“¿Miedo? Miedo es cuando sale el agua fría de la ducha y tú estás en una esquina, indefenso”. Tan pronto leí esta frase tan ingeniosa se me desbordó la risa. Qué forma tan genial y liviana de referirse al miedo, esa emoción que nos hace experimentar un barullo intenso que congela el espíritu y recorre el cuerpo frente a un posible peligro.

Entonces pensé en lo contrario, en la valentía, ese otro sentimiento que nos empuja a desafiar el miedo, a luchar contra él con todas las ganas para vencerlo, a actuar con firmeza activando nuestras fortalezas, tanto las grandes como las pequeñas. “¡Pa’ encima!”, gritaría la valentía si tuviera voz. Y precisamente esa valentía es la que ha tenido la colega columnista, actriz y profesora Norwill Fragoso, al abrir las puertas -de par en par y con alegría- de la escuela de talentos Fragoso Performing Arts Studio. Porque mire usted, hay que tener el alma bien corajuda y los ovarios bien puestos para, en estos momentos de deshidratación económica, de vagonetería y de mensajes confusos, hirientes y equivocados, apostar por un centro para impulsar una nueva generación de artistas en todas las disciplinas del arte y que todos, absolutamente todos, alimenten y desarrollen la sensibilidad.

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Pero de Norwill no me extraña. Su babilla es de capacidad intergaláctica, su sabiduría es del más allá y su espíritu no reconoce limitaciones y mucho menos barreras. A esto se suma la empatía que le hace conectar como si la conocieras de toda la vida… y como si ella te conociera desde hace tantísimos años. Eso es un don que no todo el mundo tiene y mucho menos cultiva. Desde hace mucho vengo escuchándole hablar sobre el arte emocionada hasta las lágrimas, no de dolor, sino de orgullo patrio y contentura. A lo que se añade su FE en que el arte sana, engrandece y apapacha.

Y tiene razón, el arte puede ser y hacer la diferencia.

Educar siempre ha sido un reto, máxime en estos tiempos, pero Norwill va a por todo, enfocada, decidida y sin freno, tal como cientos de maestros y maestras de nuestro país que creen en el poder del arte para transformar vidas, para encaminarles hacia un rumbo bueno, bonito, positivo y productivo. Afortunadamente no va sola, la acompaña un grupete de amistades que se han convertido en los cómplices perfectos para activar un proyecto de, para y por el arte…. de, para y por la gente.

“Yo quiero que esta sea la escuela que forme a los artistas de nuestra nación. Yo quiero que esta sea la escuela que forme a humanos más humanos”, expresó en la ceremonia de inauguración en la que rodeada de la gente que cree en ella y la quiere bien, cortó la cinta que significó la apertura del centro de estudios.

Norwill ignora y esquiva los comentarios hirientes que intentan aplastarla -y lo hace con intelecto y sonrisa- y así mismo abraza la extraordinaria oportunidad que le presenta la vida para colaborar en solidificar la cultura nacional con profesionales de primera, entregados y enamorados de la disciplina. Su escuela será cuna y ella será la madre que amamantará con conocimiento y amor. No cabe duda de que la institución tendrá éxito y que por esa puerta que entrarán ahora los talentos, saldrán después preparados, comprometidos y educados. Y eso, en mi librito, merece una ovación….una ovación de pie.