Los problemas que aquejan a Río Piedras salpican al recinto riopedrense de la Universidad de Puerto Rico (UPR-RP).

Mira aquí el especial: Río Piedras: del recuerdo a la realidad

Así lo aseguró Channiel Peñaloza Parrilla, representante estudiantil ante la Junta Administrativa del recinto y alumno graduado de un bachillerato en Trabajo Social con una concentración menor en Derechos Humanos.

Son muchos factores, aseguró Peñaloza Parrilla. Entre estos se destaca la poca seguridad policiaca y la decadencia del área, que paulatinamente ha perdido actividad económica al pasar de los años.

“En realidad (Río Piedras) es una ciudad universitaria. Incluso, si nuestro recinto se cierra los comercios sufren, porque hay una correlación tan directa. (Los comercios) nos ayudan y, a la misma vez, los ayudamos a ellos a que haya más personas que compren, gasten en Río Piedras”, atestiguó el también estudiante de maestría en Trabajo Social Comunitario.

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Desde el alcalde de San Juan, Miguel Romero, a comerciantes y miembros de la comunidad riopedrenses se expresan sobre la situación actual del que fue el municipio más próspero de Puerto Rico.

Pero, entre los mayores problemas que enfrentan los estudiantes al ingresar a la UPR-RP está la falta de hospedaje en el área o la dificultad de alquilar, causado por el impacto que el declive económico de Río Piedras ha tenido en el ofrecimiento de espacios donde vivir mientras estudian.

La presidenta del Fideicomiso para el Desarrollo de Río Piedras, Cristina Miranda, señaló que los cierres de las residencias estudiantiles, Torre del Norte en el 2018 y Resicampus en el 2020, se tradujo como “un impacto nefasto” para los alumnos, quienes tienen pocas opciones económicamente viables para costear vivienda fuera de la universidad. Y es que muchos de los edificios de unidades de viviendas que han sido abandonadas alrededor del casco urbano han pasado a manos de inversionistas que arrendan a costos extremadamente elevados.

“La eliminación de las dos residencias de estudiantes de parte de la Universidad de Puerto Rico creó una debacle, porque antes había dos residencias de estudiantes y ahora no queda ninguna”, indicó Miranda. “Ciertamente el hecho de la eliminación de las residencias es un problema, porque el costo de una residencia (universitaria) es muy bajo. Así que, subvencionar un costo de una residencia al costo que lo tenían en la Universidad de Puerto Rico es muy poco viable”, agregó.

Esta carencia de espacios y el encarecimiento de los pocos que existen obliga, de hecho, a muchos estudiantes a “vender bizcochos en y fuera del recinto, aparte de tener trabajos ‘full time’ " por cuanto las ayudas económicas que reciben no suelen alcanzar para todas las necesidades cotidianas y no necesariamente provienen de familias que devengan ingresos altos, apuntó Peñaloza Parrilla.

De acuerdo a datos provistos por la División de Investigación Institucional y Avalúo del Decanato de Asuntos Académicos (DiiA), el 17%, o 363, de los estudiantes de nuevo ingreso en el año académico 2020-2021 tienen un ingreso familiar de entre $0 a $30,000 anuales. Mientras, 95, o el 4%, tienen un ingreso familiar de $30,001 a $48,000; 641 (30%) de $48,0001 a $75,000; y 844 (40%) de más de $110,001. Se desconoce el ingreso familiar de 200 (9%).

Según Peñaloza Parrilla, la administración universitaria desconocía la falta de disponibilidad de hospederías en Río Piedras para acomodar a sus futuros y actuales alumnos, por lo que proveen poca asistencia en esa dirección. Por ende, la falta de orientación sobre qué ofrece el área es un óbice mayúsculo, sumándole también los retos económicos que representa pagar alquiler. Esto, detalló Peñaloza Parrilla, puede ser un elemento que desanime al estudiantado, máxime aquellos que provienen de municipios lejanos a San Juan.

La DiiA reveló que, de los 2,143 estudiantes de nuevo ingreso que se matricularon durante el año académico 2021-2021, 1,690 provienen de pueblos de toda la Isla, salvo de los municipios de San Germán, Hormigueros, Maricao y Culebra. Son solamente 453 los que provienen de San Juan.

“Hay una necesidad de residencia. Tampoco hay proactividad de parte del recinto (para facilitar vivienda). Yo soy de Loíza. El estudiante de Mayagüez (por ejemplo) no sabe qué tiene Río Piedras”, exclamó el también representante estudiantil dentro de la Junta Comunitaria del Casco Urbano de Río Piedras.

Es por esto que el Consejo General de Estudiantes de la UPR-RP y el Centro de Acción Urbana, Comunitaria y Empresarial de Río Piedras (Cauce) recopilaron en julio de 2021 un censo de los lugares disponibles para alquiler en áreas limítrofes de la institución universitaria.

El documento apuntaba a que había 18 lugares disponibles para alquiler y ocho estaban ocupados. Entretanto, 13 dueños no respondieron a más de 10 llamadas en el lapso de tres días previo a que se publicara el registro. Entre los espacios disponibles para alquiler, la renta más alta ascendió a $900 mensuales, mientras las más económica era de $190. Muchas de las hospederías hacían la salvedad de que no tenían espacio de estacionamiento.

La realidad a la que se enfrentan entonces los estudiantes universitarios que deben “mudarse” a Río Piedras mientras estudian es crítica, sobre todo considerando los costos versus la decadencia que enfrenta el área aledaña al recinto y la falta de ofrecimientos de todo tipo para cubrir sus necesidades cotidianas.

“Cuando hablamos de techo seguro, es un tema amplio. Hay un sinnúmero de procesos que hay que enmarcar en contexto. Nuestros abuelos se casaban a los 13, 12 años. Nuestra generación es más extendida (y tiene más) codependencia con sus padres. (Enfrentar estos retos económicos) de cantazo es difícil. No es tan fácil pagar la universidad, más pagar $300 mensuales (de renta), más los alimentos, más el costo de vida de estar en Río Piedras, libros, transporte. Es un sinnúmero de factores que tiene un efecto directo”, recalcó Peñaloza Parrilla.

“Hay un edificio que lleva mucho tiempo abandonado frente a la Casa (de Cultura Profesora Ruth Hernández Torres) y en ese edificio, una unidad de un apartamento de un cuarto te sale en $800, $850. En Puerta de Tierra (se vendieron) más de 30 edificios. En la medida que se sigan arrendando unidades de alto costo y no se tomen en consideración (las personas que no pueden sufragar estos costos), no va a haber unidades para las personas que lo necesitan”, dijo Miranda.