Desde que se dan por enterados sobre la posible llegada de un nuevo miembro a la familia, la noticia trae consigo un cúmulo de emociones. Si bien es cierto que el estado de embarazo ilusiona a muchas personas, también lo es que este proceso natural trae consigo una suma de preocupaciones, que se acrecientan con el estado de emergencia en que se vive.

Aunque por el momento la data es limitada y cambia constantemente respecto al virus SARS-CoV-2, causante de la enfermedad COVID-19, no se ha demostrado que las embarazadas estén a más riesgo de sufrir una infección severa o que aumente su mortalidad en caso de que se contagie. Esto, a diferencia del contagio con brotes anteriores de síndrome respiratorio agudo grave y síndrome respiratorio de Oriente Medio (SARS y MERS, respectivamente, por sus siglas en inglés), y de la influenza, que pudieran resultar severos en las embarazadas.

Actualmente, los ginecólogos obstetras se han unido para llevar un mismo mensaje, de acuerdo con la organización Puerto Rico Obstetrics & Gynecology (PROGyn Inc.), así como el Colegio Americano de Obstetricia y Ginecología (ACOG, por sus siglas en inglés) para mantenerse informados y actualizados con las últimas incidencias sobre esta enfermedad para atender el sector de las embarazadas en la isla.

De acuerdo con el obstetra ginecólogo, Jorge Ostolaza Bey, las mujeres embarazadas deben tener los mismos cuidados que la población en general respecto al lavado de manos frecuente, el distanciamiento social, el uso de mascarillas en todo momento si tienen que salir del hogar, trabajar remoto en la medida que sea posible o si tienen que salir fuera del hogar porque su trabajo así lo requiere, deberían considerar dejar de trabajar alrededor de las 36 y 37 semanas de gestación, y estar lo más aislada posible hasta el momento del parto para disminuir la probabilidad de que se infecte con el nuevo coronavirus cerca del alumbramiento.

En vista de que una embarazada tiene su sistema inmune alterado y es más vulnerable a infecciones, la ginecóloga obstetra Jamith Torres resaltó que esta debe evitar a toda costa la visita a lugares públicos. “Por la naturaleza del embarazo, las defensas están un poco más bajas y lo que se quiere evitar es que tengan problemas pulmonares, como ha ocurrido con otros virus. Para evitar eso, nuestro primer objetivo es la prevención para que la paciente no llegue a infectarse”, indicó.

Citas prenatales

Que la mujer gestante continúe su cuidado prenatal es imperioso y para disminuir la exposición a contagio, también las oficinas médicas han hecho ajustes, incluyendo la cancelación de visitas ginecológicas de rutina para evitar el flujo de pacientes, y dándole prioridad a las embarazadas y alguna urgencia.

“Tratamos de que haya una paciente en sala de espera en todo momento, que no haya más de una. De haber más de una por alguna razón, están a más de seis pies de distancia, pues las sillas se colocaron para que haya la separación adecuada. Tratamos de que sea de una en una con cita. Además, tienen que acudir con su mascarilla y tomar las medidas de limpieza general”, explicó Ostolaza Bey, quien es vicepresidente del Capítulo de Puerto Rico del ACOG.

De acuerdo con Torres, en general no se están permitiendo más de seis pacientes en la sala de espera y, en muchos casos, las pacientes están esperando en los carros y cuando les toca su turno de cita se les llama.

“En las citas prenatales hay médicos que solo están permitiendo a la paciente y que por videollamada su pareja pueda ver la visita. La mayoría ha entendido y colaborado grandemente en este proceso que es uno especial, no es el proceso normal que llevamos a cabo todos los días fuera de la emergencia que estamos teniendo”, aclaró Torres, a la vez que enfatizó que durante las visitas debe prevalecer un buen servicio que implica protección, seguridad y orientación. “Tenemos que ofrecerles seguridad psicológica y tranquilidad emocional a la paciente, entendiendo los cambios físicos y emocionales por los que pasa una mujer en estado de embarazo”.

Cambio de protocolos en los hospitales

Así como ha ocurrido en otros países, los hospitales en Puerto Rico han tenido que tomar medidas para evitar el contagio del COVID-19 tanto en su personal médico como sus pacientes y visitantes, incluidas las embarazadas y los recién nacidos.

“El hospital sigue siendo el lugar más adecuado donde tenemos las herramientas para darle a las pacientes el servicio que se necesita en caso de una emergencia, tanto al bebé como la mamá. Es el lugar correcto para atenderlos”, enfatizó Torres.

Como parte de la orientación durante el cuidado prenatal, Ostolaza Bey señaló que se deben discutir los protocolos que tiene cada institución hospitalaria con respecto a las medidas de prevención que se están tomando. “Hay que discutirlo con la paciente, dándole orientación basada en la evidencia médica que se tiene al momento y definitivamente clarificarle todas las dudas y preguntas que pueda tener antes de llegar al hospital”, informó mientras destacó que estas deben tener a la mano el número de su obstetra que será a quien primero llamará en caso de presentar señales de parto o alguna sintomatología.

Entre las preguntas más frecuentes en las embarazadas está el número de acompañantes al momento del parto. Aunque puede variar por cada institución de acuerdo con sus necesidades particulares y según las recomendaciones de las diversas organizaciones, lo que se permite es solo un acompañante, quien debe estar con la paciente durante el momento del parto y posparto, en todo momento. Por lo general, a este se le hace un cuestionario para buscar factores de riesgo.

“Las visitas están prohibidas. Una vez el acompañante está con la paciente, no debe salir del cuarto (solo se le permite salir a buscar comida dentro de las mismas instalaciones del hospital y regresar a su cuarto, pero no debe estar caminando por los pasillos). Esto, además de tener mascarillas en todo momento, tanto el acompañante como la paciente, pues una vez que ha dado a luz hay que proteger bien al bebé”, orientó Ostolaza Bey.

Si tienes síntomas relacionados al COVID-19

“Si una paciente entiende que tiene la sintomatología de posible infección con COVID-19 o estuvo en contacto con alguien que luego se enteró que le diagnosticaron con el nuevo coronavirus, lo primero que debe hacer es notificar al obstetra inmediatamente para orientación. Si esta paciente, por ejemplo, tiene síntomas leves, el médico le va a hacer una evaluación por teléfono y ella debe ir a un laboratorio o lugar que tienen muchos de los gobiernos municipales para tratar de hacerse una prueba, idealmente una prueba molecular. De esa no estar disponible, lo mínimo que debe hacerse es un rapid test, que es lo que muchos de los municipios están haciendo. Lo importante es que se haga la prueba y reciba esa evaluación de cualquiera de las dos formas”, recomendó Ostolaza Bey.

El especialista explicó que si los síntomas son moderados o severos, en donde la paciente está encontrándose con dificultad respiratoria, el médico la va a referir al hospital y notificará su llegada para estar preparados. Se le hará una admisión para ofrecerle el tratamiento adecuado, incluyendo la realización de la prueba para confirmarlo.

“Si la paciente no está de parto, va a ser admitida en la unidad de partos, en un cuarto idealmente en aislamiento con presión negativa. Si da la casualidad que la paciente está de partos, sería el mismo protocolo”, señaló el obstetra.

Pruebas para detección del COVID-19

“Lo ideal sería que a toda embarazada que entre al hospital, independientemente tenga los síntomas o no, se le haga la prueba de detección del COVID. Es lo que estamos solicitado las diferentes organizaciones. De hecho, se pretende que a las pacientes embarazadas se les haga la prueba entre las 36 y 37 semanas y luego estar en aislamiento total, cosa de tener una prueba realizada antes de que incluso la paciente llegue de parto”, manifestó Ostolaza Bey.

“Al momento del parto, se está tratando a la paciente como si estuviera infectada con el virus porque no tenemos las pruebas para poder entonces realizárselas. Todo el personal médico está tomando todas las medidas de protección”, dijo Torres, por su parte, quien detalló que el personal de sala de partos está trabajando en diferentes equipos, de manera que si hubiese un caso de contagio en uno de ellos, hayan equipos diferentes para trabajar las áreas sin perjudicar el servicio.

Llegó el día del alumbramiento

“Hemos tratado de que la paciente embarazada en su tercer trimestre, que presente algún síntoma de parto, ya sea enviada por su obstetra desde su propia oficina o llegue desde su casa, llegue directamente a la sala de partos y no les permitimos que lleguen a la sala de emergencias para evitar contacto con muchos pacientes y ponerlas a riesgo de otras condiciones”, explicó Torres.

Por otra parte, Ostolaza Bay señaló que otros de los temas a discutirse es que potencialmente su estadía en el hospital va a ser más corta de lo usual. “A los partos vaginales, se les está tratando de dar de alta en 24 horas si todo está bien con la madre y el infante, lo que usualmente ocurre a los 48 horas. En el caso de las que sean cesáreas, se les está dando de alta a las pacientes en 48 horas, de las 72 horas que antes se les dejaba en el hospital”, informó.

Lactancia en el hospital

El plan de alimentación que la paciente va a seguir con el bebé, incluyendo los beneficios que tiene la lactancia materna, es otros de los temas que se discuten previamente con el obstetra. “Una de las preguntas que se hacen [las embarazadas] es si van a poder lactar ante la situación con el COVID-19. Sí podrán hacerlo, y les enfatizó que deben tener todo el tiempo su mascarilla y lavarse las manos frecuentemente”, explicó Ostolaza Bey.

No obstante, expresó que una paciente diagnosticada con COVID-19 o con sospecha de tenerlo, lo que se le recomendará es el aislamiento del infante para tratar de disminuir la probabilidad de contagio. “Obviamente, la paciente está en su prerrogativa. Después que esta entienda los potenciales riesgos de infección en el bebé, ella decidirá si seguirá amamantando, tomando las debidas precauciones”, añadió.

Precauciones posparto

Aunque se crea que el proceso más importante es el del alumbramiento, Torres destacó que específicamente en el proceso posparto, la mujer y el bebé están bien vulnerables a contagiarse de infecciones. A esto le añadió lo riguroso que se debe ser con el distanciamiento social, independientemente de las emociones que surgen con la llegada de un nuevo miembro a la familia y las ansias por conocerlo.

“Son emociones y experiencias nuevas que todos quieren vivir con la llegada de un bebé, pero este no es el momento de presentarlo, sino de proteger tanto al bebé como a mamá. Es uno de los procesos más vulnerables para ambos. Esas primeras seis semanas son críticas”, advirtió.