Al principio el coraje y la tristeza no le permitían a Soto acompañar a su hijo a las vistas en el tribunal. Pero luego de siete meses, y por consejo de un amigo, decidió hacer las paces con uno de sus nueve hijos y lo visitó en la cárcel federal. Ahora, tres años después, mantienen constante comunicación telefónica.
12 de noviembre de 2014 • 2:28am
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