“Estoy asombrada, es fantástico. No han pasado 24 horas y estoy más que complacida”.

Estas fueron las palabras de la fundadora de Elephant Aid International (EAI), Carol Buckley, quien aseguró que Mundi ha vuelto a reconectar con su “elefanticidad” en el Elephant Refuge North America (ERNA), su nuevo hogar en Attapulgus, Georgia.

La cuidadora expresó con mucho entusiasmo a Primera Hora que la paquiderma africana -que estuvo en cautiverio por más de 35 años en el Zoológico Juan A. Rivero en Mayagüez- está respondiendo positivamente al nuevo ambiente que le rodea, donde se ha visto pastar con frecuencia, algo que la criatura no hacía en su hogar anterior.

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“Usualmente, cuando un animal se encuentra encerrado y bajo estrés, comienzan a “pasear”, que es simplemente caminar una y otra vez en un mismo camino que define la criatura. Animales como los osos y los felinos grandes lo suelen hacer, pero los elefantes, no”, explicó.

“Cuando la vi en el zoológico haciendo eso, yo pensé que, posiblemente, a ella le gusta pasear y ya. Pero cuando llegó a Georgia, ella no paseaba más, incluso, tenía interacción con la naturaleza con facilidad”, manifestó.

Asimismo, en su primer día, Mundi también se vio jugando alrededor de los árboles, y hasta interactuar con uno de los elefantes asiáticos del refugio, Bo.

“Esta mañana, conociendo a Bo, que ella estaba actuando tan grandiosa, levantando sus orejas hacia fuera, y Mundi corría hacía él, tratando de asustarlo, y Bo es muy tranquilo, y lucía un poco confundido, parecía como si se preguntara qué estaba pasando”, expresó.

Incluso, la jefa de EAI confirmó que la elefanta oriunda de Zimbabwe llegó a interactuar con Tarra, la ejemplar de mayor edad del santuario y, según la especialista en cuidado de animales silvestres, la más tímida.

“Tarra es tímida alrededor de otros elefantes, ella piensa que todos les va a hacer daño. Pero no pasan 20 minutos, y ninguna de las dos se empujan, levantan sus orejas, o no hacen algún otro gesto defensivo. Ambas se encuentran muy calmadas, y unen sus trompas desde abajo para respirarse una sobre otra. Si se ponían un poco más altaneras, lo hubieran hecho ese gesto desde más arriba”, expresó Buckley, quien ha rescatado a unos 26 paquidermos desde que comenzó su carrera como rescatista hace más de 40 años.

“Así que decidí alimentarlas a las dos una cerca de la otra, pero no se las puse muy cerca porque los elefantes son muy propensos a pelear por comida, son como niños durante la cena. Coloqué la comida de Mundi en el suelo, y me moví unos diez pies de distancia, y puse la comida de Tarra en el suelo, y me distancié de las elefantas, pero algo increíble sucedió. Tarra decidio llevar su comida por la verja, justo frente donde Mundi estaba comiendo, y ambas cenaron juntas”, expresó.

“Mundi es fantástica, es muestra que, a pesar de estar sola por más de 35 años, estos animales nunca perdió su sentir silvestre, ella nunca perdió su ‘elefanticidad’, eso se queda ahí. Cuando los pones en un ambiente seguro, estos animales recuperan su esencia”, sostuvo.

Junto con la elefanta Mundi, será trasladado el burro Chevy, los hipopótamos Cindy y Pipo, el rinoceronte Felipe y un impala.

En cuanto a alimentos, la elefanta está comiendo pasto, granos -que tiene un alto valor nutritivo-, hojuelas de heno y hasta 15 libras de productos agrícola unas tres veces al día.

Por el momento, Mundi permanecerá bajo cuarentena en un establo que tiene siete cuerdas de terreno por al menos una semana, en lo que se adapta a la presencia de sus nuevos cuidadores y continúa conociendo sus compañeros de campo.

Tan pronto pase por esa fase inicial, la criatura pasará al campo de 100 cuerdas de terreno, en el explorará y conocerá a plenitud hasta que sienta la seguridad suficiente para llegar a las 750 cuerdas que se ganó su padre.

“Su hogar de entonces era alrededor de un cuarto de cuerda de terreno, que es una gran diferencia, porque era posiblemente media cuerda de tierra que se redujo tras la construcción del establo y el charco, lo que reducía drásticamente su espacio para caminar. Aquí tiene ahora mucha grama, un bosquecito donde jugar y descansar, y un charquito donde puede chapusear cuando quiera”, expuso.

Además, Buckley tomó el espacio para darle las gracias a los puertorriqueños que estuvieron cerca de la elefanta, tras asegurar que ella “recibió mucho amor, a pesar de las circunstancias en las que vivía”.

“Se notó que ella siempre estuvo rodeada de amor, a diferencia de los casos que he visto en mi vida. No fue difícil su llegada al santuario y conectar con el personal que labora aquí. Ese es el rastro que dejó que le tuvieron muchos puertorriqueños”, indicó.

Mundi, de 41 años, llegó a Georgia anoche, tras un extenso traslado desde el Zoológico de Puerto Rico, doctor Juan A. Rivera, en Mayagüez, que inició en la mañana del jueves.

La elefanta estuvo 35 años en el parque mayagüezano, bajo cuidados del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales. Pero, el gobierno estatal firmó un acuerdo con el Departamento de Justicia de los Estados Unidos el pasado 8 de marzo en el que se estableció que todos los animales del cerrado zoológico y los del Centro de Confinamiento de Cambalache, en Arecibo, tendrían que ser trasladados a los Estados Unidos. Este pacto evitó sanciones criminales y civiles por el maltrato que recibieron los animales por años.