La amenaza invisible de las enfermedades infecciosas “que viajan” y cómo prevenirlas
Organizaciones como VOCES juegan un papel crucial en educar, coordinar y accionar por el bienestar social

PUBLICIDAD
En nuestras sociedades, convivimos con un sinnúmero de microorganismos que acechan silenciosamente y que, de encontrar las condiciones perfectas, se convierten en un problema de salud pública.
Las enfermedades infecciosas son cada vez más complicadas de atender y erradicar, ya que “viajan”, mutan y hasta se vuelven inmunes a los medicamentos.
“Cuando hablamos de enfermedades infecciosas, nos referimos a condiciones adquiridas por organismos externos, como virus y bacterias”, explicó el infectólogo Lemuel Martínez Bonilla. “No es intrínseco, como la diabetes, sino del exterior, que se transmite por alimentos, el ambiente o entre humanos”.
¿Cómo “viajan”?
Los mecanismos de transmisión son variados y cotidianos. Las infecciones respiratorias –bronquitis, pulmonía, influenza o COVID-19– se propagan con acciones simples, como hablar o toser en espacios cerrados.
Otras se transmiten por vectores, como los mosquitos, responsables del zika, chikungunya o dengue. Por otro lado, enfermedades como la leptospirosis dependen de ambientes específicos, como aguas contaminadas tras inundaciones.
El término enfermedades que “viajan” suele aplicarse a los virus respiratorios. Martínez Bonilla recordó que el sarampión, la influenza y el COVID-19 han demostrado cómo las partículas infecciosas pueden permanecer suspendidas en el aire, incluso después de que la persona infectada abandone el lugar.
Así, en cuestión de horas, un virus puede pasar de un individuo a decenas más. Y con la movilidad global, basta con un vuelo para que una enfermedad pase de una ciudad al otro lado del planeta.
Mutaciones y resistencia
La capacidad de los virus para mutar es otro de los factores que los hacen persistentes en nuestras sociedades. Por esta razón, la influenza es una de las enfermedades “más preocupantes”. Y es que no solo muta, sino que puede intercambiar material genético con virus de animales –como cerdos y aves– creando nuevas combinaciones.
“Esa ‘sopa genética’ es lo que la hace tan peligrosa porque puede hacer un ‘rearreglo’ y crear un virus completamente nuevo”, advirtió.
Los coronavirus también evolucionan, pero en menor escala. Se estima que su capacidad de mutación es de 25 % comparada con la influenza, apuntó el especialista. Sin embargo, al ser un patógeno nuevo, la falta de inmunidad fue lo que desató la emergencia global.
“Siempre hemos sido claros: el mayor temor son las pandemias de influenza”, recalcó.
Las bacterias también representan una amenaza creciente de salud pública, por la resistencia antimicrobiana.
“Los antibióticos fueron un gran descubrimiento de la ciencia, pero ahora estamos pagando el precio de su abuso”, señaló Martínez Bonilla. “Tenemos demasiadas bacterias con las que nos infectamos a diario que ya son resistentes a los antibióticos de primera línea, como penicilina o quinolonas”.
Casos preocupantes son el estafilococo áureo, que causa infecciones en la piel, neumonía y endocarditis; y la gonorrea, que podría convertirse en la primera bacteria resistente a todos los antibióticos disponibles.
El cambio climático
Además, hay factores sociales y ambientales que determinan cómo se propagan estas enfermedades. El estigma, por ejemplo, retrasa el diagnóstico y tratamiento de infecciones como el VIH o la hepatitis C, a pesar de que existe medicación efectiva e, incluso, curativa.
“Hay personas que, por miedo, no buscan ayuda. El problema es que estas enfermedades pueden mantenerse en el cuerpo 10 años o más hasta que entonces los debilitan tanto que causan daños irreparables”, lamentó.
Igualmente, el cambio climático añade más complejidades. El aumento de temperatura ha expandido el hábitat de los mosquitos transmisores de enfermedades, como la fiebre amarilla o el dengue, a regiones donde antes no sobrevivían.
Educación y prevención
Actualmente, el COVID-19 aún mantiene a los salubristas en expectación. Aunque la variante ómicron lleva varios años predominando, el virus sigue mutando, lo que podría poner en peligro la salud pública.
Por esto, el especialista acentuó la importancia de mantener las vigilancias epidemiológicas, desarrollar nuevos tratamientos y actualizar las vacunas. Asimismo, recomendó seguir con las campañas de educación y prevención, que son las herramientas más poderosas.
“Lo que nos ha sacado de problemas, a nivel de sociedad, siempre ha sido la vacunación”, aseguró. “Quizás, tú toleras infectarte, pero contagias a tu abuelo, a su tía en quimioterapia o a un recién nacido. La vacunación no es solo para protegerte, sino una responsabilidad social”.
“Desde la palabra hasta la acción”
En ese sentido, el esfuerzo debe ser multisectorial. En Puerto Rico, organizaciones como VOCESPR han sido clave en desarrollar campañas exitosas de inmunización.
“La coordinación y la educación tienen que ir de la mano. Hay que asegurarnos de que la persona tenga a dónde acudir. Tener una organización como VOCESPR, que sirve como ese ente de enlace, ha sido excelente. Es desde la palabra hasta la acción”, sostuvo Martínez Bonilla.
Al final, los microorganismos seguirán “viajando”. Para el especialista, lo importante es mantenernos humildes ante las enfermedades infecciosas y no asumir que hemos logrado controlarlas o dominarlas por completo.
“La realidad es otra. Las bacterias y los virus aprenden. Por eso es tan importante la prevención”, destacó.
El autor es periodista colaborador de Suplementos.

Este contenido comercial fue redactado y/o producido por el equipo de GFR Media.