La experiencia debe servir para la prevención y manejo, no para bajar la guardia. Los desastres naturales (huracanes, inundaciones, terremotos) aumentan los factores de riesgo de transmisión de enfermedades. Además, Puerto Rico es una zona donde las enfermedades transmitidas por vectores son endémicas, por lo que se necesita estar alerta y mantener el control.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el momento inmediato luego de ocurrir el huracán, el riesgo de las enfermedades transmitidas por vectores como dengue puede disminuir como efecto de la destrucción de los criaderos de los vectores locales. Sin embargo, la situación puede cambiar semanas después. Por ejemplo, cuando la falta de agua potable fuerza a la población a acumular agua en recipientes que se convierten en potenciales criaderos de mosquitos transmisores de dengue. Por ende, es necesario estar alerta de los efectos indirectos de un desastre.

También, típicamente, la temporada de desastres coincide con las altas temperaturas, que actualmente traen olas de calor históricas. El catedrático del Departamento de Salud Ambiental de la Escuela Graduada de Salud Pública del RCM, doctor Pablo Méndez Lázaro, explicó que, mientras más calor, más pican los mosquitos.

“Las altas temperaturas afectan las condiciones y el periodo de vida de este mosquito, mientras más calor, más se reduce el periodo de incubación. Por ejemplo, un periodo de incubación de 14 días puede acortarse a siete. Además, las hembras, que son las que tienen la capacidad de transmitir el virus, pican más, porque consumen mayor energía, por tanto, requieren mayor alimento”, detalló Méndez.

De igual forma, los eventos de lluvia modifican las estaciones de estos mosquitos. El también líder del Caribbean Climate Adaptation Network de Puerto Rico e Islas Vírgenes sostuvo que hay evidencia de que durante las temporadas de lluvia es cuando aumentan las tasas de incidencia de enfermedades vectoriales como el dengue, chikunguña y zika. Para protegerse de los vectores, la doctora Julieanne Miranda Bermúdez, gerente del Programa de Control de Vectores del Fideicomiso de Ciencia, Tecnología e Investigación de Puerto Rico recomienda:

  • Evitar que los mosquitos encuentren lugares donde depositar sus huevos.
  • Eliminar de manera adecuada la basura y los posibles hábitats artificiales donde puedan acumular agua.
  • Vaciar, limpiar y cubrir cada semana los recipientes con agua acumulada dentro y fuera del hogar.
  • Cambiar frecuentemente el agua de consumo de animales.
  • Vaciar los objetos que puedan acumular agua de lluvia y colocarlos boca abajo o con tapa.
  • Verter agua en lugares de difícil acceso, con presencia de huevos y cepillar intensamente para eliminar los huevos.

La doctora recalcó que “algunos de los síntomas del dengue pueden confundirse con otras enfermedades. Hay que estar alertas a los síntomas para recibir atención médica y que pueda recibir un diagnóstico adecuado, ya que continúa siendo una enfermedad que puede generar complicaciones u ocasionar la muerte”.

Por otro lado, las enfermedades infecciosas como diarreas, dolores estomacales por periodos cortos, resfriados o enfermedades respiratorias pueden ocurrir después de un desastre natural. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) animan a prevenir y protegerse con las siguientes recomendaciones:

  • Limpiar, desinfectar y mantener una buena higiene para evitar enfermedades por bacterias, virus, moho y hongos.
  • Obtener atención médica en caso de lesionarse, estar enfermo o tener dificultad para manejar el estrés o la ansiedad.
  • Prevenir la intoxicación por monóxido de carbono, utilizando solo generadores, máquinas de presión, parrillas, estufas de campamentos u otros que funcionen con gasolina, gas propano, gas natural o carbón al aire libre y lejos de ventanas, puertas y salidas de aire.
  • Mantenerse fresco y beber mucho líquido para prevenir enfermarse por el calor.

Además de las enfermedades infecciosas, las condiciones de salud crónica se pueden complicar antes, durante y después de un desastre. Por consiguiente, el Plan de Preparación ante Emergencias (PPE) del Fideicomiso de Salud Pública de Puerto Rico sugiere la elaboración individual de un plan de salud de emergencia preventivo antes, durante y después del desastre para las personas con condiciones como asma, diabetes, personas viviendo con VIH/sida o enfermedades cardiovasculares. De esta manera, las personas pueden establecer acciones específicas para evitar complicaciones, ya que son una de las poblaciones más vulnerables ante una emergencia.

De igual forma, las guías del PPE recomiendan el cuidado de la salud mental con las siguientes medidas: cuidar su cuerpo, comunicarse con otras personas, tomar descansos, evitar el exceso de noticias, mantenerse informado con fuentes confiables y buscar ayuda si es necesario.

Por último, Méndez explicó que un desastre es una combinación perfecta para que se complique la salud de la población y, generalmente, los más afectados son las poblaciones vulnerables. A tales efectos, el llamado de los expertos es a reconocer la urgencia y tomar acciones preventivas de manejo y control, sin generar histeria.

La autora es periodista colaboradora de Suplementos.