Hoy día, los regímenes de tratamientos del virus de inmunodeficiencia humana (VIH) han mejorado significativamente el pronóstico del virus. “De hecho, vivir con VIH es similar a vivir con otras enfermedades crónicas, como diabetes o presión alta”, aseveró la infectóloga de los Centros de Prevención y Tratamiento de Enfermedades Transmisibles (CPTET) del Departamento de Salud, doctora Marisel Bosques Rosado.

El diagnóstico temprano, el acceso a servicios integrados, los nuevos tratamientos de larga duración, medicamentos con efectos secundarios leves, así como la conciencia sobre la adherencia al medicamento son las herramientas que, actualmente, ayudan a las personas con VIH a tener calidad de vida y llevar la condición de manera similar a las demás enfermedades crónicas.

Bosques Rosado, quien lleva trece años ofreciendo servicio a pacientes con VIH, recomendó que toda persona con VIH comience en tratamiento con medicamentos antirretrovirales (ARV), independientemente de su conteo de células CD4 (que indica qué tan saludable está el sistema inmunitario). Esto se debe a que:

  • Los ARV reducen la mortalidad, así como el riesgo de complicaciones graves relacionadas con el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida) y no relacionadas (como cáncer, enfermedad cardíaca prematura, disminución de la función cognitiva y envejecimiento prematuro).
  • El tratamiento antirretroviral también previene la transmisión del VIH a otras personas. El tratamiento exitoso elimina el riesgo de transmisión a un feto durante el embarazo o transmisión sexual a una pareja sin VIH.

La infectóloga resaltó que, una vez se inicia el tratamiento, tendrá que tomarse por el resto de la vida, de ahí la vital importancia de crear conciencia sobre la adherencia al tratamiento. “La interrupción del tratamiento conduce al aumento de la carga viral (la cantidad de virus en el cuerpo) y a la disminución en el conteo de células CD4. Un conteo bajo de células CD4 indica que el sistema inmunológico no está sano y que existe un riesgo significativo de desarrollar una infección oportunista”, detalló. Una infección oportunista es aquella que es poco común en personas con un sistema inmunológico saludable, pero puede desarrollarse a medida que el sistema inmunitario falla. “La resistencia es realmente un problema, porque limita los tratamientos que se le pueden dar a la persona”, añadió.

Una de las alternativas de control es la profilaxis de preexposición (mejor conocida como PrEP). Según el gerente de la División de Prevención ETS/VIH del Departamento de Salud, doctor Alexie Lugo, está confirmado que la PrEP es una herramienta efectiva para la prevención del VIH en personas que son negativas a esta condición.

“La PrEP es un medicamento que demostró que, a través de su uso correcto, puede bloquear la entrada del virus a las células que no están infectadas hasta en un 99 por ciento, lo que evita su propagación”, informó.

Ciertamente, es una combinación en la que lo ideal es que la persona que vive con el VIH tenga una carga viral suprimida y que la otra persona utilice diariamente el medicamento de PrEP. El estratega en prevención explicó que, “cuando hablamos de la PrEP, no hablamos de solo una pastilla, sino de toda una estrategia de prevención, en la que, antes de que la persona llegue a la pastilla, tiene que hacerse una prueba que confirme un diagnóstico negativo y durante el proceso debe tener acceso a la realización de pruebas para medir su condición de salud”.

De igual forma, las personas que, a conciencia, vayan a exponerse a una situación de riesgo, pueden consumir la PrEP previamente. Al momento, existen tres tipos de medicamentos, dos en pastillas y el más novel, desde diciembre del 2021, que es inyectable y de larga duración. “La PrEP está incluida dentro de las estrategias nacionales de prevención de nuevas transmisiones que proyecta el fin de la epidemia del VIH para el 2030″, confirmó Lugo.

Por su parte, Bosques aseveró que el medicamento inyectable cambió el manejo del VIH y que es un tratamiento completo que suprime el virus de manera efectiva, sin tener que combinarse con otros medicamentos orales.

A diferencia del medicamento oral, la persona solo tiene que ir a la clínica una vez al mes o cada dos meses, liberándose de la rigurosidad de tomar una pastilla diaria. “El medicamento está aprobado para darse cada mes y también hay una dosis más alta que es cada dos meses. Por consiguiente, el paciente puede estar libre de pastillas y recibiría su tratamiento seis veces al año a través de una inyección”, detalló.

“Es importante que la población entienda que lo primero es hacerse la prueba y conocer su estatus, porque es la manera de saber si se necesita tratamiento o no. Si la persona requiere tratamiento, lo recomendable es empezar lo antes posible, sin importar la carga viral ni el CD4. Debe haber un diálogo entre el paciente y el médico para que se escoja el tratamiento que más se ajuste al estilo de vida del paciente”, exhortó la infectóloga.

De hecho, al lograr la supresión del virus se logra que no progrese y se puede conseguir el control del VIH. “Con la supresión viral ocurre lo que llamamos indetectable es igual a intransmisible. Estudios demuestran que, si la persona que vive con VIH tiene una supresión viral que no se puede detectar, no se puede transmitir el virus a la pareja negativa. Eso es importante, porque es lo que sustenta que estar indetectable es igual a no transmitirlo. Se protege a la persona que vive con VIH, porque no progresa la enfermedad, pero también se transfiere esa protección a la comunidad”, afirmó Bosques Rosado.

Cabe señalar que las nuevas modalidades de tratamiento son más seguras y tolerables que al comienzo de la epidemia. “Yo le digo a mis pacientes que pueden hacer de todo con moderación, siempre que cumplan con su tratamiento. Es igual a las otras enfermedades crónicas que necesitan sus medicamentos, ya sean orales o inyectables”, puntualizó Bosques.

Para más información sobre las pruebas del VIH, medidas de prevención o tratamientos, visita salud.gov.pr o llama a la línea informativa 787-765-1010.