“¿Dónde se juega Lotería Tradicional y Lotería Electrónica en Aibonito?”.

La respuesta inmediata de muchos es: “en la esquina de la suerte”.

Justo entre las calles Padial y San Gerónimo se destaca un local que, aunque no tiene un nombre oficial, ha ganado mucha popularidad entre el público que apuesta a su suerte y al servicio que ofrecen Nemesio Flores y su hijo Alvin Flores.

“De mi papá (Nemesio, de 76 años), aprendí a vender billetes, porque yo era mensajero. Le hacía los mandados a mi papá y tenía que ir tres veces a la semana a la Lotería en San Juan a buscar billetes”, recordó Alvin.

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“Mi papá empezó en 1989 con una mesita y el tablón en la esquina de la calle 14, aquí en el pueblo, y luego nos mudamos en el 1990 a la calle Padial. Y hace 10 años, estamos aquí en el negocio de la esquina”, explicó.

Y fue, precisamente, en el 1990 cuando Alvin inició de lleno como vendedor con un préstamo que hizo para comprar billetes.

“Cogí un prestamito, compraba y vendía billetes en el mismo local de mi papá. Saqué la licencia de vendedor y entraba y salía del local. Salía a vender y, cuando vendía lo mío, regresaba porque yo trabajaba con él (papá)”, expresó el billetero de 53 años de edad.

Desde entonces, esta dupla de padre e hijo ha visto muchos ganadores en Aibonito, algunos locales y otros que llegaron de visita y encontraron la suerte.

Al local llegan personas de todas las edades, pero los adultos mayores y las mujeres son quienes predominan entre los clientes.
Al local llegan personas de todas las edades, pero los adultos mayores y las mujeres son quienes predominan entre los clientes. (Isabel Ferre Sadurni)

“En marzo pasado, en 27 días, pegué a dos; uno con $25,000 y otro con un cuarto de millón (de dólares)”, declaró Alvin con emoción y alegría. “Mucha gente se ha pega’o aquí”, apuntó.

“Desde que yo vendía en la calle, llegué a vender premios con los que la gente se pegó con $300,000 y hasta $400,000. Son muchas anécdotas que, con el pasar de los años, uno escucha de la gente que se pega”, dijo.

“Hay uno que vino una vez porque quería comprar unos bueyes para arar la tierra, porque tenía finca. Vino y se pegó con $125,000 de un billete ajustado que le vendí, y compró los bueyes, compró caballos y más terreno”, contó Alvin.

Y cuando se pegan…

“Algunos regresan, otros se pierden, otros dejan de venir, es como todo”, indicó.

“Todavía hay gente que se pega y viene para que los llevemos a San Juan a cobrar. Ellos pueden ir, pero nos piden que los llevemos”, señaló el billetero natural del barrio Asomante.

Al local de los Flores llegan personas de todas las edades, pero los adultos mayores y las mujeres son quienes predominan entre los clientes.

“Vienen muchas personas mayores. A ellos les gusta jugar. Vienen los de aquí y también de Coamo, de Barranquitas, los que están de visita en Aibonito porque están en el Hospital Menonita, y aprovechan para jugar billetes”, señaló Alvin.

“Y las mujeres, ellas vienen a jugar para los hijos”, dijo al aludir a las clientas que llegan buscando la suerte para cubrir alguna necesidad de sus retoños.

“Si sale de la persona, viene y te trae algo. A veces mandan a alguien para que lo traiga sin decir quién fue, porque están agradecidos”, mencionó Alvin.

No hay dudas de que son muchos los que visitan la “esquinita de la suerte” buscando formar parte de las historias de los ganadores que por allí han pasado.

Esta esquina tiene algo”, dijo bromeando el billetero aiboniteño. “Uno se siente bien y contento por ellos de que se peguen y consigan lo que querían”, añadió.

“Ser billetero es una ocupación. Lo mejor es que uno conoce gente nueva todos los días, conoce sus historias... Y en mi caso, comparto todavía este oficio con mi papá”, concluyó.

El negocio opera de lunes a sábado, de 7:30 a.m. a 4:30 p.m.