de 65 pulgadas, y se me quemó un microondas, y na, ellos no responden por nada. Y entonces, ¿cómo te digo?, aquí no hay como un gobierno que someta a esta gente a las leyes, ¿tú me entiendes?”, agregó.

Microondas: 3.08w. (Shutterstock)
El daño a enseres sigue siendo la orden del día.

Explicó que, luego que se dañaran los equipos, “fui a reclamar, y me dijeron no, que ellos no tienen que… o sea, que no hay responsabilidad tampoco. El problema es de ellos, y entonces uno es el afectado y uno no tiene a quién reclamarle”.

“Y to los meses ellos le suben la luz a uno. Que no hay control. ¿Tú me entiendes? Que tú crees que vas a pagar una cosa hoy, y mañana y el mes que viene te subió otra vez. Esto es increíble. Aquí como que no hay control. No es como en Estados Unidos, que allí nadie puede hacer lo que le da la gana como está haciendo LUMA aquí con la gente. Esa gente de LUMA parece que no tienen quien los controle aquí”, insistió.

Jorge Pérez, un jubilado residente de Guaynabo, calificó la situación de los aumentos a la luz como “horrible, horrible”.

“Estamos economizando, economizando luz, dejar de prender los aires, etcétera, etcétera. Economizar en lo que se pueda. ¡Con estos calores!”, lamentó, acotando que los precios de todo lo demás también han subido.

Estamos batallando como todo el mundo”, agregó.

Bienvenida Méndez, una “residente de Amelia de Cataño (Guaynabo)”, aseguró que la situación que atraviesa con los aumentos “es difícil, es difícil, porque yo soy pensionada, y a veces el dinero no le alcanza a uno”.

“Es demasiado. A mí me aumentaron el mes pasado 20 pesos. ¡20!. Y ahora con el otro (aumento)… Y yo pago $120 de luz. Ahora me llegó $140 y pico”

“He tenido que hacer ajustes. ¡Seguro! Ahora he tenido que gastar menos en las compras (de alimentos) y las medicinas. Estoy sacrificando eso. Y no se ve ninguna ayuda”, lamentó.

Rita de la Rosa, una cuidadora residente de Puerto Nuevo, afirmó que la situación de aumentos en la luz “nos afecta muchísimo”.

Porque aumento, aumento, y los apagones encima. Se le daña todo a uno en la nevera, todo. Un disgusto bien grande que uno tiene, porque cuando uno cree que ya está tranquilo, aumento, aumento, aumento. Solamente se habla de aumento de la luz. Cuando uno cree que ya ha terminado, ahí viene otro aumento”, condenó.

Agregó que no ha tenido más remedio que hacer ajustes en su vida “porque uno tiene que buscar, para pagar la luz, porque si no la pagas se la cortan a uno, ¡imagínese!”.

Entre esos ajustes, mencionó que ha tenido que “valerme de los hijos, llamarlos, ‘mándame algo pa completar lo de la luz’”.

“Veo esto bien difícil. Porque uno no pensó… porque la gobernadora le prometió a uno que iba a resolver lo de la luz y esto. Y ha sido todo lo contrario. Porque ella se tocó el pecho diciendo que iba a resolver lo de la luz. Y la gente confiando. Ah pues, se ganó su voto. Y no fue así. Está bien difícil. Pero imagínese. Yo no creo ya en políticos. ¿Para qué? Ni me voy a molestar en salir y que haga voto por nadie, porque prometen y prometen, y cuando llegan al poder no cumplen lo que han prometido”, agregó con tono de decepción.

Rafael Cintrón, un retirado residente de Caparra, comentó que, además de que “a cada rato se va la luz aquí en Caparra”, ahora para pagar por los aumentos a la factura “tenemos que ajustar el bolsillo. Si íbamos a salir pal cine, pues ya no se puede ir al cine. Si íbamos a salir a un restaurant tampoco, porque imagínate, entre la luz y el agua, que subió también, nos van a matar”.

“Hemos tenido que dejar de salir a algunas actividades, dejar de hacer algunas… entretenimiento básico que uno hacía antes. Y en las compras, imagínate, también están los precios por las nubes también, que uno tiene que ajustarse. Si tú gastabas antes $60, pues ahora esos $60 subieron a $90, porque también aquí los precios están altos”, lamentó.

Y yo vivo del Seguro Social. Ya tú sabes lo que te quiero decir, pai, que con eso hay que sobrevivir. Y seguirá aumentando esto, porque esto no lo arregla nadie”, agregó.

A pesar de todo, dio a entender que se considera hasta cierto punto afortunado de que no tenido que recurrir a cambios más significativos en su vida.

“Yo sigo ahí poco a poco. Y gracias a Dios que cojo el Seguro Social. Y por lo menos con la ayuda de los planes que te dan la flexicard o te dan la otra. Si no fuera con eso no empataba”, comentó, agregando que por suerte “la doña” también recibe su Seguro Social y así “nos batallamos, nos compartimos deudas. Si no, ¡imagínate!”.

En muchas ocasiones, las diferencias en puntos de vista sobre el tiempo o dinero que hace falta para darles calidad de vida, hace que se susciten diferencias y grandes enojos entre hermanos que se llevaron bien toda la vida. (Shutterstock)
Varios abonados hacen frente a situaciones de salud.

Ramón Méndez, un residente de Puerto Nuevo y empleado de una imprenta, considera que, con todos esos aumentos, “LUMA está acabando con el pueblo”.

“Está acabando con el pueblo, porque antes de cambiar a esos contadores, todo era normal, y uno pagaba su luz al paso. Pero ahora con este cambio de contadores nuevos inteligentes LUMA está cobrando lo que le da la gana por el voltaje”, denunció.

Afirmó que ha tenido que hacer ajustes en su vida porque “no da el dinero para uno hacer compras y pagar la luz. He tenido que dejar de comprar algunas cosas pa poder ahorrar, pa guardar pa poder pagar la luz. Porque ahora mismo me llegó un recibo de 671 billetes. Y es una casa normal, donde pagábamos 180 y pico. Y fuimos a reclamar y dijeron que no, que eso es lo que da el contador. Y después ir a hacer esa fila pa Monacillos, que eso no es fácil tampoco”.

“Hemos tenido que dejar de comprar algunas cosas, ajustarnos. Dejar de comprar comida, comida. Hemos tenido que comprar pocos alimentos y bandeárnosla, para poder cumplir con los compromisos de la luz y el agua. Porque el agua antes eran $19 fijos, pero ahora no. Ahora está llegando de $90, $100”, condenó.

Esto está caótico, porque mi esposa está conectada a un control de esos de oxígeno, y no podemos dejar de pagar la luz, porque si nos la cortan, ya tú sabes”, lamentó.

“Eso está caótico… eso de la luz… LUMA ha acabao con este país. Vinieron a recoger los millones pa llevárselos y acabar con el pueblo”, insistió. “Alguien tiene que hacer algo con LUMA, porque de verdad que estamos contra la pared”.

Al menos una persona no sabía del último amento anunciado por el Negociado de Energía.

“¿Otro más? Pero si hubo antier uno”, reaccionó tras enterarse el hombre, un retirado residente de San que prefirió no dar su nombre.

“¡Ay Dios mío! Ese (aumento) no lo sabía”, agregó con incredulidad.

A mí, tú sabes que me obligaron a coger placas solares. Ante el costo y la luz que se me fue. El microondas que tenía explotó, y tampoco me lo quieren pagar. Así que estoy ahora con placas solares. Pero me están cobrando, sabes”, sostuvo el hombre, agregando que, en lo que respecta a ese nuevo aumento, “yo espero que no me lo vayan a cobrar”.

Por su parte María Díaz, una residente de San Juan y cuidadora de una persona de edad avanzada, condenó que tenga que pagar cerca de $100 por la factura de luz cuando apenas está en su casa y solo tiene una nevera y un televisor conectados, y opinó que, a este paso, quizás haya que regresar a los tiempos de antes de alumbrarse con velas.

La cuenta mía es de $23 y me está llegando de $92. Con todas las porquerías que le han puesto, porque siguen chavando y ahogando al pueblo, pues…”, comentó.

Con el nuevo aumento, auguró, “pues llegaré a ciento y pico”.

“Y le voy a decir una cosa. Yo tengo todo desconectado. Yo siempre lo he tenido todo desconectado. Yo lo único que tengo conectado es el televisor y la nevera porque es necesario. Y son $22, ¡imagínate! Ese es mi consumo regular. Con todos los cargos estoy pagando $92. Y ahora llegaré a ciento y pico. Y vivo sola. Y nunca estoy en mi casa… yo prendo el microondas cuando lo voy a usar, que eso es nunca. Y comoquiera estoy pagando $93”.

Ante el nuevo aumento, se resignó a la posibilidad de tener que hacer todavía más ajustes en su vida.

“Ah bueno, pues imagínate. ¿Qué voy a hacer? Si me siguen aumentando, voy a tener que… no sé qué voy a ajustar porque lo que tengo es la televisión y la nevera, ¡imagínate! No sé qué ajuste voy a hacer”, sostuvo.

Y el gobierno, pues sigue mintiendo, sigue mintiendo, sigue mintiendo y metiéndole mentira a la gente. Pero yo te digo una cosa, que yo llevo más de 20 años que no voto. Naa ¿Pa qué? Si no es lo que uno diga, es lo que ellos digan”, condenó.

En esa línea, opinó que no cree que las expresiones de rechazo al aumento de la gente vayan a tener efecto alguno entre las personas que tienen el poder de tomar decisiones sobre este tema, “porque a ellos no les afecta”.

Le voy a explicar una cosa. Nosotros tuvimos a mi abuela muchos años encamada, y se pagaban $500 de luz. Mi abuela falleció y los $500 nunca bajaron, porque ellos decían que no, que eso era el consumo de la casa. Y ya no había máquinas ni nada conectado. Pero acuérdate que el gobierno y esas agencias no pierden”, contó, agregando que ese costo de luz en la casa de su mamá y su abuela, finalmente “lo bajamos con las placas solares. Se pusieron placas solares y ahora pues bajó, que lo que se paga son $4 (por mantener la conexión al sistema eléctrico), y más las placas, que son 200 pesos. Por lo menos pagamos menos, que nos ahorramos $300”.

No, y ahora viene el aumento del agua, que en casa se pagan $80”, agregó en tono de alarma.

Va a haber que vivir como los tiempos de antes. Yo tengo unas amistades que su mamá nunca ha pagado agua ni luz, porque ella nunca instaló ni agua ni luz. Ella tiene un río en la parte de abajo, y ella dice yo me voy al río y hago mis cosas. Y la luz, pues velas. Porque ella dice, yo no, no voy a estar regalándole dinero a nadie, porque a ellos les dé la gana y siguen los aumentos, y siguen los aumentos, y ellos tranquilamente”, reflexionó.