Saborear dulces provoca un sentimiento de alegría y, a veces, hasta hace olvidar a las personas cualquier situación adversa que estén pasando. Sin embargo, para quienes padecen enfermedades crónicas como la diabetes, el azúcar puede ser sumamente letal. Uno de los órganos que se afecta de forma directa con esta condición es el corazón. Muchas veces, desconocen que la diabetes puede provocar el deterioro en las funciones cardiovasculares, colocando al individuo en un riesgo mayor.

Según el doctor Ulises Rodríguez Ramos, cardiólogo, “la diabetes como condición representa el factor de riesgo principal en el desarrollo de las complicaciones cardiovasculares. Ser diabético es sinónimo de enfermedad cardíaca. Un paciente diabético tiene más de dos veces la probabilidad de daño al sistema cardíaco y a todos los segmentos vasculares del cuerpo (macro y microcirculación)”.

De acuerdo con estudios de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés), las muertes por enfermedades cardiovasculares son un 70 % más altas en adultos con diabetes que aquellas personas que no padecen la condición.

Para el 2017, aproximadamente el 32 % de las personas con diabetes tipo 2 padecían de enfermedades cardíacas. Mientras que se estima que el 68 % de las personas de 65 años o más con diabetes morirán de alguna forma por una enfermedad cardíaca, según la Asociación Americana del Corazón.

Por otra parte, las personas menores de 65 años y que padecen diabetes tienen un mayor riesgo de sufrir ataque cardíaco, accidente cerebrovascular y enfermedad renal.

Rodríguez estableció que los problemas cardíacos son la causa número uno de muerte y complicaciones en el paciente diabético, siendo estas manifestaciones comunes de difícil manejo. Los problemas del corazón suelen estar presentes en la mayoría de los pacientes diabéticos, comenzando estos desde estadios tempranos de la diabetes o prediabetes. Las complicaciones y los problemas de la diabetes son el resultado de una evolución crónica de la enfermedad, tomando años en presentarse como un evento mayor como: infarto cardíaco, derrame cerebral y mala circulación de las extremidades, que puede provocar llegar hasta la amputación, entre otras.

Los CDC, igualmente, describen que los diabéticos tienen más probabilidades de presentar insuficiencia cardíaca (IC) o fallo en el corazón. Esta condición representa una afección grave. Tener este problema no significa que el corazón ha dejado de latir, sino que no puede bombear la sangre eficazmente. Ello podría causar hinchazón en las piernas y acumulación de líquido en los pulmones, lo cual dificulta la respiración. La IC puede empeorar con el tiempo, pero, si se diagnostica en una etapa temprana puede ayudar a mejorar los síntomas y retrasar su progreso.

La diabetes es un enemigo poderoso y silencioso que, cuando se complica, no da segundas oportunidades. Una vez las complicaciones de la diabetes se manifiestan, siempre se recuerdan las medidas que no se tomaron para evitarlo”, alertó Rodríguez.

La diabetes representa un estado inflamatorio sobre los órganos y los sistemas del cuerpo, resultando en una serie de eventos celulares y hemodinámicos (presión, flujo o viscosidad sanguínea) continuos o persistentes que se traducen en una sobrecarga en diversas áreas, como: la renal, la cardiaca, la vascular, la neurológica y otras. Como resultado de esta complicación, se endurecen las arterias, promoviendo su obstrucción y mal funcionamiento.

Los pacientes diabéticos tienen la obligación de educarse, preocuparse y ocuparse de su enfermedad. No hay duda de que la educación nos empodera de la situación, pero [está] muy lejos de ser suficiente. La mayoría del tiempo, la diabetes no está sola y es acompañada por varios factores de riesgo que aceleran y se convierten en grandes catalíticos para estas complicaciones”, mencionó el cardiólogo.

Explicó que el paciente diabético se puede enfrentar a una gran cantidad de factores adversos, por lo que tiene que lograr el control en lo siguiente: peso, presión arterial/hipertensión, dejar de fumar, manejo estricto de la dieta y el consumo de alcohol. Para el galeno, las personas tienen que vivir un estilo de vida saludable como objetivo principal; no tienen la opción de equivocarse en el manejo de su enfermedad.

A modo de anécdota, el doctor explicó cómo uno de sus pacientes, relativamente joven y con diversas complicaciones, provocaron que su calidad de vida se viera sumamente comprometida por causa de una diabetes refractaria o hiperglucemia, obesidad mórbida, y problemas respiratorios y psicológicos, entre otros. Luego de este cuadro, el paciente tomó el control y, con sacrificio, así como con dedicación, se dio cuenta de que tener una buena salud no es el resultado de usar solo medicamentos, sino también de realizar cambios en las rutinas diarias para lograr el efecto positivo. Después de un año, este joven se presentó nuevamente a la oficina del Rodríguez con sus factores de riesgo controlados, presentando una calidad de vida mejorada y alejándose de la mortalidad causada por la enfermedad.

“En la medicina, no hay pociones mágicas, solo hay médicos dedicados, tratamientos efectivos y pacientes responsables y comprometidos con ellos mismos. Mi exhortación para el paciente diabético es que no deje para mañana el cuidado de su diabetes. Que se empoderen, dedicándose a trabajar para controlar los factores de riesgo, convirtiendo esto en un estilo de vida permanente. ¡Controlando su diabetes, su corazón y su vida, disfrutarán con los suyos!”, concluyó.