Juncos. Ana Luisa Colón anticipaba lo peor antes de que cayeran las primeras gotas de la tormenta tropical Isaías.

La mujer de 71 años y exempleada del Departamento de Salud (WIC) miraba por la ventana frontal de su residencia desde la madrugada en espera de que se hundiera su marquesina en la calle Crisantemos de la urbanización Damaris 1 de barrios Lirios. No pudo percatarse del momento en que un enorme cráter, de unos 12 pies, reapareció en la entrada de su hogar, extendiéndose nuevamente a la casa de la izquierda.

La alerta del hundimiento vino cuando estalló el transformador de su marquesina debido a la electricidad soterrada. 

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“Me volví loca cuando ocurrió. Yo le tengo terror a la electricidad”, dijo Colón a Primera Hora, quien vive en el hogar junto a sus tres hijos y un nieto de ocho años.

Vecinos de la urbanización pasaron toda la mañana bajo la lluvia, resguardándose bajo sombrillas y con mascarillas para protegerse de un contagio de COVID-19, observando el regreso del gigantesco hoyo de arena que se formó por primera vez durante los huracanes Irma y María en septiembre de 2017. Para aquel entonces, el auto de Colón quedó guindando en dos ruedas con la amenaza de ser tragado.

Cráter frente a una casa en Juncos.
Cráter frente a una casa en Juncos. (Suministrada)

El municipio de Juncos rellenó el boquete, custodiado en estos momentos por cuatro vallas de cemento, con tierra en espera de los fondos de FEMA para realizar las reparaciones formales. No obstante, el jueves Isaías volvió a destapar el peligroso problema.

“A consecuencia del huracán María, esto socavó debido a las lluvias torrenciales de esta tormenta porque hay problemas con el alcantarillado, donde pasa una quebrada, que cruza toda la urbanización. Ese hueco se hizo así o más grande la otra vez. El municipio lo tapó porque dijeron que no podían completar el trabajo hasta que meterían tubería nuevamente”, relató María Rivera Rivas, vecina de Colón y que perdió una columna y parte de la marquesina inclinada de su residencia.

“Volvió a irse el relleno que ellos pusieron. Estamos bregando con esto hace tres años y todavía la situación agrava. Mi vecina se quedó sin luz porque es soterrada y tuvo un corto circuito. Estamos perdiendo parte de mi terreno y podemos perder mucho (si no arregla) y pasar algo grave”, agregó.

Rivera Rivas vive con su esposo Jerry Dávila, ambos enfermeros, y su hijo Christian. El temor es latente en sus miradas ante el ininterrumpido aguacero que alimenta la expansión del hoyo.

Cráter frente a una casa en Juncos.
Cráter frente a una casa en Juncos. (Suministrada)

“Tenemos miedo de perder la residencia. Uno tiene sus cositas y aunque son materiales, que uno lo recompensa poco a poco, no es fácil perder una residencia que ha pagado día a día”, recalcó.

Minutos después de la llegada de este medio al cráter, el alcalde del municipio, Alfredo “Papo” Alejandro Carrión, arribó a la escena y aseguró que el proceso para reparar adecuadamente el agujero está en proceso. El estimado para el arreglo son unos $100,000. La mitad del dinero será asignado por el ayuntamiento, según Alejandro Carrión. 

“Desde Irma este ha sido mi proyecto primario. Este problema hay que meterse por la casa de atrás porque hay unas tuberías. Hace un mes, FEMA me asignó un dinero, pero con la condición de que debo tener tres cotizaciones. Ellos saben que por aquí han pasado a cotizar en estos días. Lamento lo que ha pasado aquí y que esta gente tenga que sufrir aquí”, declaró Alejandro al pedir paciencia a los afectados.

Colón agradeció las palabras del alcalde, pero para Rivera Rivas y Dávila las promesas de hoy no bastaron.

“No vemos solución. Queremos ver solución. Las palabras se las lleva el viento. Estamos bien molestos”, reclamó Rivera Rivas a Alejandro Carrión, quien repitió que tiene las manos atadas en espera de los fondos de FEMA.