La COVID-19 ha afectado cada aspecto de nuestra vida, incluso la forma en que socializamos. “Cuando las personas expresan distintos niveles de comodidad en cuanto a todo, como el uso de mascarillas o salidas en grupo, puede ser difícil evitar que nuestros amigos se sientan menospreciados”, dijo Gayle Whitlock, terapeuta matrimonial y familiar de California a la AARP.

“La pregunta es cómo encarar -o incluso rechazar- estas invitaciones sin ofender a nadie ni dañar las amistades. Algunas personas son más reacias al riesgo y otras se adhieren a las reglas, y eso se traslada a las relaciones”, prosiguió la experta.

Tomado en cuenta que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés) han clasificado las grandes reuniones del Día de Acción de Gracias, y posteriormente, los festejos navideños, como actividades de alto riesgo y el propio Dr. Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID, en inglés) ha advertido que los casos de coronavirus podrían aumentar si las personas viajan fuera de su ciudad y se reúnen en lugares cerrados, tendrás que decidir si mejor es quedarse en casa. Especialmente cuando hay miembros de la familia que pueden correr riesgos debido a su edad o condiciones subyacentes. “Puede que tengas que hacer el sacrificio”, admitió Fauci.

No obstante, “si eres el anfitrión u organizas una visita, tienes la responsabilidad de adaptarte a lo que necesitan las personas a quienes invitas”, dijo Sasha Nelson, de The Business of Friendship, con sede en San Francisco, en la página web de la AARP. “Sé sincero en cuanto a los posibles invitados y no invites a nadie de sorpresa”. Por ejemplo, la experta sugiere proceder como lo harías con amigos que no tienen el mismo nivel económico. “No intentarías convencer a alguien de hacer algo que estuviera fuera de sus medios económicos, así que ofrece opciones para que se pueda llevar a cabo la reunión y expresa tu aceptación”.

Asimismo, “cuando te inviten a algún lado, di lo que piensas y expresa con claridad tus expectativas en cuanto al uso de mascarillas, las interacciones en lugares cerrados y al aire libre y el distanciamiento social”, indicó Nelson. “Sé transparente: si un adolescente en tu casa puede haber estado expuesto a alguien que pueda tener coronavirus, permite que tu amigo decida las medidas que prefiere tomar para protegerse del riesgo. Piensen juntos y tomen decisiones entre todos para que todo sea lo más seguro posible”.

De paso, el grupo familiar bien pudiera establecer que todos presenten un comprobante con resultado negativo de COVID-19 antes de asistir, pedir directamente que si alguien se siente enfermo, no asista y que los que viajen desde el extranjero, hagan cuarentena antes de presentarse en tu casa. La seriedad de la situación lo amerita y nadie debiera sentirse ofendido. Para algunos, ya ha sido la diferencia entre la vida o la muerte.

Aprende a compartir en el escenario pandémico

“Es importante que reconozcamos que un ‘no’ de parte de otra persona no implica un rechazo. Muchas veces asumimos que tiene que haber una respuesta afirmativa, o un ‘si’ incondicional de parte de la familia, pero tenemos que aceptar que todos los vínculos amorosos tienen que respetar las condiciones que nos imponen, entre ellas, cómo nuestros familiares logran sentirse más seguros”, dijo Edgar L. Colón, psicólogo clínico experto en terapia de familia. “Aceptar el ‘no’ de un familiar que decide no ir a una fiesta es una fiesta en sí misma, es celebrar las virtudes del cuidado y de ese modo, adaptar esos deseos de compartir al escenario pandémico”.

“Quiero recalcar que es muy importante el aislamiento físico, pero no se nos está prohibiendo disfrutar, no se trata de distancia afectiva, emocional, o social. Lo que sí hay que tomar en cuenta es si esa persona con la que te vas a juntar -siempre y cuando se sigan las reglas y condiciones para prevenir el contagio- está en posición de cuidarse a sí misma y de cuidar al otro. Estás haciendo un contrato de interacción social, que siempre ha sido parte de la vida, del desarrollo, es importante el contacto con el otro”, enfatizó.

“Lo que no ha cambiado es lo que nos mueve a acercarnos”, sentenció Colón. “Los finales nos ponen nostálgicos, hay un sentimiento de pérdida, del tiempo, pero el reencuentro con las personas que más amas es de suma importancia. De hecho, creo que los puertorriqueños de la diáspora tienen mucho que enseñarnos, porque muchos llevan años celebrando con su familia en la distancia, entonces recurren a los recuerdos y aprovechan las herramientas que provee la tecnología. Puedes ser festivo, sin poner en riesgo a nadie”.

“Una relación es un espacio con tráfico en ambas direcciones, si alguien no demuestra ningún respeto por tus preocupaciones en cuanto a la salud y la seguridad, y no quiere tener esa conversación contigo, entonces tal vez sea el momento de poner cierta distancia en esa relación”, sugirió Whitlock. Por ejemplo, si en una relación de amistad, alguna de las dos partes siente que no puede decir su verdad, ¿eso es amistad?.

Al mismo tiempo, recomienda que si no te sientes cómodo con la forma en que un amigo o familiar quiere socializar, enfócate -sin juzgar, ni discutir- en tu manera de proceder, en vez de en las acciones de los demás. La seguridad física y la seguridad emocional no son áreas que permiten mucha negociación.

Con todo, es natural que las personas quieran ver y abrazar a sus seres queridos. Para algunos, mantener ciertas tradiciones es muy importante. Sin embargo, aunque sean momentos difíciles, también hay que mirar las estadísticas con objetividad para tomar las decisiones correctas.

“Fíjate que antes del COVID-19 podía ser que tuvieras a un familiar o alguien ahí presente, cuerpo a cuerpo, y tú tratando de hablarle y esa persona seguía pendiente del celular. Mientras que con otra, mediante una videollamada, a través de una pantalla, aun estando lejos o en otro país, te sentías más cerca. Así que el objetivo no es el lugar físico, ni la fiesta. El objetivo son las relaciones que se cultivan en esos espacios, ese es el goce y el verdadero disfrute. La proximidad física no garantiza la proximidad afectiva, ni emocional”, dijo Whitlock.