En su práctica como psicóloga clínica, la doctora Ruth González confronta un dilema que afecta profundamente a muchas parejas: la ausencia de intimidad física.

A través de su experiencia, ha trabajado con cientos de parejas, entre ellas, un matrimonio que permaneció dos años sin tener relaciones sexuales. “No se atrevían a tocarse”, relató la psicóloga.

Según relató, lo que sucedió fue que, en una ocasión, uno de los dos presentó dificultades para sostener la relación sexual. A raíz de esa experiencia, la persona no se atrevía a iniciar el sexo, por miedo a fracasar. Su cónyuge tampoco se aventuraba a iniciar los encuentros para no presionar a su pareja. Y así pasaron los días, los meses y los años. Ambos querían reconectar, pero no sabían cómo romper las barreras que se habían formado entre ellos.

“En el proceso de terapia, trabajamos en crear un espacio seguro para redescubrir su conexión física y verbalizar sus necesidades y temores”, señaló la doctora González.

Y así, después de la primera sesión, se produjo un cambio significativo, reavivando la chispa en su relación. “Lo que hacía falta era reforzar la comunicación en pareja”, sostuvo la especialista.

Comunicación abierta y seguridad emocional

El bienestar sexual es un aspecto crucial en la vida de las parejas, pero a menudo queda relegado en la lista de prioridades diarias. La doctora González enfatizó la importancia de normalizar y priorizar el bienestar sexual, no solo como fuente de placer, sino también como un pilar fundamental para la salud mental y la fortaleza de la relación.

Según la psicóloga, la clave para una vida sexual plena reside en la comunicación abierta y la seguridad emocional. Esto se alinea con las investigaciones del doctor John Gottman, profesor emérito de psicología de la Universidad de Washington y quien ha estudiado a miles de parejas durante 25 años, destacando que debe haber seguridad física y emocional, en una base sólida de amistad, para disfrutar de una experiencia sexual gratificante.

La intimidad, explicó la doctora González, no se limita al acto sexual. Incluye la capacidad de ser vulnerables, aceptar las diferencias y tener honestidad en la relación. Los actos de cuidado y cariño diarios como besos, abrazos y otros gestos de afecto, son tan importantes como el sexo en sí. Un estudio de 2017, liderado por la doctora Anik Debrot, psicóloga de la Universidad de Lausana, en Suiza, respalda esta visión, revelando que la ternura y el afecto son componentes cruciales en la satisfacción sexual.

Un aspecto preocupante es que no todas las parejas se sienten cómodas hablando de sexo. La doctora González instó a las personas a tener estas conversaciones, incluso si implica buscar ayuda a través de la terapia individual o de pareja. Hablar abiertamente sobre deseos, miedos y expectativas puede transformar la experiencia sexual y fortalecer la conexión de pareja.

Frecuencia y calidad sexual

La doctora González destacó que lo importante no es la cantidad, sino la calidad y la compatibilidad de los deseos sexuales de cada pareja.

“La capacidad de tener sexo varía con la etapa de vida. Por ejemplo, una enfermedad o una pérdida afectarán el deseo. No obstante, lo que hace la diferencia en las parejas que sobreviven una crisis es la capacidad de conexión física y mental”, aseguró la especialista.

El bienestar sexual es un viaje compartido, en el que la vulnerabilidad y la comunicación abierta son fundamentales. Cada pareja tiene su propio camino hacia la satisfacción sexual y el bienestar emocional, y lo importante es encontrar un equilibrio que funcione para ambas partes.

La autora es periodista colaboradora de Suplementos.