Uno es lo que sueña, no me cansaré de repetirlo nunca. “Yo tengo un sueño”, una vez dijo Martin Luther King cuando habló de su deseo de un futuro en el cual la gente negra y blanca pudiese coexistir armoniosamente y ser tratada con igualdad. Justo ayer conmemoramos su natalicio. Así que cada vez que pienso en la importancia de soñar, ese hombre ilustre viene a mi mente.

Calderón de la Barca en “La vida es sueño” decía “que toda la vida es un sueño, y los sueños, sueños son”, y no se equivoca, porque los sueños, sueños son si sabemos hacerlos realidad. Es probable que muchos piensen que soy utópica, pues tal vez sí, pero a lo largo de este camino que llamamos vida he podido constatar el poder de los sueños. Habrán algunos que le llamarán ley de atracción y otros fe, lo cierto es que si te propones algo y trabajas para ello se concretizará. Es ahí donde sucede la magia.

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Se nos ha imposibilitado las ganas de soñar. Cuando se es adulto las prioridades cambian y jugar es poco probable. Se preguntarán: ¿por qué Norwill escribe sobre esto? Si los seres humanos viéramos la vida como un juego, habría más disfrute en ella. Pero nos empeñamos en coger la vida muy en serio y eso nos estresa. Muchas veces olvidamos disfrutarnos el minuto a minuto de la vida y las sorpresas que trae consigo un día de vida. Hace mucho tiempo me propuse vivir con intensidad cada día, soñar y trabajar incansablemente hasta lograr todos mis sueños. En el momento en que adopté esa filosofía de vida, todo es más placentero. De igual forma lo practico en mis procesos creativos. Imagino, sueño y construyo. Intento no presionarme y fluir. Aunque no les miento, me exijo demasiado, pero de todas formas me divierto, no me pesa crear y hacer.

Desde hace mucho soñaba con tener mi escuela y hoy, tras mucho esfuerzo y sacrificios, lo que tanto soñaba se hizo realidad. Hemos creado un espacio que se convertirá en una de las cunas en donde muchos verán sus sueños convertidos en una realidad. “Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo”, decía Eduardo Galeano. Las artes escénicas son un medio para transformar y transformarnos. Son una herramienta que convierte a los humano en más humanos.

Soñar es una parte fundamental de nuestra experiencia humana. Los sueños nos permiten imaginar y visualizar un futuro mejor, alimentando nuestra motivación y nuestra esperanza. Son como un faro que nos guía, dándonos dirección y propósito en la vida.

Ver nuestros sueños hacerse realidad es un sentimiento incomparable. Cuando trabajamos arduamente y perseveramos, logramos convertir esas visiones en realidad. Es un proceso gratificante que nos impulsa a seguir adelante y nos muestra el poder de nuestra determinación.

Los sueños cumplidos también nos enseñan lecciones valiosas. A lo largo del camino, enfrentamos desafíos y obstáculos, pero superarlos nos fortalece y nos hace más resilientes. Aprendemos sobre nosotros mismos, nuestras fortalezas y nuestras debilidades. Además, inspiramos a otros a perseguir sus propios sueños, creando un efecto positivo en nuestra comunidad y en el mundo.

No olvides que los sueños no se hacen realidad solos. Requieren de acción, planificación y esfuerzo. Es importante establecer metas realistas, trazar un plan y trabajar constantemente hacia ellas. También es esencial rodearse de personas que nos apoyen y nos impulsen hacia adelante.

Así que soñar y ver nuestros sueños hacerse realidad es esencial para nuestro crecimiento y felicidad. Nos motiva, nos enseña y nos conecta con nuestro propósito en la vida. Así que no tengas miedo de soñar en grande y perseguir tus metas con determinación. ¡El mundo está esperando tus sueños convertidos en realidad! Soñemos juntos.