Prometedora terapia para atender traumas en menores de edad
Especialistas de APS recibieron adiestramientos y trataron con éxito a 44 niños a través de toda la Isla.

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Dos menores que sufrían de conmociones y tenían dificultades en la escuela y sus hogares, mostraron avances significativos luego de recibir este año un tratamiento de terapia cognitivo conductual enfocada en trauma (TF-CBT, en inglés), una forma de tratamiento que especialistas de APS Health y APS ProClinics utilizan en sus clínicas a través de la Isla.
En estos dos casos en particular, explicó Yaileen Lorenzo, trabajadora social de una de las clínicas de APS en el área oeste que estuvo a cargo de tratarlos, se trataba de menores bajo la custodia del Departamento de la Familia, que llegaron con problemas académicos, estrés postraumático y déficit de atención, “se veía mucho lo que era el síntoma de lo que es culpabilidad, los ‘flash back’, cambios de comportamiento, alteración en lo que es el patrón del sueño, las pesadillas”.
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“Este niño en particular, no dormía, tenía interrupciones durante la noche, en el salón pues no permanecía sentado, estaba super intranquilo, no seguía instrucciones, había pobre control de impulsos, demostraba rasgos de agresividad contra compañeros y también hacia maestros. Y eso se trabajó durante la terapia, y entonces sí hubo una mejoría significativa en el paciente”, explicó.
El tratamiento también le ayudó en su rezago académico, al enfoque y a regularse durante el proceso escolar. “Y sí, en ambos, uno ya está leyendo y el otro sí está más concentrado en lo que son los estudios, que sí ha demostrado el interés”, abundó la trabajadora social.
En otras palabras, luego de recibir la terapia, pasaron de una conducta problemática que generaba “constantes referidos por parte del personal escolar hacia la clínica por el comportamiento”, a una conducta en el que “eso ha mermado muchísimo, muchísimo”.

“En este semestre que comenzó, no he recibido ningún referido por parte de la escuela. En diciembre fueron unas notas y hubo progreso académico que el niño sí pasó de grado. O sea, estamos hablando de que en el mes de diciembre era totalmente deficiente, y en mayo sí hubo el progreso y se nota”, celebró Lorenzo.
Resultados alentadores
Resaltó que se trata de “un trabajo en equipo”, donde ellos proveen herramientas, y el cuidador, que en esos casos en particular no tenían vínculos biológicos, sino que eran cuidadores sustitutos, estaban comprometidos con el tratamiento.
La terapia, que puede brindarse por teleconsulta o presencial, se extendió por varios meses.
“Los resultados son muy alentadores, y los familiares están muy contentos con los resultados, y sobre todo los menores. El escuchar por parte del menor ‘me siento más libre, me siento en paz, me siento tranquilo’, ya eso es un logro”, insistió la trabajadora social, con una evidente expresión de satisfacción.
Y esos avances notables no se limitan a su experiencia, sino que se repiten en otros más de 40 casos a través de todo Puerto Rico que trabajaron otros especialistas bajo este programa de adiestramiento, que se desarrolló en colaboración con recursos de la Escuela de Medicina de Carolina del Sur (MUSC, por sus siglas en inglés), y cuyo cierre se celebró este miércoles durante un encuentro en el que los participantes repasaron logros, además de recibir las certificaciones en terapia TF-CBT.
La terapia cognitiva conductual enfocada en trauma, explicó la doctora Rosaura Orengo Aguayo, “es la terapia con más evidencia científica en el mundo para curar, sanar estrés postraumático en niños, de 3 a 18 años. Esto está establecido internacionalmente”.
Abundó que, “en colaboración con APS, nosotras hemos decidido adiestrar a un grupo de 18 sicólogos clínicos y trabajadores sociales clínicos en esta terapia”, y resaltó que “esto es un compromiso de 9 meses, esto no es cualquier cosa”.
La especialista indicó que, como parte de este programa, los 18 terapeutas “vieron 44 niños entre las edades de 3 a 18 años, donde les ofrecieron esta terapia semanalmente, reuniéndose con el niño y con el cuidador”.
“Esto no es para el niño nada más. El padre, la madre, el tío, el abuelo venían y aprendían las mismas destrezas”, afirmó.
Describió que el proceso se da por fases, donde primero se les enseña “herramientas de manejo, cómo yo me relajo, qué son las emociones, cómo son los pensamientos”. La segunda fase “es cómo cuento mi historia de este trauma, cómo me abusaron sexualmente, cómo eso me hizo sentir, cómo fue el huracán María, qué miedo yo sentí”. Por último, la fase final “es consolidación, qué significa esto para mí”.
“Y el objetivo es triple: número uno, al final de esta terapia queremos ver reducciones en estrés postraumático, que es como decir quité el catarro, se nos fue. Número dos, están los primos del estrés postraumático, que es la depresión y la ansiedad, siempre janguean en corillo; queremos reducciones en depresión y ansiedad. Y número tres, queremos cambios en las conductas en el hogar y en las escuelas; queremos mejores notas, queremos mejores destrezas de lectura, queremos comportamiento bueno en las escuelas”, explicó la experta, antes de afirmar que, durante el proceso de siete a nueve meses, “logramos esas tres”.
En Puerto Rico
“Los datos científicos comunicaron lo siguiente: en métricas antes del tratamiento, comparados a luego del tratamiento, no había más estrés postraumático, no había más depresión ni ansiedad en esta muestra de niños. Número dos, vimos maestros reportando ‘este nene es otro’. Tuvimos casos donde niños que no estaban leyendo, ahora están leyendo; estaban siendo ‘bullies’ (acosadores), ahora se comportan bien. Y número tres, padres diciendo ‘el nene me escucha, está haciendo las asignaciones, se duerme, se acuesta’”, afirmó la doctora.
Aseveró que esos resultados no sorprenden, pues “es lo mismo que se ha encontrado a través del mundo”, durante adiestramientos en lugares como El Salvador, Honduras, Colombia y los Estados Unidos.
“La diferencia de Puerto Rico es que en Puerto Rico es el primer lugar donde hemos atendido niños que 100% de la población de un país ha experimentado por lo menos un trauma, y el promedio de trauma es cinco. Para que entiendan, esto no se ve en otras partes del mundo incluso con guerras. Puerto Rico necesita tratamiento basado en evidencia para trauma”, afirmó.
Abundó que Puerto Rico ha estado sujeto a una secuencia de fenómenos naturales que incluye al huracán María, los terremotos en el suroeste, la pandemia, una epidemia de zika que precedió a María, “y encima de eso Puerto Rico tiene unos ‘rates’ (tasas) de homicidio super altos, exposición a violencia comunitaria super altos”.
Todo eso se vio reflejado en un estudio que su equipo hizo en 2019, con una muestra de 96,000 estudiantes de escuela pública a nivel Isla, cinco a siete meses luego de María, “y se encontró que un 7% de la población de niños en Puerto Rico cumplía criterios de estrés postraumático luego de María”.
“No parece mucho, pero la prevalencia nacional en Estados Unidos es de un 4%. O sea, que ya estábamos viendo unos ‘rates’ super altos. Eso fue sin contar terremotos, pandemia. Por eso se escogió a Puerto Rico”, explicó.
Con toda esa información, y los resultados de este programa de adiestramiento, lo próximo, abundó la doctora, sería expandir el tratamiento con esta terapia a través de todo Puerto Rico, y recopilar más datos y evidencia científica.
“Ya sabemos que lo podemos hacer en una clínica de salud a nivel Isla. Tenemos que estudiarlo científicamente, más riguroso. Y aquí entra este estudio. En ninguna parte del mundo se ha hecho lo que se llama un ensayo clínico aleatorio de esta terapia, probando su eficacia, vía telesalud y en persona. Lo que queremos es evidencia contundente de que no importa si yo te veo por una computadora, o en mi oficina, vamos a obtener los mismos resultados. ¿Por qué? Porque alguien en Utuado quizás no pueda bajar a San Juan a recibir el servicio, porque alguien en Culebra y Vieques no tiene el acceso”, indicó, antes de lanzar una invitación a participar en el estudio.
“Necesitamos que Puerto Rico nos colabore. Estamos reclutando ahora mismo niños entre las edades de 7 a 18 años, que han experimentado un trauma, y que los papás, el abuelito dice ‘algo aquí me huele que está mal, el nene está afectado’. Refiéranlo a APS. Va a recibir cuidado en TF-CBT, y esta terapia la va a recibir o en persona o por telesalud, y se le compensa por el tiempo al cuidador, por su tiempo al niño. Y estamos bien entusiasmados de poder publicar un estudio un día que ponga a Puerto Rico en alto”, sostuvo la doctora Orengo Aguayo.
La especialista indicó que no deben tener reservas en cuanto a recibir la terapia por telesalud, pues ya lo han estado haciendo, desde la pandemia, “con los mismos resultados”.
“Nuestro sueño, mi misión, nuestra misión, es que eventualmente en cada escuela, en cada biblioteca, en cada panadería, haya espacios dedicados de telesalud para recibir servicios, y APS está siendo pionero en eso”, afirmó, agregando que ya tienen un proyecto piloto en Culebra, que se está trabajando en colaboración con el Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico (UPR), donde ya tienen la primera clínica de telesiquiatría en Puerto Rico, “donde estos niños, y maestros, en la Escuela Ecológica, tienen acceso a los especialistas en la UPR, y si no tienen plan médico se da gratuito”.
Si usted desea conocer más sobre esta terapia, o cree que se beneficiaría de una terapia, puede contactar a las clínicas de APS a través del 787-641-9133, o en el portal apshealth.com. Para más información sobre el estudio, puede comunicarse, de manera confidencial, con Katy Avilés López al 787-659-3782, o avilesmk@musc.edu.