KISSIMMEE, Florida – Petra Montalvo, de 69 años de edad, y original del barrio Candelario en Toa Baja esperaba su turno esta mañana junto a su nieta Ashley Ortiz, de Dorado, cerca de la mesa donde le dirían si cualificaba para recibir servicios médicos a través de Medicaid.

Ambas llegaron desde Puerto Rico buscando refugio como lo han hecho cientos de puertorriqueños luego que la mañana del 20 de septiembre, el huracán María azotara sin piedad a la Isla del Encanto.

A diferencia de muchos que llegan a Florida, reciben servicios y son contados en el Aeropuerto Internacional de Orlando, dona Petra y Ashley estaban en el centro que estableció el Condado de Osceola en el Heritage Park. En este condado es que está la ciudad de Kissimmee, uno de los enclaves con mayor concentración de boricuas en la Florida Central.

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Padece de apnea del sueño. Quien sufre de esta enfermedad hace pausas en la respiración durante el sueño. Como el caso de Petra es serio, a la hora de ir a dormir se coloca una máquina que le inyecta un disparo de aire en la boca en caso de que deje de respirar por mucho tiempo. 

“Pero como no hay luz, no podía dormir mucho sin la máquina. Entonces mis hijos llamaron a un sobrino que vive aquí y me mandaron para acá”, dijo Montalvo. “Me gustaría regresar tan pronto arreglen la electricidad y llegue el agua pero mis hijos tienen la última palabra”, agregó. 

Ashley se ha dedicado a investigar si prosigue sus estudios en Recursos Humanos aquí. Al momento, su opción es la Universidad de la Florida Central, pero aún no ha tomado una decisión definitiva pues, al momento, su prioridad es ayudar a su abuelita.

Cerca estaba Jonathan Ríos , quien se identificó como un “cantante de Lares”. Tras el huracán le cancelaron todos los “guisitos” que tenía programados en bodas, quinceañeros y cumpleaños. Por eso, recogió su equipo de sonido, micrófonos y luces y se trasladó a Kissimmee donde viven sus padres hace varios años. En Lares dejó a su esposa. “Tiene que terminar su semestre”, explicó.

Jonathan acababa de sacar su licencia de conducir en el mismo lugar donde los boricuas que llegan a buscar ayuda a este centro pueden matricular a sus hijos en el Distrito Escolar de Osceola, obtener un pase para utilizar el transporte público durante un mes, solicitar cupones para alimentos, tramitar el Medicaid y hasta recibir asistencia para preparar un resumé.

El reto en Kissimmee y en toda la Florida es al inventario casi inexistente de vivienda, dijo Viviana Janer, comisionada del Distrito 2 de Osceola. 

“Desde antes del huracán, ya en Osceola, y en toda la Florida, había una deficiencia de vivienda accesible por el gran crecimiento poblacional que hemos tenido en los pasados diez años. Ahora, tras el huracán, esa necesidad es mayor. Los boricuas que llegan se están quedando con familiares pero eventualmente necesitarán una vivienda y ahí es que tendremos problemas”, dijo la funcionaria puertorriqueña.

Desde que este centro inicio operaciones -el pasado 6 de octubre-, más de 1,000 familias han llegado a solicitar asistencia, dijo Janer. Este centro opera los siete días de la semana de 10 a.m. a 4 p.m.