Cuando comenzó la pandemia, ningún joven imaginó que no volvería a abrazar a sus amistades escolares hasta nuevo aviso. Desde entonces, esa interacción con sus pares es lo más que extraña Christian Carmona, un estudiante de 17 años que se gradúa de una escuela vocacional de San Juan.

Luego del cierre decretado el 15 de marzo de 2020, la educación pasó a ser a distancia y los retos no se hicieron esperar, pues según el joven, con la pandemia llegó la obligación de aprender por su cuenta a utilizar herramientas tecnológicas con las cuales antes no había hecho las paces.

“Antes, yo no era una persona muy tecnológica, me gustan los libros y cosas así… [pero] tuve que ajustarme a la computadora, a manejar con ella, a las aplicaciones de la computadora, al mantenimiento de ella, [y] a la aplicación como tal de (Microsoft) Teams, que es muy compleja a veces”, relató Carmona, para luego añadir que, cuando hay mal tiempo, el internet no funciona bien.

Aunque reconoció que, desde entonces, tiene mayores dificultades para concentrarse, admitió que este modo de educación ha tenido aspectos positivos en su independencia y su preparación para la universidad, tanto así que siente entusiasmo por comenzar un grado en la Universidad de Puerto Rico, incluso si las clases fueran a distancia.

“Ya quiero entrar. Honestamente, quiero entrar a la universidad, porque yo siempre he dicho que, a diferencia de la escuela, la universidad a ti te da la oportunidad de estudiar y ejercer algo que tú quieres hacer… y creo que eso me daría un poquito más de motivación”, argumentó, mientras explicaba que se había acostumbrado a la educación en línea.

Para Juan Meléndez Alicea, experto en educación a distancia, este tipo de modalidad era necesaria en Puerto Rico, pues, según él, permite una flexibilidad especial en un país propenso a terremotos y huracanes.

“Necesitamos una educación mucho más flexible y mucho más tecnológica para vivir en el tipo de mundo que los últimos acontecimientos nos han demostrado. La pandemia, junto con los terremotos…, han demostrado que la educación rígida, basándose en estar metidos en salones de clases no tecnológicos… [es un asunto que] debemos cambiar, explicó Meléndez Alicea.

Sin embargo, el también profesor de Educación en la Universidad de Puerto Rico subrayó que muchos educadores toman la modalidad virtual como si fuera una vía temporera, situación que pone en riesgo la calidad de educación porque no se implementa de la forma correcta.

¿Qué aspectos debe tomar en cuenta la educación a distancia de calidad?

Aunque, con la educación presencial, los estudiantes pasan períodos prolongados en el salón de clases, la situación es distinta al momento de tomar clases a distancia. De acuerdo con Meléndez Alicea, el éxito de esta modalidad dependerá de la colaboración de las instituciones educativas, los municipios, educadores y estudiantes. Para lograrlo, hizo varias recomendaciones.

Cómo alcanzar el éxito académico con la modalidad de estudios a distancia

Tomar como opción la educación asincrónica- Este tipo de educación supone que los estudiantes pueden conectarse cuando puedan y no, necesariamente, a la misma hora, de manera que, si el estudiante tiene problemas con su internet, puede tomar la clase cuando su conexión se reestablezca, detalló el profesor de la UPR.

Proveer adiestramientos y equipos- Meléndez Alicea lamentó que a muchos educadores no se les provea el adiestramiento adecuado para impartir clases a distancia, pues una modalidad asincrónica, como la recomendada por él, requiere dominio de elaboración de foros, discusiones, subir y bajar documentos y de corrección de trabajos con rúbricas.

De igual forma, instó en acabar con el mito de que la generación de estudiantes actual conoce la tecnología a cabalidad, pues, según él, muchos estudiantes no dominan las funcionalidades internas de programas como PowerPoint.

Ese fue el caso de Carmona, quien detalló que no sabía trabajar con PowerPoint, pero que se tomó un tiempo para aprender por su cuenta.

A su vez, Meléndez Alicea destacó la necesidad de que la institución educativa y el municipio habiliten un espacio con computadoras e internet para aquellos estudiantes con mayor necesidad.

Ser consistente- El profesor universitario recomendó que las instituciones se acogieran a una sola modalidad y programa para evitar confundir a los alumnos cuando unos educadores imparten la clase de una forma y otros no.

Dar tiempo- El experto enfatizó en que una semana no es suficiente para lograr el dominio de las competencias que esta modalidad requiere. De manera que aconsejó a las instituciones proveer el tiempo necesario a educadores y estudiantes para manejarse en el ambiente virtual.

Por su parte, Carmona recomendó que se amplíe la comprensión entre estudiantes y educadores, porque, aunque él no ha perdido las ganas de aprender, tiene muchos compañeros desmotivados. A estos últimos, aconsejó escribir sus metas para tenerlas presentes al momento de necesitar ánimos para continuar, una exhortación que acogió gracias a una de sus maestras.