Cuando, hace 40 años, comenzó la epidemia del VIH no se pensó mucho en la población general, pues, en su inicio, era una enfermedad solo asociada a hombres que tenían sexo con hombres que fue bautizada en Estados Unidos como la “enfermedad de los homosexuales”.

¡Qué ilusos éramos, pues el VIH lo puede contraer cualquiera, independiente de sus preferencias sexuales, edad, sexo, religión, raza o estado social! Actualmente, en nuestro país tenemos tres poblaciones en un gran riesgo, según las estadísticas criollas, estas son: los usuarios de drogas intravenosas, hombres que tienen sexo con hombres y mujeres heterosexuales. Ahora, si, dentro de esto, buscamos las edades que más se están afectando son los jóvenes y nuestros adultos mayores.

En la actualidad, hablar del VIH con los jóvenes es más fácil, pero, a la vez, supone un gran reto: al tener tanta información disponible, podrían caer en la desinformación. Esto ocurre debido a que los estímulos informativos son muchos y, en algunos casos, sin corroborar, lo que crea percepciones erróneas acerca de varios aspectos de esta condición de salud. Sin embargo, ellos presumen que todo lo que leen es correcto y, ante el tema del VIH, asumen la postura de que “eso no me va a pasar a mí”.

No obstante, la realidad es muy distinta a la fantasía: en las clínicas de salud se están recibiendo pacientes tan jóvenes como los 16 años y, algunos casos, contagiados con solo una experiencia sexual. Estos jóvenes pensaban que, al tener relaciones sexuales solo una vez, sin protección, era muy poco probable el contagio. La verdad es que el sexo sin protección tiene muchas vertientes de riesgo: desde un embarazo no deseado hasta el contagio con enfermedades de transmisión sexual curables o el virus del VIH, el cual es tratable. Aunque, actualmente, el virus no es una condena de muerte como en sus inicios, debemos entender que es una condición que requiere tratamiento de por vida y un cuidado médico especializado.

Actualmente, nuestros adultos y adultos mayores también se pueden ver en este reglón de contagio, o porque se contagiaron cuando eran jóvenes y han madurado teniendo la condición o porque la han contraído ya mayores, esto porque, en esta etapa de la vida, muchos tienden a descuidarse, al no utilizar métodos de cuidado, entiéndase profilácticos, pues, en la juventud o en la adultez se cuidaban de embarazos no deseados, pero ya, como adultos mayores, entienden que no corren este riesgo y no se protegen. Esto da paso al contagio con cualquier enfermedad de transmisión sexual, incluyendo el VIH. También ocurre porque muchos están casados y entienden que no debe de haber este riesgo, pero, nunca se sabe; por eso, siempre es bueno hacerse la prueba del VIH por lo menos una vez al año, pues el contagio no es solo por relaciones sexuales, sino también por el uso de drogas intravenosas. A veces, aunque no lo crean, se desconocen muchas cosas de las parejas, tanto de sus relaciones sexuales como de sus costumbres pasadas y presentes. Por eso, es importante antes de empezar cualquier relación, al acabar una relación o si tienes uso de alguna sustancia, hacerte la prueba por lo menos una vez al año.

El VIH no tiene edad y puede contagiar a cualquier persona que tenga conductas de riesgo como: sexo sin protección, uso de drogas intravenosas o contacto con secreciones corporales de pacientes positivos. También podría ocurrir de una madre a su bebé en el momento del parto, si no ha tenido seguimiento prenatal o se contagió luego de las pruebas efectuadas en el último trimestre de embarazo. Por todo esto y más, es muy importante hacerse la prueba de VIH por lo menos una vez al año. Si tu médico no te la ofrece u ordena, ¡pídesela! Combatir el VIH es responsabilidad de todos. Si, en esta prueba, sales positivo, no es el fin del mundo; es el comienzo de una nueva etapa de amor a ti mismo y calidad de vida, pues hay múltiples tratamientos. Solo debes buscar ayuda con un profesional capacitado para proporcionarte ese tratamiento. Detener el VIH es responsabilidad de todos, por esto -y porque el VIH no tiene edad-, cualquier día es bueno para hacerse la prueba de VIH.

La autora es la presidenta de la Asociación de Médicos Tratantes de VIH de Puerto Rico, subdirectora médica del Concilio de Salud Integral de Loíza, Chair de la American Academy of HIV Medicine en Puerto Rico y tiene práctica privada en Carolina.