Hace 15 años, durante el almuerzo en un día normal de trabajo, Nedda Perales Martín sintió que el corazón “se le quería salir”. De inmediato, le pareció raro y pidió a su compañera que la llevara a una sala de emergencias.

“Cuando llegué al hospital, el miedo de no saber lo que me estaba pasando era tanto que empecé a temblar; lo único que le decía a la persona del recibidor era que por favor no me pasara nada, porque tenía que velar por mis dos hijos pequeños y por mi mamá. Del susto, no podía ni firmar los papeles”, relató.

Un electrocardiograma y otras pruebas médicas confirmaron las palpitaciones y los latidos irregulares del corazón. El diagnóstico fue claro: fibrilación auricular.

Desde entonces, Perales no falla a sus citas con el cardiólogo y el electrofisiólogo para tratar el sistema eléctrico del corazón, monitorear la arritmia, los latidos del corazón y continuar con el tratamiento adecuado.

“Incorporé muchos cambios, como caminar, comer lo más saludable posible y traté de hacer una vida normal. Siempre voy a mis citas como me lo indica el doctor. Por el hecho de estar en un tratamiento continuo, hemos podido encontrar los medicamentos que necesito. Eso ha sido clave. Mantener mi médico por tantos años, me da confianza y seguridad. La empatía con el profesional de la salud nos da la confianza y la seguridad de preguntarle hasta lo más simple; así me siento más relajada con la condición”, manifestó la paciente.

De igual forma, reconoció que cuando viene la arritmia, obviamente, se asusta y le da ansiedad.

“Voy pensando más allá de lo que podría pasar. Es difícil, no es fácil acostumbrarse a que, de momento, estás bien y, de repente, el corazón comienza con el “tucu tucu”, pero aprendí a realizar respiraciones, porque, mientras más rápido me tranquilizo, más rápido se va”, explicó.

Su adherencia al tratamiento, la disponibilidad de los medicamentos y la respuesta inmediata de su médico en caso de emergencias, son claves para la tranquilidad que siente y que contribuyen al manejo adecuado de su condición.

“Sé que tengo que controlar mi estilo de vida, qué cosas puedo hacer y en qué cosas no excederme. Con la arritmia y la fibrilación auricular puedes tener una vida normal, pero, como paciente, uno tiene que poner de su parte. Entender la afección y coger las cosas con calma”, recomendó.

Destacó, además, cómo ha cumplido con su tratamiento desde los inicios del diagnóstico.

“Cada seis meses me dan la cita y yo estoy allí fielmente. Al igual que los exámenes que me envían hacer también los tengo todos al día. Eso es sumamente importante, es imprescindible, porque con las enfermedades del corazón no se juega, definitivamente”, recalcó.

Perales hizo un llamado a las personas que presenten un latido irregular a que no piensen que no es nada, que saquen una cita con su médico y se evalúen.

“Todo puede esperar, la salud es lo primero, sin salud no se puede hacer nada”, concluyó.

La autora es periodista colaboradora de Puerto Rico Saludable.