Aunque, en ocasiones, pueda ser difícil entenderlo como tal, no es en absoluto egoísta ni egocéntrico colocar a nuestro ser en un primer lugar de cuidado y atención. Muchas veces, estamos más dispuestos a considerar las necesidades de los demás que las propias, así como a atender prestos las exigencias incesantes de la vida, y descuidamos el bienestar propio.

Sin embargo, todas las dimensiones que nos componen pueden ir, poco a poco, trastocándose ante el ajetreo imparable en el que nos sumimos día a día, hasta que llega un momento en el que nos vemos obligados a detenernos, transformarnos y volver a empezar.

Así, el diagnóstico de una enfermedad crónica como la diabetes representa una alteración significativa de la cotidianidad que promueve un reaprendizaje de cómo vivir, al tomar control de cada aspecto que incide en la salud.

Según la División de Promoción para la Salud del Departamento de Salud de Puerto Rico, en 2021 se estimó que el 16.8 % de las personas adultas en el archipiélago tiene diabetes, o sea, 1 de cada 6 adultos.

Aunque la diabetes tipo 2 es la más común, la tipo 1 ha incrementado rápidamente, de acuerdo con el Índice de Diabetes Tipo 1, una herramienta de simulación de datos desarrollada por varias organizaciones como la Federación Internacional de Diabetes y la Sociedad Internacional de Diabetes Pediátrica y del Adolescente, que mide y traza el impacto humano y en la salud pública de esta enfermedad (www.t1dindex.org).

“En Puerto Rico, la diabetes tipo 1 crece a un ritmo del 2.6 % anual, frente al 1.9 % de la diabetes tipo 2″, expone el Índice. Actualmente, se estima que en el país hay 15,384 personas que viven con diabetes tipo 1, en la que el páncreas no produce insulina o produce muy poca.

Aun cuando en el caso de la diabetes tipo 1 la alimentación y los hábitos de estilo de vida no se consideran causas para su desarrollo, tal como informan los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), los patrones alimentarios saludables son imprescindibles a la hora de manejarla.

“Por el trabajo, me saltaba las comidas y no me estaba cuidando. Tenía un trabajo que exigía mucho de mí y, muchas veces, no almorzaba o cenaba hasta salir de turno”, recordó Ana Paola Figueroa Diez.

A sus 25 años, su vida dio un vuelco; en noviembre de 2019 le diagnosticaron diabetes tipo 1. “Al principio, me dio mucha tristeza. El diagnóstico fue bien chocante”, expresó la modelo de la agencia Element Model & Talent Management y estudiante de maestría en consejería psicológica.

Por otra parte, la diabetes tipo 2 –cuando el nivel de glucosa (azúcar) en la sangre es demasiado alto– aparece, generalmente, en personas mayores de 45 años, de acuerdo con los CDC. No obstante, la agencia de salud pública subraya que, cada vez, más niños, adolescentes y adultos jóvenes la desarrollan.

Ante la nueva realidad que se le presentaba, Ana Paola llegó a creer que su carrera en el modelaje terminaría. “Llevo modelando profesionalmente de 14 a 15 años. Cuando me diagnosticaron, fue una de las cosas que más me afectó. Pensé: ‘aquí se fue mi carrera’, pero, gracias a Dios, ha sido todo lo contrario”, compartió.

Pese a que reconoció que, al principio, fue una situación difícil, ya siente que gestiona más fácilmente los ajustes que requiere el manejo de la enfermedad como, por ejemplo, las modificaciones en el plan de comidas y las inyecciones de insulina.

“Si todos los habitantes de Puerto Rico tuvieran acceso a insulina, tiras de prueba y una buena autogestión, podríamos recuperar 10.3 años de vida sana por persona”, declara, por su parte, el Índice de Diabetes Tipo 1.

Ahora, Ana Paola mantiene un control minucioso de lo que come y cuándo lo hace. “Lo más retante ha sido ponerme como prioridad”, aseguró quien tiene como una de sus metas completar un doctorado en psicología forense.

Durante este complejo período de adaptación, la entrevistada destacó la importancia de su red de apoyo para atravesar todo lo que conlleva la diabetes. Entre las personas con las que ha podido contar se encuentran sus progenitores Ana Diez y Carlos Figueroa; sus hermanas, su pareja y amistades, y el doctor Alex González Bóssolo, su endocrinólogo.

“Lo han sido todo”, manifestó, al expresarse sobre su madre y su padre como fuentes de inspiración. “Nos lo han dado todo. Son el ejemplo de nunca te quites”, comentó.

Hoy día, a sus 29 años, Ana Paola ha aprendido a no desesperarse. “Yo pensaba que con la insulina se iba a resolver. Es un proceso que me tomó mucho tiempo. No es un cambio de la noche a la mañana”, dijo para señalar, asimismo, la relevancia de educarse continuamente, conocer sobre la enfermedad y cómo manejarla adecuadamente.

Igualmente, habló sobre cómo los estereotipos también impregnan los asuntos relacionados con la salud. Ante ciertos comentarios que ha recibido, sostuvo que “estar flaca no necesariamente significa estar saludable”. Y señaló la importancia de los chequeos médicos.

Respecto a la prevención de la diabetes tipo 2, los CDC incluyen entre los hábitos indispensables alimentarse bien, hacer actividad física, mantener un peso adecuado y manejar el estrés. En cuanto a la diabetes tipo 1, que tiene como factores de riesgo antecedentes familiares con la enfermedad y la edad, la agencia de salud pública afirma que aún no se conoce cómo prevenir su desarrollo.

“Los científicos piensan que la diabetes tipo 1 es causada por genes y factores ambientales como los virus, que pueden desencadenar la enfermedad. Algunos estudios como el TrialNet [red internacional en la investigación sobre la diabetes tipo 1] están enfocados en identificar las causas de la diabetes tipo 1 y las posibles maneras de prevenir o retrasar el progreso o comienzo de la enfermedad”, expone el Instituto Nacional de la Diabetes y las Enfermedades Digestivas y Renales.

A la pregunta de qué le diría a las personas que han sido diagnosticadas con diabetes, Ana Paola respondió: “No permitas que la diabetes te defina ni te limite”.

La autora es periodista colaboradora de Puerto Rico Saludable.