La época invernal viene acompañada de la temporada pico de las enfermedades respiratorias. Al cierre de este suplemento, Puerto Rico está en alerta de epidemia de influenza con 47,268 casos y 76 muertes reportados en lo que va de temporada 2023 - 2024, según el más reciente informe del Sistema de Vigilancia del Departamento de Salud, que incluye los datos hasta el 9 de diciembre.

El doctor Luis Nieves Garrastegui, neumólogo; y el infectólogo Lemuel Martínez coincidieron en que todos los años, en invierno, aumenta la incidencia de las infecciones respiratorias, en especial la influenza, y que cada diez años se pronostica una epidemia. Sin embargo, ambos destacaron que con la pandemia del COVID-19 hubo una excepción, debido a que la conciencia de prevención y las medidas protectoras (uso de mascarillas, distanciamiento y lavado de manos) ayudaron a controlar los virus respiratorios y la influenza en grandes niveles.

“Después que se liberaron las medidas preventivas del COVID-19, existe una confianza y sobreexposición de las personas, y eso hizo que aumentaran los casos de influenza al nivel de epidemia que estamos ahora. Estos aumentos comenzaron a verse desde agosto”, informó Nieves Garrastegui. La influenza se mide de julio a 2022 a junio de 2023 y con los datos que se recopilan se produce la nueva vacuna para septiembre de cada año.

“Son cuatro tipos de influenza (A, B, C y D). La A y la B son las que más afectan a los humanos. En Puerto Rico, la más común es la influenza A. Este año ocurre algo interesante y es que vemos un aumento bien significativo de influenza B, al punto de que está casi pareado con influenza A. Incluso, hay semanas que se reportan más casos de influenza B que A”, explicó Nieves Garrastegui. Los datos recientes de la semana epidemiológica que cubre del 3 al 9 de diciembre confirmaron 1,594 casos nuevos de influenza B, versus 1,300 de influenza A.

Por su parte, Martínez señaló que es importante conocer que, a diferencia del COVID-19 (en el que predomina una variante), la influenza consta de varias cepas y variantes que circulan a la vez. Por consiguiente, si una persona sale positivo a influenza A, puede adquirir, en la misma temporada, una variante de influenza A o influenza B. Sin embargo, al vacunarse, queda protegida de las cepas y variantes de influenza.

“Estamos vacunando contra una variante de COVID [ómicron] versus la vacunación contra tres o cuatro cepas de influenza hace más de diez años. Todavía el virus de influenza H1 N1 circula y tienen la capacidad de afectar a adultos y embarazadas, que fue lo trágico de la pandemia de 2009. Desde entonces, las recomendaciones de vacunación cambiaron a que todo el mundo debe vacunarse anualmente desde los seis meses”, puntualizó Martínez.

A su vez, destacó que la influenza muta cuatro veces más rápido que el COVID-19 y su capacidad de brincar de especies la hace más peligrosa que cualquier otro virus. “Desde verano se observan números significativos de casos y estamos entrando en los meses más activos de la temporada de influenza con números más altos de lo normal. El impacto de estos virus se está observando en las salas de emergencia, menos COVID-19 más influenza”, añadió Martínez.

Diferenciando los síntomas

Entretanto, sobre los síntomas de los virus respiratorios, el neumólogo Nieves Garrastegui sostuvo que, aunque la diferencia no es muy marcada, se puede establecer. “La influenza continúa como la enfermedad que te da síntomas en todo el cuerpo. El virus de la influenza es explosivo, estás bien hoy y mañana estás deteriorado. Mucho dolor de cuerpo, necesidad de acostarte, congestión, fiebre, incluso puede dar náuseas, vómitos y diarreas. La persona se siente acabada, lo usual es que cuando le da influenza no se le olvida nunca, porque se ponen bien enfermos”, detalló.

Mientras que el COVID-19 está presentándose más leve y menos sintomático. “Gracias a la vacunación y a los tratamientos antivirales, usualmente, presenta infección de garganta con un poco de dolor de cabeza, tos o fiebre leve”, dijo.

Cuál es el panorama

El orden actual en que predominan las enfermedades respiratorias en la isla es influenza, COVID-19, pulmonía con neumococo, micoplasma y virus respiratorio sincitial.

“Tenemos pacientes con incidencia de virus respiratorio sincitial, que se asocia a infección en los niños y no les hacen mucho caso a los adultos, pero ahora sabemos que es responsable de pacientes adultos enfermos con una enfermedad viral. Es parecido a la influenza, incluye tos, congestión y puede ocasionar fiebre, pero los síntomas son más leves, aunque se puede complicar y llevarle hasta la muerte. Por eso, es bien importante la vacunación en la población de 65 años o más”, explicó Nieves.

La vacuna de VRS está disponible este año para pacientes de 65 años o más, bajo la recomendación de su médico.

Además, está el micoplasma. Actualmente, existen pruebas que facilitan su diagnóstico, pero las pruebas positivas no significan que tiene la enfermedad activa, puede ser que estuviese expuesto o que lo tuvo. “Es una bacteria atípica y el síntoma más común es desarrollar mucha tos, además de fiebre y fatiga. Lo característico es que el paciente puede verse normal pero, al hacer la placa, asusta de tanto hallazgo de pulmonía. Por eso es que le llaman pulmonía atípica, porque, si la comparamos con la pulmonía neumocócica, los síntomas son más graduales. En la pulmonía neumocócica puedes tener un catarro que se pasa de cuatro a cinco días y presentar una tos productiva de flema de color parecido al chocolate o amarrilla. El paciente se va poniendo tóxico, a medida que pasan los días”, aclaró Nieves Garrastegui.

Los doctores especificaron que la población más vulnerable para las enfermedades respiratorias es la de ambos extremos de vida, entiéndase, infantes y pacientes de 65 años o más.

También se afectan los pacientes inmunocomprometidos con padecimientos como la diabetes, enfermedades cardiovasculares, enfermedades crónicas respiratorias o pacientes con historial de cáncer, quimioterapia o radioterapia. “Son pacientes con el sistema inmune comprometido y estos virus se aprovechan, generando rápido un problema serio. Es importante que las personas conozcan que la vacuna de influenza está disponible desde los seis meses de edad en adelante y que las personas que están expuestas al público deben protegerse”, resaltó Nieves Garrastegui.

Por su parte, Martínez señaló que “la influenza en los niños, en especial, en los neonatos, tiene un impacto de severidad bien marcado versus el COVID-19, que tenía una mortalidad más baja. Tenemos dos niños que fallecieron de influenza y sabemos que, versus los adultos, históricamente la influenza siempre ha causado muerte en niños que no tienen ninguna enfermedad. En los niños, es un factor de riesgo, aunque no padezcan de nada”.

Los especialistas enfatizaron que estas enfermedades respiratorias son prevenibles y existen vacunas para todas, menos el micoplasma. “Tenemos tratamientos, medicamentos antivirales para los virus, y antibióticos para las bacterias. Es importante que busquen ayuda médica para saber cuál es el tratamiento adecuado, acortar los síntomas y que el paciente esté saludable. Cada caso es individual y puede tener una situación que se le salga de las manos en cualquier momento”, informó Nieves Garrastegui.

Mientras, Martínez exhortó a utilizar las medidas que se aplicaron para el COVID-19 para protegerse de la influenza y otros virus respiratorios. Entre estas, lavado de manos, permanecer en lugares ventilados, taparse la boca y la nariz al estornudar, y lavarse las manos inmediatamente; y usar correctamente la mascarilla.

“Hace tres años, parecía imposible que celebráramos Navidades y conciertos cuando teníamos hospitales colapsando. Debemos recordar lo vivido y lo aprendido. Parte del proceso de estar saludables, además de comer bien y hacer ejercicios, es tener nuestras vacunas al día”, puntualizó Martínez.

La autora es periodista colaboradora de Puerto Rico Saludable.