A una siete semanas de iniciada la cadena de temblores que ha destruido o dañado residencias, escuelas, comercios e iglesias en el suroeste de Puerto Rico, aun quedan unos 1,027 refugiados en 20 campamentos no oficiales y otros 10 campamentos oficiales, dijo hoy William O. Rodríguez Rodríguez, administrador de la Administración de Vivienda Pública (AVP).

Rodríguez dijo que el gobierno mantiene la “meta” de haber cerrado todos los campamentos para el 28 de marzo. Además, informó que ya han cerrado campamentos de refugiados en las pasadas semanas -los más recientes en Adjuntas y Lares- en la medida en que más personas consiguen una ubicación bajo techo seguro o logran regresar a sus hogares.

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“Ahora mismo tenemos 30 refugios, 10 oficiales y 20 no oficiales. Se han cerrado otros (20 refugios oficiales), ha habido movimientos desde el día uno desde que comenzó la emergencia”, destacó.

Explicó que al momento de establecer la meta de cerrar los campamentos en 60 días, el pasado 28 de enero, había unos 4,700 refugiados.

“Vamos a un muy buen ritmo, sabemos que siempre habrá casos que son complicados, que tendremos que atender multidisciplinariamente, pero vamos a buen ritmo para -no la fecha límite- sino la meta de reubicar a las familias”, añadió Rodríguez.

Uno de los temas que más han tenido que atender en este proceso es la ansiedad que ha causado en muchas personas los temblores, personas que no se atreven a regresar a dormir en un lugar bajo techo, y que incluso duermen en sus patios. Para esto, dijo, la Administración de Servicios de Salud Mental y contra la Adicción (Assmca) ha hecho el trabajo.

Más allá de la gente que teme llegar a sus casas, el funcionario también dijo que en algunos casos las personas necesitan una nueva residencia por los daños causados por los movimientos telúricos. Indicó que ya han entregado vales bajo el programa Plan 8 a unas 111 familias, mientras que han entregado 85 viviendas en complejos de vivienda pública o residenciales.

“Nosotros no vamos a forzar la reubicación de una familia, son personas que están pasando una situación muy particular o están pasando por una situación grande de ansiedad que tenemos que atender”, indicó Rodríguez al destacar que hay mucha cooperación ciudadana en este proceso.

Asimismo, el funcionario señaló que la Agencia federal de Manejo de Emergencias ha comenzado a otorgar ayuda económica para que damnificados puedan atender daños a sus residencias. “Ya FEMA ha asignado unos $14,791,666 de esos $8,099,711 son para reparaciones. De la información que me da FEMA es dinero que ya se le pagó a los participantes o solicitantes, que se hace dos formas o depósito directo o se le hace un cheque que se envía por correo”, detalló.

Ya hay damnificados viviendo en hoteles

FEMA anunció la semana pasada el inicio del programa de Asistencia de Alojamiento Transitorio, que permite a damnificados vivir por un periodo de tiempo en hoteles.

La agencia deferal confirmó que, al momento, tiene alojadas en hoteles y/o moteles a unas 122 familias del suroeste y sostuvo, en declaraciones escritas, que más de mil familias en los 6 municipios elegibles de Guánica, Guayanilla, Peñuelas, Ponce, San Germán y Yauco pueden solicitar esta ayuda.

El presidente de la Asociación de Dueños de Paradores (que representa a 13 de estas hospederías en la isla), Jesús Ramos, dijo que ya hay 19 refugiados en el parador Guánica 1929, y que tiene información de que dos hoteles en Ponce también han comenzado a recibir damnificados.

Ramos cree que pronto llegarán más damnificados a través de este programa de FEMA porque apenas la semana pasada la agencia federal orientó a los dueños de hospederías sobre cómo cualificar para esta iniciativa.

El servicio en esta ocasión es algo diferente a como se hacía cuando se alojaron refugiados tras los huracanes Irma y María, dijo Ramos, porque ahora FEMA está contratando directamente con la hospedería y separa unos espacios, y entonces refiere a los refugiados. Para el 2017, era el ciudadano afectado quien conseguía el hotel y hacía el trámite. “Ahora entiendo que es mejor”, indicó.

FEMA solo cubre la hospedería y otros gastos no están cubiertos, dijo Ramos. Por ejemplo, explicó, aunque su hospedería Villas de Sotomayor, en Adjuntas, permite tener mascotas (pet-friendly), la agencia federal no paga por albergar los animales, así que -si el damnificado quiere llevarlo allí- tendría que sufragar la estadía de ese otro miembro de la familia.

Además de ser una ayuda a los damnificados, el programa también contribuye grandemente a este sector de la economía casi detenido desde los temblores.

“Con esta situación que estamos viviendo las hospederías en Puerto Rico, ahora poco apoco la rueda esta comenzando a correr pero nosotros llevábamos des el 7 de enero (día del terremoto más fuerte registrado, de 6.4 en intensidad) que la ocupación ha sido un desastre, fines de semana con una habitación (vendida), dos habitaciones, los restaurantes prácticamente parados, ahora está comenzando a correr la rueda y si logramos tener eso, que sea algo seguro, podemos recuperar estos meses tan difíciles que tenemos”, sostuvo Ramos.

“Los paradores somos empresas de familia atendiendo familias y los paradores estamos dispuestos a seguir recibiendo refugiados, estamos preparados y listos, con reserva de agua, planta, con las facilidades necesarias”, sostuvo.