Los casos en Puerto Rico de la variante británica del coronavirus SARS-CoV-2, conocida como B.1.1.7, se elevaron a tres, luego que los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés) confirmaran a dos nuevos pacientes en la zona oeste del País.

El designado secretario del Departamento de Salud, Carlos Mellado, prefirió no revelar los municipios, por “no causar revuelo”, dijo en la tarde del miércoles en conferencia de prensa. Sin embargo, aseguró que no hay indicios de brotes en las zonas donde residen los nuevos casos.

“Uno de los pacientes, entre los 20 y 29 años, es un masculino, no tuvo ningún viaje, no fue hospitalizado. La sintomatología que presentó fueron cogestión nasal, dolor de cabeza, dolor de pecho y gastritis. Los tres contactos que se identificaron a través del Sistema de Rastreo Municipal dieron negativos a la variante. Este paciente no estaba vacunado”, describió el funcionario.

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Este caso se identificó el pasado 3 de febrero y las pruebas se enviaron a los laboratorios para secuenciarse genómicamente. El caso fueron identificados inicialmente por la Ponce Health Sciences University y el Dengue Branch de los CDC, con sede en el País.

“El otro caso es un masculino, que no estuvo hospitalizado. Los síntomas fueron leves. El paciente es también del área oeste, pero no guarda relación paciente con paciente. Tampoco está vacunado. Solo tuvo un solo contacto y estamos esperando tener información. Ese contacto estuvo positivo, no estuvo grave”, detalló.

Este segundo caso fue identificado el pasado 27 de enero, pero faltaba la secuenciación genómica para confirmar que se trataba de la variante británica.

En Puerto Rico, a casi un año de la detección del primer caso de COVID-19, todavía no hay un programa especializado en secuenciar la variación genética para detectar mutaciones o variantes del virus. Personal de Salud ya fue adiestrado, pero no poseen los materiales necesarios.

Mellado destacó que la aparición de esta variante no ha propiciado “un aumento significativo” de casos en los pueblos donde fueron detectados.

“Ha habido una disminución en la cantidad de casos, pacientes hospitalizados y en la mortalidad”, resaltó.

A estos dos casos se le suma el de una mujer de unos 50 años que provenía de un viaje desde Europa y cuyo diagnóstico fue informado el pasado 16 de febrero.

La fémina puertorriqueña estuvo hospitalizada y llegó a la isla a mediados de enero para visitar a su familia. Tras realizarle una prueba PCR (molecular) el laboratorio identificó una alteración en los resultados, específicamente en la proteína que hay en las coronas del virus SARS-CoV-2.

¿Cuáles son las variantes que vigilan los CDC?

Según los CDC, esta variante fue identificada por primera vez en Reino Unido e incorpora “una gran cantidad de mutaciones. Esta variante se propaga con mayor facilidad y rapidez que las otras variantes”.

La B.1.1.7 se ha registrado en más de 70 países y aumenta la tasa de transmisibilidad en un 50%.

En enero, los científicos ingleses informaron tener evidencia preliminar que sugiere que la variante podría estar asociada a un mayor riesgo de muerte en comparación con las otras variantes, pero indicaron que era necesario que continuaran las investigaciones para confirmar los hallazgos.

La agencia del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos también vigila de cerca la variante B.1.35 que emergió en octubre pasado en Sudáfrica y ya se ha detectado en unos cuatro países. “Según un artículo preimpreso no revisado por pares, esta variante comparte algunas mutaciones con la B.1.1.7”, señalan los CDC.

De acuerdo a la agencia federal, investigaciones iniciales sugieren que la vacuna de Moderna podría ser menos efectiva contra esta variante, pero recomiendan seguir realizando estudios.

Asimismo, monitorean la variante P.1, que fue detectada por primera vez en enero pasado en viajeros provenientes de Brasil que llegaron a Japón.

“La variante P.1 presenta 17 mutaciones únicas, entre ellas tres en el dominio de unión a receptor de la proteína Spike (K417T, E484K y N501Y)”, exponen los CDC.

“Existe evidencia para sugerir que algunas de las mutaciones de la variante P.1 podrían afectar la capacidad de los anticuerpos (generados por la infección natural o por la vacunación) de reconocer y neutralizar el virus, pero es necesario realizar estudios adicionales”, añade la agencia federal.