Tras la fatídica explosión registrada en una residencia en Las Piedras a causa de un escape de gas, urge que la ciudadanía sea más consciente en cuanto a las medidas de salud y seguridad que se deben tomar para evitar situaciones similares.

Lo primero que hizo constatar el exjefe del Cuerpo de Bomberos, Ángel Crespo, es que nadie debe extrañarse del grado de peligrosidad del gas licuado de petróleo, el que comúnmente se utiliza para las estufas, secadoras y generadores de electricidad en los hogares. Su grado de inflamabilidad es número 4, por lo que una explosión podría darse en temperaturas menores de 73 grados Fahrenheit, inclusive hasta negativo 156 grados. Esto representa que son temperaturas mucho más frescas al promedio en la Isla.

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Detalló que un tanque de gas de 100 libras, los que comúnmente se ubican en las residencias para conectar las estufas de gas, tienen una potencia de explosión u onda expansiva similar a “440 libras de dinamita”.

“No subestimen la fuerza de la explosión del gas”, planteó el experto.

De hecho, el exjefe de Bomberos indicó que en los 25 años que estuvo en ese cuerpo nunca se topó con una explosión residencial causado por una fuga de gas licuado de petróleo de la magnitud como ocurrió ayer, viernes, en la urbanización Mansiones de los Artesanos en Las Piedras. Allí, un hombre falleció y una mujer resultó con quemaduras en el 80% de su cuerpo a causa de la explosión. Estos fueron identificados como Eliezerth Seda y su esposa Janine Goldthorpe.

Aunque en el mercado existen detectores de gas para los hogares, Crespo estableció que en el caso del gas licuado de petróleo el olfato debe dar la alerta principal.

Explicó que este gas es incoloro e inoloro, lo que quiere decir que no tiene ni olor ni color. Sin embargo, la industria le introdujo un olor similar a un ajo podrido. Ese olor es producido por otro químico que se le añade: el mercaptano.

El llamado de Crespo es que inmediatamente se sienta ese olor a podrido, salga de su residencia o estructura en la que se encuentre.

“El olfato nuestro es bien importante y si percibe un olor extraño en casa, salga y no vaya a prender ni la luz”, manifestó el experto.

De hecho, comentó que no se puede ni siquiera generar una llamada a través de una unidad de celular, ya que también podría generar la chispa que provoque la explosión. Por ello, comentó que, una vez fuera de la residencia, se debe llamar al Negociado de los Bomberos o al Sistema de Emergencia 9-1-1 para que las autoridades atiendan la situación.

“Mucha gente llama a los Parques de Bomba por eso. Es una llamada muy consciente. Se supone que el bombero salga a hacer reconocimiento del área”, explicó.

Crespo aceptó que no tiene mucho conocimiento sobre los detectores de gas que se venden en la actualidad. Comentó que, si estos emiten algún sonido, podrían también a ayudar a detectar algún escape. Pero, insistió en que el olfato debe generar una alerta suficiente como saber que la vida corre peligro.

Al hacer esta descripción, el experto recordó que la explosión de la tienda Humberto Vidal en Río Piedras, en el año 1996, ocurrió cuando un empleado no se percató que había una concentración de gas en el sótano y encendió la luz.

“Allí (en la residencia de Las Piedras), hubo un pequeño Humberto Vidal. Esto nos debe levantar bandera a todos a los puertorriqueños como consumidores”, estableció. Fue, entonces, que Crespo precisó todas las medidas que se deben tomar para evitar estos escapes de gas.

Previsiones a considerar

Una de las recomendaciones principales fue que las personas que utilizan este gas licuado de petróleo en sus hogares siempre deben estar pendientes de que cierran correctamente las válvulas de las estufas. Un cierre incorrecto puede generar que el gas se acumule dentro de la vivienda.

Crespo contó que este gas se almacena en los tanques de manera líquida. Como es pesado, al haber un escape, se queda en el suelo o en las partes bajas de la estructura.

“Si se desparramaron 20 galones, con prender la luz ya lo deflagraste, se quemó, y esa deflagración es la que mal se le llame explosión”, reiteró.

Asimismo, Crespo llamó a rescatar la “sabiduría de los abuelos”. Es que antes se solía cerrar los tanques de gas en las noches o si se salía del hogar.

“Cierre la válvula. Eso no toma nada”, solicitó.

Explicó que la válvula del tanque de gas se cierra hacia la izquierda, como estándar de seguridad. Explicó que la cerradura tiene flechas que le ayudan a identificar para que lado abrir o cerrar.

“Puede cerrar noche o cuando salga de viaje”, dijo.

Del mismo modo, Crespo indicó que posiblemente sea necesario regular la capacidad de almacenaje de gas que se tiene en los hogares. Es que reconoció una creciente venta de tanques que, por lo general, se utilizan para el comercio, entre 200 a 400 libras, para los hogares. Explicó que se utilizan para generadores eléctricos de gran capacidad.

El uso de estos tanques grandes de gas en los hogares se volvió de moda después del devastador paso de huracán María, cuando muchas personas quedaron por meses sin luz.

Crespo señaló que un generador de 15 kilos de gas puede costar $2,000, cuando el de diésel se vende a más de $10,000.

“Es atractivo y tiene ventajas. Es una quema más limpia que el diésel y son bien silenciosos”, dijo sobre las ventajas.

El peligro, sin embargo, es la acumulación de mucha cantidad de gas en los hogares.

Pero, más que esta acumulación extrema de gas, al exjefe de los Bomberos le preocupó las libertades que se han dado para operar tanques pequeños de gas, que son de 20 libras y se usan comúnmente para hacer barbacoa.

Comentó que estos cilindros se venden en colmados, gasolineras y hasta en farmacias. La gente los carga en sus autos privados, sin cumplir con el requisito de transportación al aire libre.

“La industria del gas, obviamente, es bien regulada y son cuidadosos a nivel comercial”, explicó, para comenzar a diferenciar el trato que se sigue cuando se vende más cantidad.

Detalló que las compañías cuentan con una licencia y un técnico especializado, que realiza la conexión del gas según establecen las reglas, principalmente en el exterior de una estructura, ya que de lo contrario serían responsables de cualquier incidente. Pero, expuso que los tanques pequeños son manejados por personas sin conocimiento del peligro al que se exponen.

“La ciudadanía se lo autodespacha. ¿Qué sucede? Para empezar, para el manejo de gas hay que transportarlo en vehículos abiertos. Por eso vez que las compañías utilizan guaguas y los tanques van encadenados, abierto. No se debe transportar el gas bajo ningún concepto en vehículo cerrado”, explicó

Añadió que una persona privada, por lo general, pone el tanque pequeño en el baúl del carro.

“Vamos a suponer que choca. Eso puede comprimir el tanque y haber una explosión. Pero, si usted se fue al centro comercial o supermercado, olvidó el tanque gas y le está dando sol, lo que va a pasar tanque es que el gas va a empezar a salir, los vapores, por una válvula de liberación de presión. El riesgo de explosión es terrible en el vehículo de motor”.

Por último, Crespo llamó a volver a retomar las campañas contra los incendios en las comunidades, que incluyen este manejo del gas, como se hacía en el pasado.