Convivir con el trastorno bipolar implica enfrentarse a un cúmulo de emociones que oscilan entre la euforia y la desesperanza, y que pueden afectar severamente el diario vivir de la persona y sus relaciones con los demás. No obstante, recibir un diagnóstico certero representa alivio y validación, abriendo la puerta hacia la estabilidad.

Este trastorno, según la doctora Elizanette Soto Collazo del Centro de Salud Conductual San Lucas en Ponce, se caracteriza por cambios extremos en el ánimo, fluctuando entre picos emocionales, como la manía e hipomanía, y valles de depresión. Durante la fase depresiva, la persona puede sentir una tristeza abrumadora, perder interés en sus actividades diarias y hasta experimentar ideación suicida. Por otro lado, en la fase de manía o de hipomanía, hay una sensación de energía desbordante, aumento de actividad e irritabilidad. En ocasiones se observa alteración en la percepción de la realidad, lo que puede nublar el juicio y la capacidad para la toma de decisiones.

La doctora Soto Collazo distingue las variantes del trastorno: Tipo 1, con mayor nivel de disfunción y que podría requerir hospitalización en momentos de crisis, y Tipo 2, de disfunción menos pronunciada y menor duración de síntomas. Por último, está el trastorno ciclotímico, que presenta síntomas hipomaníacos y depresivos frecuentes, pero que no son tan intensos.

Durante los episodios de manía, la persona puede no percibir el impacto negativo, llevando a problemas laborales, comportamientos impulsivos riesgosos y problemas interpersonales que podrían poner en peligro la vida del paciente y la de terceros.

Aunque se desconoce la causa exacta del trastorno bipolar, la especialista comparte que diversas investigaciones apuntan a una combinación de factores, entre los que se encuentran los genes, función cerebral, deprivación del sueño, estrés o consumo de sustancias ilícitas.

A pesar de ser una condición crónica que necesita tratamiento de por vida, existen herramientas para su manejo. Mediante la psicoeducación, terapia farmacológica y psicológica, es posible estabilizar la condición. El Centro de Salud Conductual San Lucas cuenta con una sala estabilizadora de crisis, que es una sala de observación y estabilización por 23 horas. Además, ofrece servicios de hospitalización parcial y cuenta con la Unidad de Salud Conductual, que está disponible 24/7 con un equipo interdisciplinario dedicado a ayudar a los pacientes a manejar la crisis, estabilizar sus síntomas y retomar el control de su vida.

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