La educación privada en Puerto Rico se encuentra en un momento histórico en el que enfrenta retos incalculables. Nuestra comunidad educativa se ha distinguido por aceptar los retos y convertirlos en oportunidades que sirvan de catalítico al desarrollo académico y humano de nuestra población estudiantil.

El pasado mes de enero nos enfrentamos, como país, a los eventos sísmicos que impactaron severamente nuestra infraestructura física en el área suroeste de la isla. De inmediato, nuestras escuelas trabajaron planes alternos y, aunque con mucha dificultad, pudieron continuar operando con modificaciones.

Posteriormente, enfrentamos la pandemia global y una orden ejecutiva que nos requirió, cerrar operaciones y quedarnos en casa sin tener acceso al material dejado en las escuelas. De inmediato, las instituciones privadas comenzaron a diseñar y a trabajar sus planes de contingencia de manera que los estudiantes pudiesen continuar y completar el grado cursado, aún bajo las más creativas modificaciones, mientras se manejaba la emergencia. De inmediato, cada escuela privada, haciendo uso de su autonomía y su independencia, se dio a la tarea de identificar plataformas que viabilizaran la educación para sus estudiantes, fuera de manera sincrónica o asincrónica.

Habiendo tenido dicha experiencia, una vez finalizado el semestre, comenzó la búsqueda y el diseño de las estructuras particulares para este año académico. Los maestros estuvieron recibiendo los entrenamientos pertinentes a las plataformas a utilizar y los padres, de igual manera, se mantuvieron informados de los procesos. El resultado es que el sector privado de la educación del país comenzó, como de costumbre en el mes de agosto, con su año académico de manera virtual.

Durante todo este tiempo, como ha sido nuestra costumbre por los pasados 52 años, la Asociación de Educación Privada de Puerto Rico (la cual representa tanto al sector K-12, como a centros de cuidado e instituciones postsecundarias no universitarias, así como universidades y escuelas graduadas), ha estado en constante comunicación con las esferas gubernamentales para asegurarnos de que las necesidades particulares de nuestro sector sean atendidas.

Por ello, nos reunimos con el Secretario de la Gobernación en el mes de junio para solicitar que la honorable gobernadora Wanda Vázquez nos permitiera en su orden ejecutiva, al igual que a las demás empresas de servicios profesionales, ir a nuestros centros de trabajo a comenzar a crear la estructura del año académico 2020-2021. Como resultado de dicha gestión, se nos concedió la petición sujeta a seguir con todos los protocolos requeridos y someter la autocertificación a OSHA. A partir de ese momento, nuestras escuelas tuvieron la oportunidad de trabajar sobre la planificación del año. Gracias a ello, los procesos académicos no solo pudieron comenzar a tiempo, sino que están fluyendo adecuadamente, aún con todos los contratiempos que enfrentamos como institución y como país.

Continuaremos luchando por fortalecer los procesos y ajustarnos a la realidad que vivimos. De igual manera, seguiremos solidificando las estructuras mediante el análisis informado y profundo de todas las opciones disponibles.

La autora es presidenta de la Asociación de Educación Privada de Puerto Rico.