La disminución en el porcentaje de incidentes en las instituciones hospitalarias, tales como infecciones, caídas y errores en medicación, entre otros, representa un reflejo de la efectividad en el manejo de protocolos de calidad y seguridad del paciente. Esta acción eleva la eficiencia de los sistemas de salud en Puerto Rico.

Esto redunda en múltiples beneficios para los pacientes que llegan a las diversas instalaciones para atender sus respectivas enfermedades, emergencias y hasta el nacimiento de un nuevo integrante familiar y, además, protege al personal clínico y administrativo que labora en el lugar.

De acuerdo con Antonia Rosario Rivera, directora interina de Programas Institucionales y supervisora de la división de Ambiente de Cuidado y Seguridad del Centro Médico Episcopal San Lucas, el propósito de estas políticas institucionales está dirigido al “mejoramiento continuo en la calidad y seguridad del paciente”.

Para lograr la meta de prevenir errores en el cuidado y tratamiento del paciente, según Rosario Rivera, “llevamos unos indicadores para brindar un servicio que sea efectivo y seguro para nuestros pacientes, que vaya a la par con nuestra cultura de seguridad”.

Protocolos más importantes

Al enumerar los protocolos más relevantes, Rosario Rivera destacó que uno de los primordiales es la identificación correcta del paciente, que “tiene que ver con las metas nacionales de seguridad”.

Asimismo, mencionó “el protocolo de notificar cualquier evento que surja en nuestra institución para llevar un registro, un análisis, de todos los incidentes que estamos teniendo, como errores en medicación, caídas, infecciones. De esta manera, podemos implementar esas medidas correctivas para evitar recurrencias y prevenir eventos mayores”.

“La seguridad en el uso de medicamentos es muy importante para que ese paciente se sienta seguro con el tratamiento que se le esté dando, ya sea oral, intravenoso o enteral. Esto al igual que la prevención de infecciones y la reducción del riesgo a caídas y fugas de pacientes”, expuso.

“Además, el protocolo de seguridad radiológica, atención de equipo y esos equipos que tienen alarmas médicas que nos avisan que algo está pasando, ya sea con el paciente o con el equipo. Con ese mantenimiento preventivo que se le da al equipo nos ayuda a estar pendientes para evitar cualquier evento en un paciente”, sostuvo.

Otra de las políticas, resaltó, “es mejorar la comunicación entre los proveedores de salud, cómo pasamos el batón de un profesional a otro para que esté la continuidad del tratamiento al paciente”.

Entretanto, mencionó los protocolos nacionales de bioseguridad, así como la atención y seguridad del paciente pediátrico, los cuales siguen el Reglamento 102 del Departamento de Salud y la Ley 133, la cual consiste en que “no se nos vayan a llevar ningún infante, neonato o niño de nuestra institución”.

“A las fugas de pacientes adultos les damos mucho seguimiento. En cuanto al entorno, y dando esa seguridad, vigilamos a los pacientes que son víctimas de violación y maltrato que llegan a nuestro hospital”, aseveró el entrevistado. Añadió que le dan “seguimiento a la seguridad del paciente en nuestras instalaciones y a esa continuación que se le dará en la comunidad”.

¿Cómo se mide la efectividad?

Según Rosario Rivera, la evaluación y la medición de los protocolos de seguridad, “nosotros la realizamos mediante una combinación de indicadores que son cuantitativos, hacemos auditorías de esos reportes de eventos adversos y lo que es la evaluación de cumplimiento”.

Resaltó que, “en estos indicadores de seguridad, buscamos las métricas que sean medibles para evaluar si esos protocolos que tenemos establecidos están funcionando y siendo efectivos”.

“Podemos ver ahí la tasa de eventos adversos, el cumplimiento con la verificación quirúrgica de los pacientes que van a ser sometidos a cirugía. Se cuantifica todo, se hace un checklist antes de que el paciente vaya a sala de operaciones y tenemos el timeout para prevenir errores dentro de la cirugía”, sostuvo.

Por otro lado, habló de la efectividad de las encuestas de satisfacción al paciente, cuyo objetivo es evaluar su percepción sobre la seguridad.

“Si hay alguna situación con el paciente, tenemos asignado personal de servicio al cliente en las unidades clínicas y en salas de emergencia. No esperamos a que lleven las querellas y vemos qué necesidades tiene el paciente o si ha observado algo en su tratamiento que no se sienta seguro, para inmediatamente poder actuar”, enfatizó.

De otra parte, aseguró que “estos eventos se reportan al Comité de Seguridad y al Comité de Manejo de Riesgo. Las otras disciplinas que están involucradas en esos comités advienen en conocimiento y son responsables también de esa revisión del protocolo, para ver si en realidad está siendo efectivo o si hay que revisar cualquiera de las partes del protocolo”.

“En ocasiones no es el protocolo, sino la reorientación al empleado o la parte educativa, especialmente con el turnover de empleados que tenemos en los hospitales, porque hay mucha gente yéndose para Estados Unidos y hay que volver a los procesos educativos y estar todo el tiempo orientando y reorientando. Ahí está el éxito del cumplimiento de los protocolos”, confesó.

La autora es periodista colaboradora de Puerto Rico Saludable.