Culturalmente, el consumo de alcohol está vinculado a muchas de las experiencias sociales que compartimos habitualmente. Cada celebración parece estar ligada, casi sin excepción, a la ingesta de bebidas alcohólicas, y, en la Navidad, la historia no es diferente.

“El alcohol es una sustancia legal de fácil accesibilidad y la asociamos a diferentes rituales y circunstancias de la vida”, dijo el doctor Carlos Colón Ortiz, psicólogo clínico. “Uno de los mitos es creer que para disfrutar tenemos que consumir [alcohol]. Es una experiencia socialmente aceptada y esperada”, añadió.

A pesar de la expectativa sociocultural de la presencia de bebidas embriagantes en las fiestas y los encuentros, está claro que el consumo responsable es vital para que el jolgorio comience y termine sin nada que lamentar.

Como sustancia psicoactiva, el alcohol produce alteraciones en el comportamiento, la percepción y el estado de ánimo.

“El primer órgano que se afecta [con el consumo de alcohol] es el cerebro”, afirmó el terapeuta en adicciones certificado, quien es uno de los especialistas colaboradores de MCS.

Al ser un depresor del sistema nervioso central, el alcohol ralentiza la actividad cerebral y repercute en la capacidad de respuesta, el juicio, el equilibrio, la memoria y el habla, entre otras consecuencias.

De la misma forma en la que incide en cómo se interpreta una situación particular, el consumo de bebidas alcohólicas afecta la manera en que se procesan las emociones.

“Por ejemplo, si una persona tiene dificultad en manejar su ira, el alcohol lo intensifica”, advirtió el perito.

Otro de los problemas asociados que mencionó el doctor Colón Ortiz es el incumplimiento en el desempeño de los roles o las responsabilidades. Además de su efecto desinhibidor, que puede incitar conductas de riesgo, el alcohol tiene secuelas en el organismo y puede ocasionar afecciones digestivas, hepáticas, pancreáticas y cardiovasculares.

“Beber demasiado puede debilitar el sistema inmunitario y convertir el cuerpo en un blanco mucho más fácil para las enfermedades”, apunta en su página web el Instituto Nacional sobre el Abuso del Alcohol y el Alcoholismo (NIAAA, por sus siglas en inglés). “Los bebedores crónicos son más propensos a contraer enfermedades como la neumonía y la tuberculosis que las personas que no beben demasiado. Beber mucho en una sola ocasión disminuye la capacidad del organismo para protegerse de las infecciones, incluso hasta 24 horas después de haberse emborrachado”.

Recomendaciones para un consumo responsable

La manera en la que tu cuerpo metaboliza el alcohol, o sea cómo tu organismo lo descompone y elimina, depende de factores genéticos y otros como la cantidad consumida y la nutrición general de la persona, según el NIAAA.

Por esta razón, el terapeuta en adicciones entrevistado sostuvo que, para establecer cuál sería un consumo moderado, hay que abordarlo desde las particularidades de cada persona y circunstancias específicas. Entre los elementos a tomar en cuenta, habló sobre la naturaleza de la sustancia que se consume, ya que el porcentaje o la cantidad de alcohol que contiene cada bebida es diferente.

También, es importante considerar en qué lapso y con qué frecuencia el alcohol es tomado y si la persona ingiere alimentos durante ese período. Pero, recuerda que lo que se ha denominado como consumo de bajo riesgo o moderado no supone que esté exento de riesgos.

“Beber responsablemente implica la capacidad del ser humano de medir e identificar las consecuencias del uso del alcohol”, comentó el doctor Colón Ortiz.

Otro factor importante es la libertad para decidir cuánto consumirá con el interés de que ni física, psicológica ni socialmente resulte en un impacto negativo.

En cuanto a las recomendaciones para el consumo responsable, compartimos algunas de las que el entrevistado destacó.

  1. Antes de asistir a cualquier evento en el que habrá alcohol, reflexiona y genera conciencia sobre qué te sucede cuando consumes este tipo de bebidas.
  2. Si reconoces que tienes dificultad para manejar el consumo, busca alternativas de bebidas sin alcohol como agua y jugos.
  3. Si entiendes que acudir a ese encuentro podría conllevar que pierdas el control en cuanto al consumo, considera llevar a cabo otro tipo de actividad.
  4. Busca ayuda experta para abordar y manejar los problemas relacionados al consumo y abuso del alcohol.

“El alcohol va directo a los receptores del placer en nuestro cuerpo”, indicó el experto. “Hay que identificar qué otras actividades no relacionadas al consumo de alcohol generan ese efecto como puede ser compartir con la pareja, ver una serie, o estar en familia”, finalizó.

Para las personas que son anfitrionas de un evento, el NIAAA aconseja en su nota La verdad sobre el consumo de alcohol en las fiestas de fin de año que haya conductores designados para velar por la seguridad y que se ofrezca una variedad de alimentos y refrigerios saludables.

“Los alimentos pueden demorar la absorción de alcohol y reducir la concentración máxima de alcohol en el cuerpo en aproximadamente un tercio. La comida también puede minimizar la irritación estomacal y el malestar gastrointestinal del día siguiente”, informa el escrito.