Son muchos -por no decir somos muchos- los que estamos pegaos con “La casa de los famosos” y es que cuando hay un puertorriqueño, ya sea en el escenario que sea, el espíritu nacional se acrecienta. Y este es el caso de Maripily en LCDF 4. Digo Maripily, pues Patricia Corcino entró a tres meses de haber comenzado el juego.

El furor colectivo es impresionante. En todas partes se habla sobre el famoso reality, supermercados, oficinas médicas, fiestas familiares y escenarios laborales. Son muchos los que se reúnen los domingos o los lunes para las galas de posicionamiento y eliminación respectivamente. Ni hablar sobre la cantidad de memes que inunda las redes sociales y la creatividad de nuestra gente. Leí en el perfil de una querida periodista y me hago eso de sus palabras: “Desde Tito no se veía algo así”. No se equivoca.

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Cada vez que Tito Trinidad o Miguel Cotto tenían una pelea de boxeo, las familias y amigos se reunían para presenciar la misma y cada vez que los campeones recibían su galardón, había una fiesta nacional. Las calles se paralizaban y pasábamos semanas hablando de esos grandes logros. Lo mismo está sucediendo ahora, y lo mejor gracias a una mujer, Maripily Rivera. Maripily lleva años en el mundo del entretenimiento, primero como modelo, hasta luego convertirse en empresaria.

Su persona causa múltiples opiniones. Hay quienes la quieren y hay quienes no. Muchos se han burlado de ella por sus expresiones o hasta por su personalidad histriónica, pero definitivamente hay algo que no puede negarse: su espíritu de guerrera. Ella ha tenido que luchar contra todos aquellos que la han criticado durante años. Demasiadas personas han puesto en tela de juicio su inteligencia y a veces hasta su integridad. Quienes han hecho eso, no la conocen. Maripily es una mujer que ha tenido que abrir el camino para que otras hoy día corran.

Mujer, madre, empresaria, noble y solidaria son algunas de las cualidades que la distinguen. Y qué bueno que nuestra gente la esté apoyando en posiblemente lo que representa su prueba de fuego más grande. Hay todo un debate que ha generado Patricia Corcino sobre cuál de las dos es la digna representación de los boricuas.

Me parece que la respuesta debe ser que a un puertorriqueño lo representa aquella persona que se faja para lo que quiere, que no importa las vicisitudes que encuentre en el camino, se levanta y que tiene muy presente todo lo que ha tenido que pasar para estar donde está.

¿Por qué hay furor con Maripily? Porque ha revivido nuestra identidad nacional. Gústele a quien le guste. Cuando hay un boricua destacándose, la mancha de plátano se nos brota. Y si hay algo que los boricuas somos es orgullosos. Ella sabe que su gente fuera de la casa la está defendiendo con uñas y dientes. No importa todo el “bullying” que le hagan dentro de la casa, ella tira pa’lante con la certeza que su gente está ahí para ella, independientemente de los resultados.

¿Por qué no se ha percibido el mismo apoyo con Patricia? Porque no hay nada más doloroso que ver cómo un puertorriqueño le tira a otro. Sabemos que el objetivo de ambas es el mismo, ganar, pero qué lindo hubiese sido si en lugar de irse en contra de su compatriota se aliara a ella y pudiéramos defenderlas a las dos. Y ese es un problema en nuestro país. Muchas veces en los momentos que tenemos que unirnos nos tiramos. Por eso, en ocasiones no hemos logrado grandes cosas.

Todo el furor con el huracán boricua se debe a que, al final, ella se ha mostrado tal cual es, sin pretensiones, con la honestidad que la caracteriza, luchando por lo que quiere. Cuando salga de la casa verá cómo ha unido a su gente y cuánto la queremos.