Caguas. En la plaza pública el día transcurre con aparente tranquilidad. Las áreas comunes -contrario a otros espacios similares- están ocupadas por los vecinos. Hablan entre sí, descansan y se comen una que otra ricura puertorriqueña.

Pero al filo de la noche el ambiente es uno distinto, a juzgar por los propios entrevistados. Y es que ese período del día se ha convertido en uno en el que las personas prefieren encerrarse en sus hogares, huyendo de cualquier peligro.

“Por las tardes aquí casi no hay nadie. Yo a las 3:00 p.m. cojo pa’ casa y me voy. De noche no se puede estar en ningún lado”, indicó Félix Rivera.

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Para el residente de Juncos, la situación que vive Caguas es una que se refleja en la mayoría de los municipios del País como resultado del trasiego de drogas. “ En Juncos está peor”, señaló el hombre.

La Ciudad Criolla lleva una mala racha de incidentes violentos que la han ubicado en la mirilla. La Policía se lo atribuye a la lucha por el control de los puntos de droga tras la detención de los grandes líderes de las organizaciones de narcotráfico. El pueblo, al parecer, coincide con esta versión.

“La cosa no pinta bien, no está muy bueno para vivir. De las 4:00 p.m. pa’ bajo no hay tranquilidad, así está Caguas”, señaló Juan Vega al describir la droga como “el causante del mal aquí y en el mundo entero”.

Fue el viernes pasado, al filo de las 9:00 de la noche, cuando una joven de 19 años en su octavo mes de embarazo fue acribillada a tiros en medio de un ataque que aparentemente iba dirigido a su pareja, identificado por las autoridades como Félix Jamil Díaz. La noticia conmocionó a muchos y despertó en otros el miedo.

El efecto entre el pueblo fue inmediato, situación que reconoce el alcalde William Miranda Torres, quien apuesta a su equipo de trabajo y a la Policía para recobrar la paz que han perdido momentáneamente. “Esto se veía venir, nos estábamos preparando para evitar estas situaciones, pero cuando se da este tipo de crímenes por acecho es imposible tu tener a una persona dándole seguridad a un maleante las 24 horas”, sentenció el alcalde.

José Martinó es otro de los que acostumbra despejarse en la plaza de recreo. Para él, la clave está en controlar el trasiego de sustancias controladas y en eliminar cualquier propuesta que esté dirigida a una posible legalización.

“Tienen que meterlo mano. Todos esos casos, la mayoría, son por el trasiego de drogas”, puntualizó.

A esto se suma la pérdida de respeto hacia las figuras de autoridad -como la Policía- y a la eliminación de códigos entre los miembros del bajo mundo. “Ya no hay sentido de lo que es la vida. ‘Si me toca sacarte del medio, te saco’”, abundó sobre la forma de pensar de quienes andan en ese mundo.

Ismael Flores y Francisco Torres también están preocupados por el rumbo que ha tomado su ciudad, especialmente porque afecta a la nueva generación que se levanta.

¿Se sienten seguros?

“Sí. Ahora, yo no salgo de noche por temor de que me asalten. No hay mucha vigilancia de noche”, respondió Torres.

Pero, ¿hasta qué hora usted está por ahí?

Dependiendo, si hay karaoke por ahí me quedo un ratito más.

Pero, ¿por la noche arranca para su casa?

“A las millas. Ya a las 7:30 p.m. estoy encueva’o, bañadito y viendo televisión”, continuó diciendo Torres, un veterano de la guerra de Vietnam.

Los amigos resaltaron el deterioro en los valores sociales y en el desarrollo de nuevas iniciativas deportivas y recreativas en favor de la juventud. Del trabajo de su alcalde no hubo quejas.

“Yo creo que todo empieza en los cimientos. Nuestra sociedad se ha ido corrompiendo. No solamente Caguas, tú vas a otros pueblos y es lo mismo”, planteó Flores al destacar que no hay respeto hacia las personas mayores.

Aunque no fue en Caguas sino en Las Piedras, Flores fue víctima de un asalto en el que le quitaron prendas y el dinero producto del cobro de una renta. “Por poco me matan y es un reflejo de cómo estamos viviendo”, señaló.