¿Pesa más la soledad que vivir de mes a mes estirando el cheque de retiro o del Seguro Social?

Aunque la inflación y el alto costo de vida ha golpeado duramente a los adultos mayores en etapa de jubilación, el vivir solos, tener problemas de movilidad para hacer sus gestiones y no contar con el apoyo recurrente de la familia, los vecinos y la comunidad en general impacta adversamente a esta población, explicó la expresidenta de la Asociación de Psicología, Silma Quiñones.

Según hizo constar, “cada vez más se escucha que la soledad es un problema serio para los adultos mayores”.

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La Encuesta sobre la Comunidad de Puerto Rico del Censo para el periodo del 2017 al 2021 detectó que de 703,925 adultos mayores de 65 años que viven en la Isla hay 175,328 o lo equivalente a un 14.7% que viven solas. El grupo que predomina son las mujeres, con 114,437.

Según resumió la sicóloga, “típicamente, cuando tú hablas con las personas de cómo te sientes y cuál es tu malestar, lo que acostumbramos a escuchar es primero la queja del dolama físico y segundo, pues, no tengo dinero para los medicamentos, no tengo dinero para manejar las utilidades, los alimentos. Pero, más es la soledad. Y esa soledad los hace muy vulnerables a que alguien le ofrezca compañía, pero a la misma vez logre tener acceso a información, como los ‘passwords’, los números que dan acceso a las cuentas bancarias”.

Explicó que el hablar de enfermedades, sobre otros aspectos de la vida, puede ser indicativo de esa soledad que atraviesa el adulto mayor.

Quiñones sostuvo que “la ciencia nos está diciendo que algo tan sencillo como un abrazo, ayuda a que tu sistema inmunológico se active y te proteja de enfermedades. Pero, igual hay otros elementos que se asocian con no tener esa oportunidad de compartir con otros, que son el desánimo, la tristeza, la ansiedad, todo lo que nosotros asociamos con angustia. No es que simplemente, pues, me siento solo, es que esa soledad produce una sensación de malestar que impacta no tan solo la salud física, pero obviamente la salud emocional y la productividad de la persona mayor”.

Comentó que los envejecientes suelen utilizar la radio o la televisión como sustituto de esa falta de compañía. Pero, esa falta de comunicación o interacción con familiares u otros ciudadanos los lleva a sentirse sin energías o sin ánimo. Estas condiciones pudiesen desembocar en una depresión, resaltó.

“A veces es la ansiedad que se manifiesta con la hipocondría (un paciente que imagina síntomas)… Puede ser que tenga una condición del corazón, que tenga un problema con el riñón, cuando lo que están es muchas veces reflejando síntomas de ansiedad. Y eso, pues, un profesional de la salud mental puede ayudar a discernir y trazar un plan”, detalló, al pedir a los adultos mayores y a sus familiares a estar pendiente a estas señales.

El plan de acción principal es la compañía. Puede ser tan simple como una salida recurrente al supermercado y pararse a hablar con los empleados.

“Lo que más se promueve y se debe promover es que se cree un estilo de vida, donde tú tengas la exposición, tengas la oportunidad de compartir con otras personas más allá de tu familia inmediata”, sostuvo.

Pero, más allá de la salida recurrente a tener contacto con otras personas, la sicóloga habló que acudir durante la semana a los centros de actividades de los municipios o tomar clases de bellas artes u alguna profesión que le guste para desarrollar nuevas destrezas. La idea es “compartir con otras personas de una manera regular, que el adulto mayor puede moverse hacia establecer relaciones que no tienen que ser necesariamente profundas, pero que le dan la oportunidad de recibir un ‘buenos días’, ‘buenas tardes’, ‘que le vaya bien’. Son esos encuentros que son más reducidos en tiempo y no son tan íntimos, pero que también aportan al cambio de la percepción de que estoy solo, sola, y lo que implica es mejorar el estado anímico”.

Invitó a la familia a impulsar el que el adulto mayor encuentre ese estilo de vida que lo haga sentir con mayor ánimo y en mejor estado de salud, al promover estas actividades o realizar una acción a su favor, como lo pudiese ser tomarse el día para ayudarle a limpiar la casa o conseguirle a un cuidador.

“Los familiares tienen que muchas veces tomar la iniciativa de identificar esos lugares, hacer los contacto y facilitar el que este familiar, el adulto mayor, pues se atreva y se aventure a explorar esas actividades”, sentenció.

Por otro lado, para las personas que todavía no están retiradas, Quiñones le recomendó a tomar previsiones para establecer rutinas que no lo empujen a la soledad una vez lleguen al retiro laboral.

Recomendó plantearse los siguiente: “¿Qué vas a hacer cuando te retires de un empleo? ¿Qué vas a hacer cuando la familia crezca y ya no esté en el hogar? ¿Cómo vas a atender tus necesidades? No es esperar a que estés deprimido o que te sientas muy mal para, entonces, decir algo diferente tiene que pasar en mi vida. Hay que incluirlo en la planificación de vida, ya que vamos a durar hasta los 80, hasta los 90 y no hasta los 65″.