Fomentar cambios en los patrones alimentarios que incluyan la planificación de comidas, la seguridad alimentaria y conductas de salud y bienestar son claves para la prevención y el manejo de enfermedades como la diabetes. Así lo estableció el Foro Nutrición 2023 que realizó la Asociación Puertorriqueña de Diabetes (APD).

¿Cómo puedo, día a día, desarrollar una buena alimentación?, cuestionó la presidenta de la Junta de directores de ADP, licenciada Denice Miner, al llevar el mensaje de que, más allá de una dieta, se trata de hacer un plan de alimentación saludable. “Lo mejor es crear un hábito saludable para toda la vida y eso toma mucho tiempo, no existen dietas milagrosas, sino patrones saludables”, puntualizó.

En la actualidad, se estima que Puerto Rico cuenta con 590,746 pacientes diagnosticados con diabetes, mientras que la prevalencia de prediabetes es de 22 %. De ahí la urgencia de impactar a pacientes, cuidadores y al público en general sobre cómo modificar conductas, patrones y hábitos que mejoren la calidad de vida. El foro se centró en tres temas fundamentales que incluyeron emociones, patrones y conductas.

Emociones y patrones alimentarios

La licenciada Olga Sinigaglia Montalvo, del Colegio de Nutricionistas y Dietistas de Puerto Rico, explicó que una conducta alimentaria es el conjunto de acciones que establecen la relación de los seres humanos con los alimentos. Entre los factores que influyen en los comportamientos de alimentación, mencionó, a través de la experiencia directa de los alimentos, la imitación de los modelos en el ambiente familiar, la disponibilidad de alimentos, el estatus social, la educación a nivel familiar, los simbolismos afectivos, las tradiciones culturales, las influencias sociales y genéticas, y la alimentación emocional. La manera en cómo se trastoca la parte emocional, tiene ese enlace con los hábitos y los patrones de alimentación en las familias, por tanto, para poder cambiarlo, tenemos que evaluarlo desde el inicio”, sostuvo.

El llamado de la licenciada Sinigaglia es a que, desde el proceso de preconcepción, se realice una reflexión sobre los patrones de alimentación, el estrés que le rodea a esos futuros padres y si han tenido los cuidados preventivos necesarios. “Ese cuidado y esa reflexión que comienzan desde la preconcepción deben continuar durante el embarazo y posparto. Los primeros 1,000 días de alimentación comienzan desde la concepción hasta los dos años del bebé, es indispensable una buena alimentación de la mamá, que incluya variedad de sabores para que el bebé comience a reconocerlos desde ese momento. De esa manera, se van pasando las conductas adecuadas y, cuando empecemos la alimentación complementaria de seis a diez meses, será más fácil probar alimentos difíciles de incorporar como son los vegetales”, detalló.

Además, la licenciada Sinigaglia exhortó a reflexionar sobre las rutinas de familia y dar ese modelaje con variedad de alimentos, que incluyan frutas y vegetales de diferentes texturas, para apoyar el ofrecimiento de alternativas aptas y saludables para toda la familia. “La importancia de ver la alimentación desde el ciclo de vida es que el desarrollo de manera saludable ayuda a repetir la cadena preventiva o a eliminar la cadena generacional de la diabetes. Para lograr una familia lo más saludable posible, hay que pensar en todas las conductas, incluyendo la parte emocional”, destacó.

Por su parte, la licenciada Miner añadió que “las emociones causan un aumento en la glucosa en la sangre, también causan que estemos buscando alimentos dulces. Hay que analizar y reconocer por qué estamos comiendo o picoteando, muchas veces. Al analizar, encontramos que no tenemos un patrón alimentario sano y se elige el picoteo alto en azúcar. Hay que estar pendiente y consciente de reconocer por qué quiero comer y trabajar con las emociones”.

Seguridad y manejo en los alimentos

La presidenta de la Academia de Nutrición y Dietética, licenciada Suzanne Jiménez Sánchez, expuso cómo trabajar con los alimentos y mantener una limpieza apropiada tienen un impacto en la salud. Jiménez informó que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por su sigla en inglés) reportó que una de cada seis personas se enferma por intoxicación de alimentos. “Es importante tener en cuenta que hay que mantener unas temperaturas para prevenir enfermedades; recuerden la cifra 40 a 140. Los alimentos fríos deben estar por debajo de esos 40 grados y los cocidos calientes en 140 o más. Si tenemos eso en mente, estamos contribuyendo a una seguridad alimentaria y una salud nutricional”, expresó.

De igual forma, hizo un llamado a disfrutar más de los alimentos que provienen de las plantas, consumir más alimentos locales y comprar justo lo que se necesita, para evitar desperdicios. Otro factor importante que destacó la licenciada Jiménez fue la limpieza de los alimentos y aclaró que no todos los alimentos se deben lavar. “Hay ciertos alimentos que no se deben enjuagar como las aves y los pescados. La recomendación es que se abran y cocinen, porque, al lavarlos, en vez de limpiar se riegan las posibles bacterias, lo que llamamos contaminación cruzada. Mientras que los enlatados son un foco de bacterias que a veces ignoramos, si no enjuagamos bien [las latas] cada vez que las abres, puedes transferir el sucio de la superficie hacia adentro de la lata”, informó.

Además, reforzó la importancia de almacenar los productos correctamente, ya que extiende la vida útil de un alimento, lo que ofrece seguridad alimentaria. La especialista informó que las fechas de expiración son indicadores de calidad, no necesariamente de seguridad, por ende, recomendó evaluar si es necesario disponerlos alimentos. “La comida después de cocinada no debe estar más de dos horas afuera, hay que guardarla y puede estar cuatro días bien refrigerada. Mientras que, al descongelar, solo existen tres formas: bajarlo del refrigerador, en agua fría o microondas. Cuando se descongela en agua o microondas tienes que cocinarlo inmediatamente”, puntualizó.

Planificación de comida y conductas

La licenciada Miner abordó sobre la relevancia de planificar la comida y las meriendas saludables. “El método del plato es una forma bien sencilla para examinar y reconocer si tengo variedad y control de porciones en aquellos alimentos que son los más críticos, porque aumentan los niveles de glucosa en sangre y causan obesidad”, informó. Además, el método del plato ayuda a crear el balance y a buscar alternativas para satisfacerse con diferentes alimentos, que no sean añadir más carbohidratos, porque se convierten en azúcar.

“Reconocer cuáles son los alimentos que nos dan salud, nutrición y fibra. Hay alternativas y nuevas recetas saludables que incluyen maneras creativas de incorporar más proteínas y vegetales; hay que probar y descubrir. Buscar la manera de incorporar la proteína, porque es necesaria y llena. Lo mejor es una dieta balanceada y sana, no una dieta moderna. Los carbohidratos, proteínas, vegetales, lácteos bajos en grasa y grasas saludables son parte de una alimentación saludable. Mientras más color más alimentos vivos y más vegetales”, expresó.

La autora es periodista colaboradora de Puerto Rico Saludable.