Nadie tiene techo de cristal. Me parece que esas palabras deberían resonar en la cabeza de algunos políticos que se escudan en la religión. Parto de la premisa del caso de María Milagros “Tata” Charbonier, quien lleva unos cuantos días en juicio.

Charbonier y su esposo, Orlando Montes, están acusados de cargos de conspiración, robo, soborno y comisiones ilegales en relación con programas que reciben fondos federales, fraude electrónico por servicios honestos, así como dos cargos de lavado de dinero. Contra la exrepresentante también pesa un cargo de obstrucción a la justicia por destruir datos en su teléfono celular.

Charbonier se caracterizópor abrazar su fe sobre todas las cosas y condenar todo aquello que, a su juicio, faltara a la moral. Pero he aquí un gran problema: la vida le está pasando factura.

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Recientemente, un ciudadano común le cuestionó sobre cómo se sentía al estar siendo juzgada sobre acusaciones que ella previamente condenó. En ese momento, guardó silencio. Al otro día, un periodista le hizo el mismo comentario y a este sí le respondió.

“¿Tú le has fallado a Dios?”, le cuestionó unreportero.

“Todo el mundo le falla a Dios y estoy segura que usted también”, respondió.

Y es verdad que todos hemos fallado a Dios, pero de esa manera no.

A esto podría llamarse doble moral y el peligro de la doble moral radica en el impacto negativo que puede tener en las personas y en la sociedad en general. Algunos de los peligros asociados con la doble moral son:

1. Hipocresía y falta de confianza: La doble moral puede llevar a la hipocresía, donde las personas predican una cosa, pero hacen otra. Esto socava la confianza en las relaciones personales, laborales y sociales, ya que las personas no saben si pueden confiar en las palabras y acciones de los demás.

2. Inequidad y discriminación: La doble moral puede contribuir a la perpetuación de la inequidad y la discriminación. Cuando las personas aplican diferentes estándares morales a diferentes grupos o individuos, se crea una situación injusta donde algunos son privilegiados mientras que otros son marginados o discriminados.

3. Debilitamiento de los valores y principios: La doble moral puede socavar los valores y principios éticos de una sociedad. Cuando las personas no actúan de acuerdo con los valores que predican, se debilita la coherencia y la integridad moral en la sociedad, lo que puede llevar al deterioro de la confianza y la estabilidad social.

4. Impacto en el desarrollo personal: Vivir con una doble moral puede tener un impacto negativo en el desarrollo personal de las personas. Puede generar conflictos internos, falta de autenticidad y sentimientos de culpa. Además, puede dificultar el crecimiento moral y la construcción de una identidad coherente.

El escudarse en la religión como una forma de justificar la doble moral puede tener varios peligros y consecuencias negativas. Es importante recordar que la religión, en su esencia, busca promover valores éticos y morales. Sin embargo, el uso indebido de la religión para encubrir la doble moral va en contra de estos principios y puede tener consecuencias negativas para las personas y la sociedad en general. Es fundamental fomentar una práctica religiosa basada en la honestidad, la coherencia y el respeto hacia los demás.

Sucede que, insisto, nadie tiene techo de cristal. Es cierto que, en efecto, “todo el mundo le falla a Dios”, pero como errar es de humanos, es de valiente reconocerlo. Por lo que la soberbia, “Tata”, le está cegando la posibilidad de pedir perdón a todos aquellos que en algún momento confiaron en usted, en nombre de la fe.

No soy nadie para pasar juicio, pero sí para crear conciencia que aquel que conoce a Dios no falta a sus mandamientos.